cronicadelquindio.com, jueves 21 agosto 2025
Juan José Orrego López
Colombia vive uno de los momentos más difíciles, delicados y muy sensibles con hechos lamentables como el de la semana pasada que es imposible desconocer, la pérdida de vida de un joven dirigente político. Muchos seguidores que vieron el acto litúrgico, rodeados del dolor y angustia, percibieron en la celebración religiosa, más que sentir o ver la realidad de ese dolor, se captó una imagen hasta irrespetuosa, como si una parte de los supuestos o sinceros amigos o unos miembros de la familia no les doliera ni sintieran ni les importara ese irrespeto, pensando más bien como en otras actividades, más cuando se creía que el dolor es un sentimiento privado y no público ni mucho menos para que otros aprovechen ese dolor, buscando beneficios o intereses ajenos de frente al país donde parte del pueblo colombiano sintió de verdad el dolor que en otros no se veía ni parecían sentirlo.
Ante lo sucedido hubiéramos querido a miles de colombianos borrarles esa imagen que siempre tienen, una cara que reflejan mucho odio, rencor o sed de venganza que está en su interior, donde soñábamos cambiarlas y dibujar a pesar del dolor, un rostro de tranquilidad donde pudiéramos sentir y mirar a Colombia de manera diferente. Ante el supuesto dolor o esa imagen que vió el país, con el desconocimiento en millones de colombianos de la realidad del país, hacen que esas esperanzas de cambios sean más difícil su realización, pues la mirada de muchos dirigentes políticos realmente lo que vienen mostrando, en vísperas de elecciones no está en su mente el deseo de servir sino en las ganas y obsesión de vengarse o desquitarse. Es increíble que siendo líderes o congresistas formados no sean capaces de cambiar el odio por amor. Que tristeza.
Ante el vacío de labores claras de la dirigencia política, si no razonamos, ni tomamos conciencia de los daños que hemos participado guardando silencio, tolerando actos ilegales, permitiendo la corrupción, vendiendo la conciencia para elegir mal y unos del sector empresarial que poco les importa el país pero si les interesa para lucrarse con sus descuentos de impuestos recursos donde unos o parte fueron para financiar, apadrinar o comprar líderes o dirigentes públicos. Reflexión: Nadie siembra arroz para cosechar claveles o espinas.
Si no nos proyectamos como debe ser y se sigue maltratando al país, estaremos en peligro hasta que el pueblo y sociedad civil reaccionen o la clase política rectifiquen los daños hechos que vive el país. Por la resistencia al cambio, el hambre, desigualdades, injusticias crecerán generando un inconformismo multitudinario que asustará a la sociedad que pide protección cuando nunca han aportado o dado soluciones.
Como actores qué vivimos un ambiente delicado sueños sin cumplir, rodeados de una rebeldía y rechazo a la clase dirigente y sus partidos, provocan un malestar e irritación que se puede convertir en una gran Tormenta. Recuerdo a Voltaire que en unos de sus mensajes se asemejan a lo que hoy vive el país.
“La política es el camino para que los hombres sin principios puedan dirigir a los hombres sin memoria”.
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Juan J. Orrego L
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