sábado, 26 de abril de 2014

LAURA GALLEGO:...LO PERVERSO DE VICKY DÁVILA

POR: BAJO LA MANGA.. LAURA GALLEGO (@lauragallegom)

Laura Gallego


Hace un par de semanas en bajolamanga.co reflexionaba en torno a cómo la realidad de todo hecho político se define a partir de un proceso de mediación, comprensión y construcción de la realidad centrada en asuntos relacionados con el poder. Todo hecho político, al dar cuenta o respuesta de una situación política, constituye una “invitación” a interpretar las situaciones políticas y a pensar acerca de lo que es deseable e indeseable. Por supuesto, esa realidad política deseable o indeseable se concentra generalmente entre la disputa eres mi amigo – o mi enemigo, donde el otro es expresamente un “contrario”, “un adversario”, una “negación”.
Ya acostumbrados a la lógica de la polarización y la confrontación entre actores que detentan el poder y definen esos escenarios de construcción política y, muy a mi pesar, escenarios de construcción social y democrática, no hay hecho que me genere más repudio que encontrar en los titulares de los principales medios informativos, oficialistas e independientes, la exaltación al periodismo sin argumentos, oportunista y tendencioso al que nos tienen acostumbrados los “periodistas investigativos”. No hay que ser fanático de la política para entender el costo que tiene para el país, una sociedad tradicionalmente apática frente al papel de la democracia, inmersa en discusiones netamente personalistas y carentes de argumentos políticos en pleno proceso electoral,estos librillos cargados de infidencias y nimiedades personales que terminan por definir el qué y el cómo se informa, el qué y el cómo se vota.
El periodismo, al menos en política, es un instrumento, no un fin en sí mismo. El propósito del periodismo, en especial si es “investigativo”, es el de informar y reflexionar en relación con una realidad y los procesos de construcción de la misma. Por ello no es gratuito, claro, que este tipo de publicaciones lleguen a las librerías en el marco de unas elecciones presidenciales atípicas. No es casual que en el auge de los debates, la propaganda política y la competencia electoral entre Uribe y Santos sea precisamente el oportunismo informativo el que alimente las discusiones de carácter político en las elecciones que decidirán por la paz o la confrontación militar. Una dualidad que ya en sí resulta real y, en ese sentido, absurda.
La información también es un producto que busca ser ofrecido y consumido, claro. El periodismo y menos en política, no es objetivo, sin duda. Los medios de comunicación y los periodistas tienen tendencias políticas, preferencias ideológicas e intereses personales válidos, por supuesto. Sin embargo, cuando le estamos apostando a la construcción de los escenarios de discusión, formación y reflexión en torno a la democracia, el Estado, la política, el capital social, es cuestionable que la realidad nacional, de entrada trágica, circule cual novela de Corin Tellado en Vanidades. Ello, en la construcción de paz, de ciudadanía, de democracia, me resulta perverso.
Tan perverso como lo son los escenarios que propicia la política colombiana, sus titulares y sus protagonistas. Tan perverso como Vicky Dávila que, reconociendo su carrera y su capacidad para influenciar los escenarios de discusión política más determinantes del país, no encuentra en el periodismo un instrumento orientado a enriquecer dichas discusiones cuando sí un mecanismo de entretenimiento frívolo y polarización personalista y amañada.
Las representaciones que definen y movilizan lo político en Colombia, entonces, lejos de poner al Estado en el centro de las discusiones sobre el ser y el deber ser de lo político y de la gestión pública, se concentran en el conflicto, la agrupación irreconciliable entre un hecho y otro, el antagonismo entre algunos pocos que produce, configura y desfiguran la realidad política y social nacional, que empobrece al ciudadano, que condena a la democracia.

http://bajolamanga.co/2014/04/25/lo-perverso-de-vicky-davila/,

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