LACRONICADELQUINDIO, Julio 22 de 2014
Gilberto Zaraza Arcila
En el caso específico de Agro Ingreso Seguro, era tanto el poder del exministro Arias —al que Uribe consideraba su versión mejorada— que hizo cerrar la prestigiosa revista Cambio, que fue la que destapó la piñata con los dineros públicos. Y con ironía manifestaba que estaban blindados. Cuando estuvo en la cárcel, se hizo el mártir y su única defensa era manifestar que se trataba de una persecución política, de una injusticia y que no tenía garantías procesales.
Sin embargo, la mayor evidencia de su culpabilidad y de los demás prófugos, es su huida. El que nada debe, nada teme. El que tiene la conciencia tranquila, enfrenta con seguridad la justicia. Esa justicia que los uribistas descalifican, que irrespetan de manera permanente y que solo les sirve para lustrarse los zapatos; fue demasiado generosa y benévola, a pesar de la obstrucción a la justicia, le concedió la libertad provisional, le avisó oportunamente del fallo condenatorio; para que burlara la justicia. No le dictó medida de aseguramiento, no le prohibió salir del país y le impuso una pena inferior a la que se merecía, por no colaborar con la investigación y por huir del país. Lo que se convierte en la demostración palmaria, que la justicia es solo para los estratos bajos, los delincuentes de cuello blanco tienen un tratamiento preferencial.
El gobierno tiene la obligación de hacer uso del tratado de extradición y solicitar a Estados Unidos el envío del exministro, para que cumpla con su condena. Mientras avanzan a paso de tortuga los procesos del cohecho de la reelección y las interceptaciones ilegales, que vayan poniendo las barbas en remojo los sindicados Diego Palacio, Sabas Pretelt y Bernardo Moreno. Tarde o temprano tendrán que pagar por los delitos cometidos.
Ante todo este concierto para delinquir, la gente se pregunta ¿cuándo caerá el capo? ¿Será que como en la mafia siciliana existe un pacto de silencio, para que ninguno de los condenados, de los prófugos o sindicados, se atreva a denunciar quien les daba la orden? Porque no lo hacían a espaldas del jefe, quien los defiende a ultranza. Lo paradójico es que los furibistas sigan creyendo en el mesías. Están como el ciego que no quiere ver y el sordo que no quiere oír.
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