Expertos no ven viabilidad a la iniciativa del empresario mejicano.
La idea del magnate de crear jornadas de 11 horas por tres días y elevar la edad de retiro
por encima de los 70 años es criticada porque reduciría el salario mensual y elevaría
el estrés.
Es una idea que no ha cesado de generar polémica. Por su contenido, su propuesta o simplemente porque quien la formula es el empresario mexicano Carlos Slim, el hombre más rico del mundo (según Forbes, su fortuna asciende a US$79.600 millones), el mismo que en lugar de hablar de la adquisición de su próxima empresa de telecomunicaciones o de referirse a rendimientos de activos, se atrevió a proponer un cambio en la política laboral.
Uno muy particular: pasar de cinco a tres días laborales con una jornada de 11 horas de trabajo. De esa forma, más jóvenes se sumarian a la fuerza productiva y los adultos mayores, la principal preocupación del sistema pensional, podrían seguir trabajando más allá de los 70 años. En contraprestación, el empleado tendría cuatro días de descanso que podría dedicar al ocio creativo, a fomentar facetas productivas o a mejorar su educación.
“En esta revolución tecnológica, donde los cambios son muy rápidos e importantes, necesitamos de gente trabajadora, innovadora, creativa y entusiasta que no tenga miedo al cambio”, dijo Slim la semana pasada en Paraguay, en un foro empresarial durante el cual insistió en su particular reforma, que ya había formalizado en 2012 durante una asamblea de la ONU en Ginebra.
Pero más allá de “miedo al cambio”, la propuesta de Slim ha generado rechazo, en especial al ser considerada en un sistema laboral como el de Colombia. “Es una idea importante que abre la discusión para plantear reformas, pero en el fondo busca que cambiemos todo para que todo se mantenga igual”, dice Luis Alejandro Pedraza, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
Ese órgano sindical ha propuesto en el pasado reducir la jornada diaria de ocho a seis horas, con el objetivo de sumar nuevos trabajadores al sistema y brindarles a los empleados más horas para que dediquen a la educación y la recreación. De allí que la propuesta del empresario mexicano no los seduzca. “El estrés se incrementará con esas condiciones. Además, cualquier reforma del ámbito pensional tendría que ser aprobada primero en el Congreso”, agregó Pedraza.
Otro punto de discordia se encuentra en su sostenibilidad. “Para que sea viable, necesariamente deben reducirse los salarios, de lo contrario se aumentarán los costos y no será razonable producir. Por otra parte, aunque la disminución puede funcionar en la teoría, es imposible implementarla desde el punto de vista político. De hecho, muchas personas recibirían menos de un salario mínimo al mes”, comenta Stefano Farné, director del Observatorio del Mercado de Trabajo y Seguridad Social de la Universidad Externado de Colombia.
Mientras la discusión comienza a tomar forma, Slim ya ha implementado un sistema similar en el interior de Telmex, la joya de su imperio. Allí, la convención laboral permite que los empleados que iniciaron su vida laboral dentro de la firma a muy temprana edad sean aptos para retirarse antes de los 50 años; sin embargo, si prefieren seguir trabajando, pueden mantenerse en su cargo con sueldo completo, pero trabajando cuatro días a la semana.
Otro punto intermedio es el sistema alemán, conocido como Kurzarbeit, que estipula la reducción total o parcial de las horas que trabaja un empleado a la semana cuando su empresa manifiesta problemas económicos. El salario, entonces, se recorta entre 60 y 70%, pero el Estado se hace cargo de aportar dicha suma.
Aunque Slim aún no ha presentado formalmente el modelo económico ni las condiciones que contempla su propuesta, los expertos ya comienzan a encontrarle serios vacíos a su fórmula. “Si pretende asegurar el ingreso de los adultos mayores, tenemos que pensar que una persona de 70 años no podría trabajar 11 horas al día”, concluye Farné.
dmayorga@elespectador.com
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