Las pequeñas empresas son las que generarán más empleo
El empresario Nicanor Restrepo cree que con Colombia en paz la economía del país crecería 2% adicional y no habrá reforma estructural del Estado.
Los años del empresario Nicanor Restrepo Santamaría, sin importar cuántos sean, han sido suficientes para todo. Sin embargo, este ingeniero de Minas y Energía de la Universidad Nacional, que ha sido un estandarte del empresariado antioqueño y colombiano, espera superar varios calendarios más para saborear a Colombia en paz durante los últimos años de su vida, que espera sean muchos.
“Yo creo que hay cosas como la felicidad y la paz, que son enunciados que tiene el ser humano, pero a los cuales no llega jamás de manera absoluta. Pero de lo que sí no hay duda es que la terminación del conflicto, como espero que ocurra, será el punto de partida para la construcción de la paz, en una sociedad pluralista, democrática, en la que todos los colombianos tendremos que poner”, señaló en entrevista con El Espectador.
Es optimista del proceso que se adelanta en La Habana, por considerar que hay elementos que nunca se habían dado en este tipo de negociaciones, de las cuales tiene amplía experiencia y que cree le permitirá al país acabar con una estela de víctimas que sobrepasa los 6 millones.
Restrepo añora ese día. Le gustaría ir de pesca y tirar el anzuelo o la atarraya, o ampliar sus cultivos de hortalizas en su refugio del oriente antioqueño. Por ahora seguirá dictando conferencias sobre su gran sueño, la terminación del conflicto y la construcción de la paz.
¿Cuál es el papel que debe tener el sector empresarial en el posconflicto?
El posconflicto es una etapa, que aparece una vez se logre terminar el conflicto mediante una negociación política. Es muy importante, porque es la etapa de construcción de la paz. Es la etapa donde hay que hacer un esfuerzo frente a las víctimas. Es un espacio donde hay que hacer un trabajo gigantesco, la sociedad en general, por reconstruir la confianza entre las partes. Es un esfuerzo por fortalecer las regiones y las localidades, en la que todos los colombianos, no solamente las empresas grandes, medianas, pequeñas, nacionales, extranjeras, privadas o públicas, tienen que participar en ese proceso de reconciliación, en la recuperación de la confianza y el reconocimiento de las víctimas. Apoyar todo lo que son los instrumentos de justicia transicional, que son elementos fundamentales para construir la paz. A todos nos compromete y nos corresponde estar en ese proceso.
¿Es optimista del proceso que se está adelantando en La Habana?
Yo soy optimista. Naturalmente con la experiencia de los hechos pasados, que albergan algunas dudas, sin embargo yo soy optimista, creo que hay unos avances y unas señales que históricamente nunca se habían vivido, lo que me permite ser optimista de que se podrá llegar finalmente a ponerle fin al conflicto interno y buscar un proceso de reinserción en la vida civil de los combatientes, de justicia y de reconocimiento a las víctimas.
¿Qué va a pasar con la reinserción?
Hay experiencia de la reinserción de varios procesos. Excombatientes que se reinsertaron y muchos de ellos tienen espacios y les encontraron trabajo en compañías, pero no solo en las grandes empresas. Las grandes empleadoras son las medianas y pequeñas empresas, que generan más del 65% del empleo del país. Y a esas empresas es a las que les corresponde abrir espacios para que personas que estuvieron vinculadas a otras actividades armadas puedan llegar con un compromiso, en términos de convivencia y de reconciliación que les permita encontrar puestos de trabajo, y seguramente lo harán.
¿Cuáles son las dificultades que se podrían presentar para que consigan un empleo?
Esa es una posibilidad. Yo creo que hay otras formas de generación de empresas, de actividades. Muchos de los combatientes son campesinos y están vinculados a zonas rurales, donde hay también todo un programa, de generación de trabajo en el sector rural. El acuerdo que se ha logrado, de una solución integral al sector agrario, tiene de por sí muchas expresiones que permiten oportunidades de trabajo para quienes hoy son combatientes y mañana en ese nuevo escenario serían agricultores o empresarios en el sector agropecuario.
¿Las empresas van a acoger a estos excombatientes?
Yo creo que lo irán haciendo. Lo harán de manera individual y de forma dispersa, pero lo harán.
¿Cuánto podría costar este proceso en el posconflicto?
