La Selección demostró que en unidad todo es posible. Esperemos que el equipo de la oposición no se dedique a conspirar contra los anhelos de los hinchas de la paz. Es hora de la grandeza.
El regreso de la gloriosa Selección Nacional empieza a ponerle fin a lo que sin duda fue la epopeya deportiva más grande de nuestra historia. Con el agradecimiento eterno por las alegrías y la emoción patriótica que nos dieron, Colombia volverá, a regañadientes, a la normalidad.
Llegó la hora de retomar a plena máquina las responsabilidades que nos corresponden como ciudadanos, trabajadores, empresarios, y las del propio Estado, en todos sus niveles. Eso sí, sin olvidar que las alegrías colectivas que obtuvimos en Brasil nos dan un aliento de optimismo y de esperanza –una energía renovada– que hay que canalizar para enfrentar los problemas nacionales. Después de la hazaña de la Selección, las cosas no van a ser iguales.
Como lo señaló recientemente el editorial de este diario, unidos podemos alcanzar metas que parecían imposibles. Esperamos que los promotores de la división y la polarización hayan aprendido la lección. Los colombianos rechazan la pugnacidad, la belicosidad y la bravuconería con que se ha tratado de dividir, en el pasado reciente, a la nación.
Hagamos de ese aliento de unidad que nos dio la Selección el combustible que nos permita resolver los problemas más desafiantes que afectan a los colombianos. Hagamos de ese optimismo colectivo la oportunidad de construir una agenda donde converjan todos los que quieren un país mejor.
A quienes decidan irse a la oposición contra el próximo gobierno, actitud perfectamente legítima en una democracia, les convendría tener cuidado con el efecto político que les producirá convertirse en los responsables de boicotear las aspiraciones y el optimismo que hoy unen a los colombianos.
Como en el fútbol, hay que jugar con las reglas. Y, como lo hizo la Selección, saber perder. Eso significa respetar el mandato popular y, ante la frustración de la derrota, evitar desconocer y ensuciar los resultados, por más adversos que sean. Esa actitud gallarda ha sido más bien escasa entre los eliminados en las elecciones pasadas. A la “nueva derecha”, como denominó acertadamente la revista Semana al trío Uribe-Ramírez-Óscar Iván, parecería que solo le sirve el “con cara gano yo y con sello pierde usted”.
La ferocidad, que se intuye desde ya, en la función de control político que ejercerá la oposición se les puede devolver. Si por esa vía conspiran para frenar los cambios legislativos y constitucionales indispensables –por ejemplo– para alcanzar la paz, la tribuna de la opinión pública será implacable.
Con su caracterizado poco apego a la verdad y a los hechos –demostrado por las temerarias acusaciones que hicieron contra el candidato Santos y su campaña–, los debates parlamentarios, que probablemente conducirá la oposición uribista, nos recordarán otras épocas, donde cualquier acusación, por traída de los cabellos que fuera, se lanzaba impunemente para lograr un impacto político.
Afortunadamente, esos tiempos ya pasaron. Además, ya no se pueden esconder detrás de la inmunidad del expresidente Uribe. Y los agredidos tienen ahora más elementos y recursos para defenderse. La falsa denuncia es un delito contemplado en el régimen legal vigente.
Los ingleses se inventaron el concepto del juego limpio. Así jugó el Mundial la Selección Colombia, con toda la entrega, con todo el amor patrio, con toda honestidad. Al país le demostraron que en unidad todo es posible. Esperemos que el equipo de la oposición no se dedique a conspirar contra los anhelos de los hinchas de la paz, que son la mayoría. Es hora de la grandeza.
Díctum. En la euforia por la Selección pasaron inadvertidos el igualmente glorioso desempeño de la economía y la caída del desempleo. Felicitaciones.
Gabriel Silva Luján
...INTERESANTE SU COMENTARIO...PERO ES BUENO QUE ACLARE:
ResponderEliminar....ESTE EJEMPLO QUE NOS DIERON ESTOS JÓVENES DE LA SELECCIÓN, ES UN LLAMADO DE ATENCIÓN PARA TODOS, ...NO SOLO PARA LA OPOSICIÓN, ...ES PARA EL MISMO GOBIERNO, SUS ASESORES, MINISTROS Y ANTE TODO,... PARA LOS CONGRESISTAS, YA QUE EN ELLOS, ESTA LA RESPONSABILIDAD DE APLAZAR LA GUERRA, DANDO SOLUCIONES COLECTIVAS, O PROLONGAR LA GUERRA POR EL EGOÍSMO DE ELLOS DE LUCHAR MÁS POR INTERESES POLÍTICOS Y PERSONALES, QUE POR EL BIENESTAR DE LA NACIÓN Y SUS MODIFICACIONES NECESARIAS.......
por: Jaime Enrique Herazo Osorio
ResponderEliminarGracias Don Juan José por compartir. Deseándole una excelente semana.
Saludes,
Jaime Herazo
por: Silvia de Marenco
ResponderEliminarMuy bueno el ar´ticulo, gracias, ojalá entren en razón y reconozcan es gran necesidad de compartir con el gobierno y señalarle de buena manera las equivocaciones, los errores, todos somos humanos.
Gracias,
Silvia
por: Gustavo Orozco
ResponderEliminarCordial saludo señor Juan José Orrego. Gracias por sus publicaciones.
Permítame compartirle una inquietud. Las negociaciones con los abuelitos de las FARC, dice el presidente Santos que van bien; pero no se sabe lo que piensan los jefes y los obreros que están en los frentes guerrilleros. Los que tienen los fusiles y los que manejan los miles y millones de pesos y de dólares, ¿cambiarán sus planes por un salario de ley?. En caso de negocios serios, pasarán a otra organización con otro nombre es lo que pienso. Afortunadamente hay dos bancadas de oposición en el Congreso para verificar la verdad de las negociaciones. No visualizo sino negocios a escondidas. Otra olla por destapar los colombianos, el impuesto a la renta y el impuesto al patrimonio. Sanciones del 200% por no declarar y sanciones del 5% mensual por mora en declarar. Por ingresos de $37.500.000 y por Patrimonio superior a $120.500.000. Los bolsillos de los colombianos quedarán como los nueve meses de Sequía. Un abrazo. Gustavo Orozco