¿Qué tan
fuerte es tu testimonio Cristiano? ¿Tu vida da testimonio de la verdad de Dios
- no solamente tus palabras, sino la forma en que vives tu vida? ¿Refleja tu
vida la luz de Cristo, tanto, que ilumina la oscuridad en otros?
La lectura del Evangelio de hoy explica que Jesús era perseguido porque
decía la verdad de manera inflexible y porque toda Su vida era un testimonio de
esa verdad. Un barómetro para medir qué tan bien reflejan
nuestras vidas la Suya es si somos perseguidos o no. Cuando estamos
verdaderamente brillando como luz en la oscuridad, aquellos que prefieren la
oscuridad reaccionan contra nosotros. Sus ojos necesitan tiempo para adaptarse.
Piensa en
cómo reaccionas cuando estás durmiendo en una habitación oscura y alguien
enciende las luces. ¿Sonríes y dices "gracias"? No la mayoría de
nosotros. Sobresaltados, reaccionamos con enojo por la luz, aun cuando sabemos
que es hora de despertarse.
Cuando tu
vida testifica la verdad de Dios, la luz de Cristo en ti sobresalta a las
personas fuera de su sueño. Se enterrarán más profundamente bajo las mantas de
su oscuridad, porque sienten que es una frazada de seguridad. Pero tu luz continúa
filtrándose aún a través de las fibras más gruesas de las frazadas. Entonces,
si realmente quieren permanecer en la oscuridad, tratarán de encontrar una
forma de apagar tu luz. Mantente firme pero llévate tu luz a otro lado. Dales
tiempo para que se ajuste su visión. Sigue orando por ellos. Sigue amándolos.
En algún momento, la oscuridad hará que tropiecen y sus sufrimientos les harán
querer cambiar.
Mientras
tanto, ¿qué deberíamos hacer con los sufrimientos que soportamos por las
persecuciones? ¿Queremos unirnos a nuestros perseguidores en la oscuridad,
peleando sin amor? ¿Nos protegemos transigiendo, renunciando a la verdad? ¿Lo
arreglamos protestando?
Encontraremos
paz y sanación únicamente llevando nuestras quejas a Dios (y sólo a Él) y
enfocándonos en cómo las persecuciones nos unen a Cristo.
Como Jesús,
podemos ofrecer nuestros sufrimientos como un sacrificio por aquellos que viven
en la oscuridad. Jesús no venció a sus perseguidores defendiéndose a sí mismo.
Más bien, confió en que Sus sufrimientos, a su tiempo, conquistarían la
oscuridad. Podemos hacer esto también. El amor que tenemos por nuestros
perseguidores y la unión que tenemos con Jesús harán la diferencia. Nuestra
resistencia paciente ayudará a aquellos que están en la oscuridad, a adaptarse
a la luz para que sus corazones finalmente acepten la verdad.
Si no estás siendo
perseguido por tu fe, tu luz no está brillando lo suficiente. Pero si tu luz
está brillando, ¡valora qué buena es y regocíjate en ella! Vale la pena
ser perseguido por la verdad. Es un signo de que tu vida está llena de Cristo.
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