El hombre que, en muy buena medida, fue catalogado como maestro de la econometría en el país.
Manuel Ramírez será recordado por todos los economistas de su generación, de la presente y las futuras como uno de los pensadores y actores más importantes de la economía colombiana. La economía como disciplina intelectual y el desempeño del país le deben a Manuel un constante homenaje. El mundo admira la calidad de los economistas colombianos quienes admiramos a Manuel Ramírez.
Siempre se sintió orgulloso de ser “solo un formador de investigadores”. Aunque estudió Ingeniería Civil, no la ejerció, y gracias a un hogar rico en libros de economía e historia, entendió que su vocación no estaba en las obras de concreto, sino en entender a la sociedad. Por esto se hizo economista en la Universidad de los Andes en el posgrado, entonces a cargo de brillantes jóvenes economistas de la Universidad de Minnesota. Allí confirmó su pasión por las ciencias sociales y descubrió que los métodos matemáticos y estadísticos eran fundamentales.
Con esta convicción se fue a la Universidad de Yale al doctorado, donde se destacó y participó en una institución central en el desarrollo de la economía matemática y las técnicas econométricas que marcaría la disciplina desde los años 1950 hasta hoy: la Cowles Foundation. Su lema marcó lo que representa Manuel como economista: “Teoría y medida”. En la academia y en su ejercicio profesional por fuera de ella, nunca lejos de ella, siempre lo acompañó como un mandamiento que cumplió y transmitió.
Regresó al país para contribuir como profesor de economía y como Economista con mayúscula. Manuel es en muy buena parte responsable del altísimo nivel de la formación en economía en Colombia y de haber impuesto, por sus conocimientos y el respeto que producía en sus interlocutores, una forma de abordar los problemas coyunturales del país desde los métodos teóricos y estadísticos más sofisticados. Sin haber sido ministro de Hacienda ni director de Planeación Nacional, es uno de los principales hacedores de la política económica de los últimos cuarenta años. Su discreción y su honestidad intelectual lo mantuvieron alejado de la figuración mediática y por tanto poco conocido del gran público. Pero, su figura es y será respetada, admirada e imitada por toda la profesión.
Su tema de tesis doctoral lo acompañó por siempre y fue al mismo tiempo una frustración no haber podido ver su mensaje transformarse en acciones concretas en el país. Manuel estudió los determinantes e implicaciones del cambio tecnológico. Tanto para entender que allí está el secreto del crecimiento y el progreso económico, como para preocuparse por la fuente de desigualdad y desempleo que potencialmente puede representar. Por esto sus aportes no se limitaron a este tema, sino a todas sus derivaciones: equilibrios y desequilibrios macroeconómicos, desarrollo de infraestructura, regulación de los sectores portadores de tecnologías avanzadas, regulación del mercado financiero y determinantes de la desigualdad, entre otros.
Siempre se rodeó de los mejores economistas y muchos nos hicimos mejores profesionales y personas gracias a Manuel. Fue un creador y alimentador de las instituciones que hicieron y siguen haciendo la economía del país: las facultades de Economía de la Universidad de los Andes y del Rosario, la firma de estudios económicos Econometría, la Academia de Ciencias Económicas, el DNP, el DANE, el Ministerio de Hacienda, el Banco de la República, etc. Gracias, Manuel, por haber dignificado esta profesión de la teoría y la medida.
*Profesor asociado Facultad de Economía Universidad de los Andes
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