Difícil no pensar en fútbol en unos días en los que ha sido el tema predominante donde quiera que sea. Sin duda, ha sido un gran mundial. Muchos goles, muchas sorpresas y muchas emociones. Deja, por su parte, este evento, varias enseñanzas y temas de reflexión. Tal vez uno de los aspectos que más llama la atención es el de la volatilidad de la opinión pública.
Un país que se encontraba dividido y polarizado y en el que la agresividad y el hastío por lo que estaba ocurriendo estaba a flor de piel, en el curso de dos semanas se había transformado en una nación unida, en el que se había despertado el patriotismo y que lucía con orgullo los colores nacionales y cantaba el himno con pasión. Más llamativo todavía, el cambio en la percepción sobre el Presidente, el desempeño del Gobierno y sobre temas como el proceso de paz, que tantas diferencias había registrado. Las encuestas registraron un dramático cambio y en el país renació el optimismo y la esperanza. Sin duda, por los mismos días se presentaban cifras muy positivas de crecimiento y reducción del desempleo, pero es muy probable que solo pocos colombianos hayan sido conscientes de ello, embrujados por la magia de James, de Cuadrado, de Ospina y de toda nuestra Selección.
Una vivencia muy bonita y motivadora, pero que pone mucho a pensar sobre los riesgos que supone vivir al vaivén de los cambios de ánimo de la opinión pública. Eso que se ha llamado el ‘Estado de Opinión’ es, sin duda, algo que puede ser transformador, pero también aterrador cuando todo queda supeditado al voluble estado de ánimo de los ciudadanos. Sin duda, la señora Rousseff debe estar por estos días con serias preocupaciones por lo que puede significar la humillante derrota que sufrió su equipo nacional a manos de la demoledora máquina alemana.
Esa es la razón por la cual en tiempos turbulentos como los que vivimos, las instituciones son más importantes que nunca, pues lo que ellas permiten es ordenar el comportamiento de los individuos mediante conjuntos de normas, de organizaciones, en fin, de reglas de juego que trascienden a los individuos y las coyunturas. Hoy, fue el fútbol el que cambió el sentir de los colombianos, mañana puede ser cualquier cosa y seguramente estaríamos cometiendo graves errores si las decisiones se tomaran al vaivén de estos cambios de ánimo.
En un tiempo en el que las condiciones son favorables para Colombia, pero, a su vez, en los que tiene retos tan complejos, contar con instituciones sólidas es más importante que nunca.
Lo que se requiere es perfeccionar lo que se tiene, empezando por la justicia, para que en todos los frentes se cuente con estabilidad jurídica, pero también con un sentido claro de que lo que se hace mal tiene consecuencias y que ellas son previamente conocidas, y no se quedan en el papel, sino que se vuelven realidades. Es el fortalecimiento de las instituciones antes que los personalismos y las encuestas lo que debería marcar la pauta por estos tiempos.
Ricardo Villaveces P.
Consultor privado
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