lunes, 13 de enero de 2014

El país ¿Derechizado?

ELESPECTADOR.COM, LUIS CARVAJAL BASTO


Luis Carvajal Basto
La encuesta de cultura política del DANE, en su versión 2013, nos pone frente a un espejo. Lo que se ve.

Como suele pasar, por encontrarnos ocupados en asuntos “urgentes” no nos detenemos a observar los importantes. Pues eso nos ocurrió al pasar por alto este importante estudio que trata de indagar por nuestra cultura política, utilizando una herramienta que no admite dudas por objetiva y correctamente diseñada por parte de una entidad que conoce del tema. Sobre la metodología y las preguntas pueden decirse muchas cosas, incluidos sus resultados, en todo caso más objetivos que la percepción particular de “cada quien”, en un país en que, en materia de análisis político, “disparamos”, casi siempre con perdigones, hacia el cielo, por si acaso algún pato pasa por allí.
Lo primero que se revelan son algunas “verdades” relacionadas con la participación: tenemos una escasa capacidad de asociarnos y cada quien va por la vida por su exclusiva cuenta. Las cifras son aterradoras: no pertenecemos (95%) a casi ningún tipo de organización y la excepción sigue siendo la iglesia y las organizaciones religiosas (18.6%).Los partidos políticos apenas acogen al 2.2%, aunque nunca la militancia activa ha sido característica en nuestro medio. La juntas de acción comunal, por ejemplo, (4.8%) les duplican. El hallazgo más importante puede ser que los beneficios particulares a obtener son el factor más relevante (55.9%) relacionado con la participación. Estos asuntos se vuelven más significativos aún si consideramos que los colombianos creen que la variable más importante en una democracia es la misma participación (86.1%)
La percepción de democracia está regionalizada: mientras en Bogotá llega al 60% en la costa atlántica apenas al 45%.La diferencia es muy importante y se parece a las observadas en los niveles de pobreza y servicios del Estado. En general, los colombianos consideran que los derechos se protegen y garantizan, con excepción del acceso a cultura y recreación, por debajo del 40%.
En cuanto a preferencias políticas el estudio es revelador: sin preguntar por partidos, muestra que estamos “derechizados”. Los resultados derecha, 10%, centro ,5.2%, izquierda 4.2% parecieran ratificarlo y de paso explicar nuestra conducta política en años anteriores. A los partidos, en general, no les va tan mal en cuanto el 46.2% considera que son representativos de las tendencias que existen, una cifra ligeramente inferior a la de la gente que habitualmente vota en el mundo real y en el estudio (53.9%).La mala noticia es que esa percepción de representatividad cayó 5 puntos desde 2011.
Esta aproximación a la realidad de la cultura política es diferente a lo que cada uno quisiera que fuera; a sus particulares intereses y expectativas, pero es una herramienta indispensable, como punto de partida y medición de variables en el tiempo, para proponer las transformaciones que mejor le convengan a Colombia.
Parece estropeada nuestra brújula política: ¿Será, para los colombianos, la derecha sinónimo de autoridad del Estado, respeto por los derechos de los demás, las Leyes e instituciones tanto como la izquierda, portadora exclusiva del caos? Otra noticia: en el mundo de hoy las cosas parecen diferentes: Los demócratas, en todas partes, defienden al Estado y la prevalencia del interés general, respetando el interés particular. Eso hacen el presidente Obama en los Estados Unidos y las socialdemocracias europeas frente a la arremetida de quienes quieren reducir el tamaño de los gobiernos y el bienestar adquirido por las sociedades en centurias, con bastante cinismo después de la crisis. Otra cosa son las Libertades y derechos ciudadanos, en proceso de permanente actualización.
¿Cuánto de responsabilidad cabe, en esta confusión, a una izquierda que sigue recitando sus viejos discursos al tiempo que es indiferente a los derechos, por ejemplo, de los L.G.B.T y ningunea a los nuevos sectores urbanos y a los jóvenes; a los partidos, insistiendo en hacer de la política un asunto de especialistas que se benefician de ello acentuando su divorcio con la opinión; o a los gobiernos que suelen considerar que la publicidad sobre participación es suficiente para promoverla? Esperemos que próximas versiones del estudio sobre nuestra cultura política lo puedan comenzar a develar.
@herejesyluis
Bogotá: ¿Será cierto que quienes vivimos en la capital debemos escoger entre corruptos o ineptos?

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