Sigue el saqueo

www.cronicadelquindio.com,   OCTUBRE 7 DE 2021

Por: Juan José Orrego López

En la asamblea de Fenalco, con los datos del Dane frescos (3.5 millones  de desempleados, 60 % informalidad) aprovechó el director de la entidad, Jaime Alberto Cabal, para plantear unas iniciativas que crearon todo tipo de reacciones. Quedó la duda de si era o no el momento apropiado para proponer integrar proyectos en camino: No. 021 reforma a la salud, No. 099 que puede provocar daños a jóvenes profesionales, No. 413 mercado de capitales, los traslados en pensiones, artículos 104 y 125 con micos incluidos en el presupuesto del 2022, entre otros. En el país los corruptos sienten alegría y el resto tristeza al ver tanta ilegalidad y que el pueblo tocó fondo, no aguanta más. Miles de ciudadanos se preguntan ¿qué hacer o qué pasará?

Son proyectos de gran impacto social, que tocan puntos delicados con altos costos fiscales y evitan tocar otros que solo benefician a unos pocos y que, valiéndose del poco interés de otros congresistas, revelan proyectos de interés personal y político, más no de defensa del país. Algunos, tristemente, no ven peligros o los obligan a no percibir el daño que le crean a futuro a las finanzas del país. 

Esa confianza para elegir congresistas se está cayendo. Se prestan unos para tapar y apoyar proyectos fuentes de malestar que afectan la población, la economía y las finanzas, incitando al caos o corrupción, como si el propósito fuera ofender o hacer arder al país. El desorden del Congreso y su vicio de evadir, de no oír iniciativas para corregir errores o ajustar con cuidado reformas laborales y pensiones, muestran a la sociedad civil lo que preparan. Se afila el trabajo de los vándalos.

Ese temor de no ajustar a tiempo las reformas, de revisar los daños y costos que ello implica, de ignorar la poca cobertura en pensiones, sumado a no buscar de manera concertada, como debe ser, otras opciones, obliga al alto gobierno y al Congreso a mirar otra vez lo que las mayorías nunca han querido tocar. Llegó el momento de un nuevo reto: corregir o evitar, sin temor a las elecciones del próximo año, y teniendo claro la parálisis o bloqueos que vivió el país y que nadie aspira repetir, atender y encontrar sabias soluciones. La opción no es destruir o crear costos adicionales, es poder repasar y revisar costos ya conocidos que dañan las finanzas, que son los que impiden atender miles de colombianos que ven difícil su espera de lograr un trabajo digno o un retiro con su pensión. 

Esa apatía para no afrontar las reformas, pero si crear caos, provoca que ruede por el país una pregunta que nadie responde: ¿Si es tan difícil y pesado dialogar y no poder acordar las reformas laboral y pensional, por el bien del país, entonces, por qué si es más fácil y rápido engañar, falsear, destruir, robar y mentir?

Ojalá el país se encuentre con ese funcionario o grupo de congresistas o aspirantes y unos partidos berracos, de cojones, claros con su conciencia y con amor al país para que se atrevan a romper lo que para algunos es intocable.

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