El ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Rubén Darío Lizarralde destacó el nuevo rumbo que debe tomar el sector agropecuario del país, que demanda mayor producción y productividad.
Un nuevo rumbo en la política de desarrollo del sector agrario es lo que deja hasta hoy el ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde, durante sus once meses en el cargo. Hoy se mantiene la incertidumbre de si seguirá al frente de este o tendrían alguna suerte los ‘gabinetólogos’ de turno que postulan a uno u otro personaje, así sea familiar, amigo o lejano del sector rural.
¿Cómo está hoy el sector agropecuario del país?
Ha mantenido una tendencia creciente pero con una tasa de crecimiento por debajo del comportamiento del PIB total, salvo en periodos muy específicos como a comienzo de la década de los 90, en el 2000 y en el 2013.
Por su parte, los rendimientos por hectárea, en coherencia con el moderado crecimiento del área y la producción, han crecido a una tasa bastante modesta del 2 por ciento promedio anual, ubicándose en niveles muy inferiores a los países competidores de la región.
Finalmente, las exportaciones se han caracterizado por tener una tasa de crecimiento bastante modesta y un nivel muy bajo de diversificación.
¿Cómo está hoy el Ministerio de Agricultura?
Le hicimos un Dofa, resultado de un trabajo conjunto de los funcionarios y el equipo directivo para identificar las fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades de la organización.
Planteado lo anterior, ¿cree que se necesita un cambio de rumbo?
Como decía Albert Einstein: “Sí buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Esta frase ha inspirado el trabajo en el Ministerio.
Si queremos un campo próspero, libre de pobreza, que jalone el desarrollo, necesitamos un ministerio enfocado en planeación y formulación de políticas, basado en innovación, productividad, competitividad y sostenibilidad.
¿Y el desarrollo rural?
Debe ser integral con enfoque territorial, que promueva la participación efectiva de actores locales y regionales en la generación de políticas para el desarrollo de sus territorios.
¿Le fijó metas al Ministerio?
Sí, tres: lograr el desarrollo del sector, con un crecimiento, mínimo, del 5 por ciento anual en la siguiente década.
Reducir a la mitad la brecha urbano-rural de pobreza y duplicar el área cultivada y llegar a 10 millones de hectáreas, la mitad, con riego y drenaje.
¿Cómo se regirá su nueva estrategia?
Con cuatro puntos: productividad, competitividad y seguridad alimentaria; una política sectorial integral con intervención multisectorial; enfoque territorial, flexibilidad y capacidad de adaptación; y estímulo y énfasis en la tecnología aplicada y la biotecnología.
¿Cómo lograr cada una de estas?
La primera, con mejor uso del suelo, empleo de tecnologías y procesos de innovación, uso de buenas prácticas agrícolas, mejoras en el estatus sanitario, acceso al financiamiento y seguros y crear un ambiente propicio para la inversión privada.
La política sectorial, con nuevos esquemas de asignación de recursos. En las zonas más pobres y poco integradas a los mercados, primero invertiremos en bienes públicos (sociales e infraestructura), en mejorar la productividad de la agricultura y ordenar la propiedad y la producción del suelo.
En tercer lugar, en cuanto al enfoque territorial, el Ministerio establecerá políticas agropecuarias y piscícolas diferenciadas según los factores endógenos y las capacidades de cada territorio.
Por último, la inversión en tecnología aplicada y biotecnología serán una prioridad.
Los esfuerzos se encaminarán a mejorar las técnicas de tratamiento de los suelos, la calidad y resistencia de las semillas y los demás insumos requeridos y la aplicación de tecnología de punta en las actividades agrícolas, tales como presiembra, siembra, cosecha y poscosecha.
EL CRÉDITO ES UNA INICIATIVA ‘FUERTE’
Son varias las acciones relacionadas con el crédito y el financiamiento para los productores del sector rural.
Entre las tomadas por la Comisión Nacional de Crédito Agropecuario (CNCA) el Ministro destacó el mejoramiento al acceso por parte de los productores, el estímulo a la inversión en el campo y facilitar el pago de las deudas de los productores afectados por las variaciones del clima, la tasa de cambio y los precios.
También, se aprobaron dos leyes, la 1694 de 2013, que amplía el recaudo del gravamen del 4 por mil, mientras que la 134 de 2014 (en espera de sanción presidencial), fortalece el esquema de financiamiento para la reactivación del sector agrario.
Otras medidas tomadas, relacionadas con el acceso al crédito y el financiamiento, tienen que ver con los nuevos instrumentos financieros como el microcrédito y el factoring.
