Imagínese la escena representada en la historia del Evangelio de hoy. Se lleva a cabo exactamente una semana antes de la crucifixión de Jesús. Él sabe lo que va a pasar; él sabe que su tiempo es corto. Entonces, ¿cómo pasa Jesús el día de hoy? Preocupado y preocupado y temiendo el dolor que pronto va a sufrir? ¿Está deprimido, tal vez? No, él está disfrutando de una fiesta! Jesús eligió pasar su último día tranquilo con sus amigos más queridos y cercanos.
Él puede relajarse alrededor de ellos. Él sabe que no van a pelear con él. Si quiere descansar, van a atender a sus necesidades y deseos. ¡Qué gran ejemplo de amistad! Mira cómo cenaban. No fue una simple comida de pan, fue un banquete!
Jesús enseñó con su ejemplo que debemos vivir con humilde sencillez, y sin embargo él también disfrutó de una comida de lujo con un montón de adornos y platos gourmet. Y ciertamente apreciaba también el lujo del perfume que su amiga Mary prodigaba a él. Él no dijo: "Oh, usted no debe tener!" (Como hacemos a menudo). Él fue muy amable al aceptar sin rechistar los regalos que sus amigos le dieron.
Este es un maravilloso ejemplo de la auténtica amistad. No importaba si el regalo era caro o frugal; lo que importaba era la profundidad de la amistad de la que procede. En la verdadera amistad, damos servicio y regalos el uno al otro simplemente porque nos amamos. No hay igualdad a la misma, sin pensar en "Si pagas la factura en el restaurante esta vez, la próxima vez me toca a mí" o "Si me invitas a tu boda, tengo que llegar teniendo un regalo de mucho valor. " María no unge a Jesús como pago por todo el bien que él había hecho por ella, sino como un don de su propia bondad, simplemente porque ella lo amaba. Ella fue acusada de ser un desperdicio, el don demasiado extravagante, pero ella no escogió el perfume basado en su precio; ella dio a su amado amigo un regalo que mostró la extravagancia de su amor. Era generosa en el entusiasmo de su amor.
¿Es su amistad con Jesús como esta? ¿Así como tratamos a nuestros amigos es como tratamos a Jesús? Nuestra amistad con Jesús debe ser tan auténtica como las relaciones que se tienen con la gente que ya han proporcionado los amigos con los que viajamos en el camino de la fe.
Jesús nos da su amor a través de las amistades santas. En la comunión de los verdaderos amigos, Jesús nos ministra, nos sana, nos enseña, muere con nosotros y nos resucita. En esas amistades, nos encontramos con Jesús, besamos sus pies y le ungimos con el perfume de nuestra adoración.
Reflexiones de las Buenas Nuevas Lunes Santo 14 de abril 2014 |
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