Por: Armando Montenegro
Golpe y contragolpe. Es evidente que la decisión del presidente Duque de eliminar la mermelada (la entrega de puestos y partidas presupuestales a cambio de la lealtad parlamentaria) dio lugar a la desafiante propuesta de la senadora Paloma Valencia de que el Congreso reparta entre sus miembros el 20 % del presupuesto de inversión, una iniciativa que busca, con el apoyo de casi todos los partidos, que la mermelada crezca y adquiera rango constitucional.
En esta materia, el Centro Democrático está proponiendo el regreso a la reforma de 1968 que entronizó los auxilios parlamentarios. En ese año se introdujo en la Constitución la atribución del Congreso de “fomentar las empresas útiles y benéficas”, un eufemismo para referirse a sociedades de bolsillo de los parlamentarios, a cambio de su renuncia a la iniciativa del gasto. A diferencia de lo que se quiere hacer ahora, en esa oportunidad no se incorporó en la Constitución el monto de los auxilios (introducir números y porcentajes en la Constitución es una pésima costumbre de los países atrasados).
La propuesta del Centro Democrático, por su desaforada ambición presupuestal, puede poner en peligro el desarrollo de los planes de inversión del Gobierno Central (el Ministerio de Hacienda determinaría el monto del presupuesto de inversión y, a continuación, el Congreso repartiría entre sus miembros el 20 % del mismo, presumiblemente por partes iguales). No hay duda de que con esta decisión se crearía una enorme dificultad para financiar indispensables proyectos nacionales en áreas como las carreteras, la defensa, la justicia y, en especial, los programas sociales.
Los constituyentes de 1991 decidieron eliminar los auxilios creados en 1968, sobre todo porque estas partidas presupuestales les otorgaban grandes ventajas electorales a los congresistas en ejercicio frente a quienes, desde la oposición o la disidencia, aspiraban a desplazarlos de sus curules (los auxilios, ante todo, apoyan la reelección) y, además, porque eran evidentes graves casos de corrupción en el uso de estos recursos. Como bien se sabe, a pesar de su eliminación formal, en los años siguientes los auxilios renacieron con más fuerza que antes y, amparados en distintas figuras, llegaron a tener una magnitud considerable. El Congreso logró una notable injerencia clientelista en la distribución del presupuesto a cambio de sus controvertidas determinaciones en favor del Ejecutivo en el proceso 8.000 y las dos reelecciones presidenciales.
Además de las injustificadas ventajas electorales que tendrían los congresistas que buscan su reelección, la propuesta del Centro Democrático contiene otros problemas: (i) la iniciativa va en contra de la descentralización, pues hace que el Gobierno Central financie proyectos que no nacen de los planes y presupuestos territoriales (la Nación debería limitarse a cofinanciar con sus recursos los proyectos regionales que cuenten con el aporte de partidas locales y el apoyo de alcaldes, gobernadores, Concejos y Asambleas); y (ii) dadas las conocidas experiencias de corrupción, cualquier norma sobre esta materia debería establecer estrictas condiciones para la selección y contratación de los proyectos cofinanciados. Debería taponar todas las rendijas que permiten que los congresistas, sus familiares, empresas o financiadores se lucren de estos recursos.
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Pulso en Gobierno por manejo del presupuesto de inversión
.. Desbaratar a planeación nacional del control y seguimiento de la inversión, será por el pago del regalo ANTICIPADO a los congresistas del 20 % del presupuesto nacional ,? ...Increíble..
Reflexiones al tema pensiones
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