lunes, 13 de agosto de 2012

A. Guihur desaparecido.......


DE: ANTONIO AGUITUR PORTO
 
......Les juro que nunca más leeré un libro y si me arrepintiera de esta decisión y quisiera leerlo, no podré hacerlo. Se preguntarán por qué?...Bien ésta es la increíble historia...
 
En una noche de mis insomnios, recordé una leyenda que había leído hace mucho tiempo en un libro cuyo autor no recuerdo. En esa fascinante leyenda se decía que en las montañas selváticas de "Kuara kumba", había una tribu que poseía el elíxir de la eterna juventud. Pensando en mis largos años a cuesta que me hacían lento y torpe, decidí que valía la pena encontrar esa tribu. Muy decidido para mitigar mi vejez, preparé y organicé el largo viaje... y  partí hacia ese destino deseado. Varios días después y después de superar muchos obstáculos pude localizar la misteriosa tribu en la profundidad de las montañas selváticas de "Kuara kumba"
 
Me entrevisté con el Gran Hechicero de la tribu y le comenté mi deseo de adquirir el elíxir de la eterna juventud. El hechicero me dijo: ´"tú darme esa cadena de oro que colgar sobre tu cuello, y yo darte el elíxir. Acepté, le entregué mi valiosa cadena de oro y él me entregó una pequeña vasija de barro que sacó de su bohío y me dijo nuevamente: "tomarte esta bebida enseguida, regresar a tu casa y cuando tú llegar, al despuntar  el sol del día siguiente, tú hacerte muy joven"... me tomé el brebaje, por cierto muy delicioso, y me despedí del hechicero pero con la inquietante duda de que éso fuera verdad...
 
En mi viaje de regreso, ante la serie de dudas que me hostigaban, me decía a mí mismo... ya estoy "clavao", ese hechicero me engañó y se quedó con mi cadena de oro... no hay nada que hacer, estaba "clavao"... continué desilusionado mi viaje de regreso. Cuando llegué era de noche y por el cansancio del viaje me dormí profundamente.
 
Con los primeros rayos del sol que entraban por la ventana me desperté y... ¡epa!...sentí un gran cosquilleo en todo mi cuerpo y de pronto, me sentí muy joven y fuerte... ahhh ¡qué bien! me dije!...Comencé a saltar de alegría y salí corriendo por todas partes y después de mucho correr y sin agotarme por la recuperación de mi juventud, en mi pensamiento perdoné al hechicero porque pensé que me había engañado y estafado, pero no, todo estaba funcionando. ¡Qué buen y efectivo hechicero!
 
Me imaginé que físicamente luciría como en mis años de juventud y fui al espejo a mirarme y...¡epa!... qué sucede?... no me veo en el espejo...fui a otros espejos y nada... mi imagen no se reflejaba...¡bueno y qué es la vaina! me decía yo mismo!... no puede ser...no puede ser... ¡algo anda mal!... Me calmé, me relajé, me acosté y dormí un buen rato...
 
Cuando me desperté, nuevamente verifiqué en muchos otros espejos y nada...no me veía...A todos en casa trataba de hablarles sobre lo que me estaba pasando y todos me ignoraban, no me veían ni me escuchaban y así sucedía con todos, con mis familiares, vecinos, amigos y las demás personas en general, pero yo sí los veía y los escuchaba perfectamente...
 
Preocupado y horrorizado me puse a analizar detenidamente sobre lo que me estaba ocurriendo y después de hacer varias pruebas, deduje y confirmé que me había hecho invisible...sí, soy invisible.  Podía caminar y desplazarme a través de las paredes y de cualquier obstáculo y ¡uuuyyyy!... todo lo que yo tocaba o levantaba con mis manos, si no estaban sujetos al suelo, también se hacían invisibles...Dormí otro buen rato para relajarme y poder pensar calmadamente qué podía hacer.
 
¡Epa!... voy a aprovecharme de mi condición de invisible y podré disfrutar de muchas cosas sin gastar... Me dediqué a viajar gratis por todo el mundo, en avión, cruceros, trenes, comer en las cocinas de lujosos restaurantes, visitar museos, asistir a costosos y finos espectáculos, etc.  Me entrometía y por supuesto nadie me veía, en las más secretas y confidenciales reuniones de altos gobiernos internacionales y escuchaba todas las vaguedades que hablaban los políticos... hasta "me pillé" al mismísimo Pontífice de Roma, al Papa, en varias "jugadas raras"... No me van a creer pero en Bogotá, Colombia, estuve en el Congreso de la República y pude escuchar en las reuniones secretas de los congresistas cuando estaban maquinando la diabólica reforma a la justicia. Quise advertir al pueblo colombiano a través de los medios de comunicación de sus malintencionadas ideas, pero qué lástima, nadie me veía ni me escuchaba. Tomé lápiz y papel para escribir pero tanto el lápiz como el papel apenas los tocaba, también se hacían invisibles. No pude hacer nada por los colombianos.
 
Seguí viajando y me divertía en todas partes en cualquier lugar del mundo.. y todo sin pagar, totalmente gratis...  Como los objetos que yo tomaba en mis manos se desaparecían temporalmente porque también se hacían invisibles mientras yo los sostuviera, sin querer, causaba asombro, temor, discusiones y hasta peleas porque las personas se acusaban entre sí de haberse robado los objetos "desaparecidos"...
 
Pasó el tiempo y me hastié de esa "dulce vida" y decidí regresar a las montañas selváticas de "Kuara kumba" para hablar con el hechicero de la tribu y exigirle que me devolviera mi cadena de oro y... 
 
Al llegar a "Kuara Kumba" al sitio exacto donde conocí y "negocié" con el hechicero de la tribu para que me diera el elíxir de la eterna juventud,...¡epa!...¡qué pasó aquí?! me pregunté en silencio...  encontré todas las chozas y bohíos desocupados y un enorme y hermoso letrero de la UNESCO que textualmente  decía: "Aquí habitó una tribu muy especial que según la leyenda, todos sus habitantes se volvieron totalmente invisibles".  ¡Recórcholis, y ahora que hago?...
 
Comencé a temblar de miedo porque comprendí que no tenía probabilidad de volver a la normalidad...de recobrar mi visibilidad para que me vieran y me escucharan aunque fuera con mis años ya cumplidos...con mi vejez adquirida en la normalidad de mi vida. 
 
Qué  tristeza y qué decepción... desde ese entonces, ando sólo, nadie me ve ni me escucha, sé que me han buscado por tierra, mar y aire y finalmente me dieron por "misteriosamente desaparecido". Ya no existo para el mundo normal. Solamente los perros, con su agudo sexto sentido, sin poder verme, perciben mi presencia y comienzan a ladrar y a aullar en señal de que algo raro está sucediendo...  y todo comenzó por leer un libro y creer en su leyenda...
 
Cuando estén leyendo esta increíble pero muy cierta historia y noten que algo se mueve a su alrededor o escuchan ladrar y aullar a los perros... ése soy yo que invisible, también está leyendo la historia al lado de ustedes... pero no teman... nada les sucederá... porque simplemente ésta es otra "ocurrencia literaria" de A. Guihur...  jejejeje... Hasta la próxima.
 
(Reenvíenla a sus contactos para que nunca añoren el elixir de la eterna juventud)

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