En cuanto a la flexibilización para facilitar el pago de las obligaciones financieras, se decidió mantener el monto del subsidio a las líneas especiales de crédito para normalización, para agroinsumos, para financiar la agricultura familiar, mientras que se fortaleció al Fondo Nacional de Solidaridad (Fonsa).
Con el objetivo de promover la inversión agropecuaria, se efectuaron modificaciones al Incentivo a la Capitalización Rural (ICR), modificando los plazos de solicitud del subsidio y se aprobó un nuevo modelo de gestión del Fondo Agropecuario de Garantías (FAG).
Otro de los temas financieros de candente actualidad, más cuando estaría por venir el fenómeno de El Niño, es el de los seguros para la producción agraria.
“Durante el periodo se le ha otorgado especial atención al seguro agropecuario, como un mecanismo que permitirá apoyar a los productores cuando se presenten dificultades de orden climático.
“Entre los diversos cambios, se promovió un subsidio base del 60 por ciento sobre el valor de la prima para todas las pólizas.
“Los subsidios pueden ser hasta el 80 por ciento en el caso de pequeños productores cuando participan en cultivos de vocación exportadora”, destacó el Ministro de Agricultura.
Otras medidas relacionadas con el seguro fueron la aprobación de más recursos para otorgar el incentivo al seguro, la ampliación del uso de los recursos del Fondo Nacional de Riesgos Agropecuarios y la derogación de la obligación de la toma del seguro para acceder al crédito.
TENEMOS NUESTRO ‘DIAMANTE AGROPECUARIO’
El proyecto del Diamante Caribe y Santanderes fue una iniciativa presentada por Microsoft y la Fundación Metrópoli al Gobierno. Dicho proyecto hace parte de una alianza global desarrollada por estas dos entidades cuyo propósito es mejorar la calidad de vida de los habitantes y acelerar el desarrollo económico de las ciudades como motores del desarrollo.
Este proyecto tiene dos objetivos. El primero consiste en identificar proyectos productivos en los sectores agropecuario y agroindustrial que tengan potencial exportador para aprovechar los mercados de países con los que Colombia ha firmado acuerdos comerciales, como Estados Unidos, Canadá, Suiza y la Unión Europea.
Adicionalmente, se analizan las oportunidades que representan los países de la Costa Caribe.
El segundo objetivo es presentar la oferta institucional que tiene el Gobierno para mejorar la competitividad de nuestro sector y apoyar a los productores en la perspectiva de mejorar su participación en los mercados nacionales y en la conquista de los mercados internacionales identificados.
Estos temas vienen siendo presentados en eventos regionales realizados en nueve ciudades de la región del diamante (Valledupar, Riohacha, Santa Marta, Cúcuta, Sincelejo, Bucaramanga, Cartagena, Montería y Barranquilla).
En cada uno de los eventos se presentan temas como la vocación del suelo en el departamento, productos con potencial exportador a los mercados identificados, oportunidades de negocios a nivel internacional y los proyectos de infraestructura y tecnología que existen o se tienen proyectados en la región y los que se requieren, entre otros aspectos.
Adicionalmente, existe una sección en la agenda denominada ‘Sí se puede conquistar los mercados internacionales’.
COMPONENTES PRIORITARIOS DE LA ESTRATEGIA
En el marco de los principios ya mencionados, la estrategia de desarrollo rural del ministerio tendrá los siguientes componentes:
* Ordenamiento productivo sostenible.
* Ordenamiento social de la propiedad rural.
* Desarrollo productivo competitivo.
* Bienes públicos sectoriales.
* Bienes públicos no sectoriales.
* Fortalecimiento institucional.
* Innovación y biotecnología.
EN BREVE
· Con el propósito de promocionar proyectos se lanzó el Grupo de Banca de Inversión del sector agropecuario y Piscícola.
· El Pacto Agrario inició a finales del año 2013 como un proceso de construcción participativa de política agraria.
· El Ministerio comisionó a Corpoica para rediseñar modelo operativo y conceptual para la asistencia técnica agropecuaria.
· El Ministerio tiene cuatro proyectos especiales en marcha, que son iniciativas estratégicas de alto impacto para el sector agropecuario.
· El DOFA del Ministerio
* Debilidad: insuficiente presupuesto de funcionamiento.
* Oportunidad: voluntad política y de Gobierno.
* Fortaleza: Asignación histórica de recursos.
* Amenaza: que se amplíe la brecha urbano-rural.
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