Yo no sé esa cifra. Pero de lo que se habla es que ponerle fin al conflicto le permitiría a la economía colombiana, según los economistas que hacen este tipo de cuentas, crecer 2% más al año, lo cual significa que habría una economía más robusta, más trabajo y si existe un instrumento de redistribución que fortalezca y acreciente la equidad, habrá más bienestar, más gente que se recupera de la franja de pobreza y de la miseria, que entrarán al circuito económico y de consumo, y eso sin lugar a dudas significará crecimiento para las empresas. Es muy probable que lo que se tenga que hacer para fortalecer las finanzas públicas obligue a contribuciones especiales o impuestos que tendremos que pagar todos los colombianos, no solo las empresas. Que le permitan al Estado tener recursos para poner en ejecución las reformas a las que se llegare, producto de los acuerdos y otras que se deriven de hecho. De manera que seguramente todos tendremos que poner y las empresas por supuesto también.
¿Los acuerdos de La Habana transformarían las leyes del Estado?
Ninguna reforma al Estado se hará como producto de los acuerdos. Otra cosa es que existan leyes y decretos y otro tipo de decisiones administrativas o legales, pero ninguna reforma constitucional o ninguna reforma estructural al Estado vendrá producto de los acuerdos. Yo estoy convencido de que las reformas al Estado no se hacen nunca por la vía de las armas.
¿Cómo se combatiría la inequidad?
En Colombia ha habido avances y progresos en ese tema. En los últimos tres años, grandes contingentes colombianos, un poco más de dos millones, han salido de la línea de la miseria o la pobreza. El año pasado, 820 mil personas que estaban en el nivel de inequidad monetaria (pobreza absoluta) salieron de esa condición y cerca de 600 mil de la miseria.
¿Y de la inequidad multidimensional?
Esta condición aparece cuando a una persona le hacen falta por lo menos tres necesidades básicas insatisfechas, como vivienda, educación y salud, lo que la excluye de la sociedad. Y muchas de esta personas eliminaron esta condición. Yo creo que aquí hay un avance, pero lo que pasa es que las cifras en Colombia son muy grandes. Tenemos cerca de 14 millones de compatriotas que están dentro de los niveles de pobreza o de miseria y esa es una corte gigantesca de ciudadanos que hay que rescatar. Hay inequidad en términos de educación, no tanto en el acceso, pero sí en la calidad. Hay muchos temas que hay que mejorar y en un ambiente de posconflicto, en un ambiente de construcción de paz existen los medios, los recursos, mecanismos y además los compromisos para trabajar en esa dirección y erradicar lo más rápidamente posible las condiciones de inequidad, como una prioridad inaplazable que tiene la sociedad para resolver.
¿Qué debe hacer la justicia transicional para que exista equilibrio en su aplicación?
La justicia transicional cubre a los actores del conflicto, no a los actores de un lado o de otro. A todos los actores en conflicto. Esto permitirá que se revisen condenas, prontuarios y sumarios que se les han hecho a miembros de las instituciones armadas del Estado y que están en este momento condenadas por una u otra circunstancia y para ellos tendrá que haber un proceso de aproximación de la justicia transicional. Se trata de que los actores en conflicto puedan ser sometidos a un sistema de justicia especial que lo que pretende es la recuperación de las víctimas, con el reconocimiento, rehabilitación, indemnización y perdón, porque la justicia transicional tiene como centro de gravedad la justicia frente a las víctimas del conflicto.
Con la terminación del conflicto no se alcanza la paz, ¿entonces cómo se obtendrá?
No. Yo creo que hay cosas como la felicidad y la paz que son enunciados que tiene el ser humano, pero a los cuales no llega jamás de manera absoluta. Pero de lo que sí no hay duda es que la terminación del conflicto es el proceso de construcción de paz en una sociedad pluralista y democrática. Esta tiene que ser duradera para que no se repitan los hechos que nos llevaron al enfrentamiento, ni las víctimas tengan que ignorarse, sino que sean reconocidas.
¿De cuántas víctimas estamos hablando?
Tenemos en este país alrededor de 6’043.000 víctimas, entre desplazados forzados, homicidios, secuestros, violaciones sexuales y desapariciones. Estamos hablando de un grupo de personas muy grande y sobre las cuales la sociedad y el Estado deben reconocerlas y rehabilitarlas para indemnizarlas y restituirles los bienes de los cuales han sido despojados.
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