He votado desde hace muchos años. La primera vez, lo hice para
aprobar el Plebiscito del 1º de diciembre de 1957 que sentó las bases para la
reconstrucción del régimen republicano y del Estado de Derecho después de las
dictaduras conservadoras. He votado de conformidad con las ideas liberales y
recuerdo con orgullo haber militado bajo las banderas del Partido cuando las
empuñaba Carlos Lleras Restrepo, el más grande estadista de Colombia en toda su
historia. Hoy, por primera vez en mi vida, me veo obligado a analizar la
posibilidad de votar en blanco. ¿Por qué? Por razones elementales que intentaré
explicar en esta nota.
En
primer lugar, el votar en blanco está previsto en la Constitución. ¿Por qué?
Porque es una manifestación de la voluntad popular y es, por lo mismo, una opción que
ofrece el sistema democrático. Quien vota en blanco lo hace porque está
convencido de que ninguno de los candidatos merece ser elegido. No rechaza el
sistema: rechaza a quienes, a su juicio, lo desfiguran con sus maniobras
politiqueras y con el uso de triquiñuelas, guiados únicamente por sus intereses
personales. Sobre la importancia de esta expresión de voluntad, dijo la Corte
Constitucional:
“Restarle
validez al voto en blanco, equivale a hacer nugatorio
el derecho de expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad
que también debe tutelar toda democracia. Desconocerle los efectos políticos al
voto en blanco, comporta un desconocimiento del derecho de quienes optan por
esa alternativa de expresión de su opinión política.” Por esto, el artículo 258
de la Constitución establece que “deberá repetirse por una sola vez la votación
para elegir miembros de una corporación pública, gobernador, alcalde o la
primera vuelta en las elecciones presidenciales, cuando los votos en blanco
constituyan la mayoría absoluta en relación con los votos válidos.” Y agrega
que en las elecciones unipersonales (alcaldes, gobernadores y presidente), no
podrán presentarse los mismos candidatos.
Es
claro, en consecuencia, que quien vota en blanco sí obra de conformidad con la democracia y
ejerce su derecho. Ejercicio que no podría jamás obligarlo a votar por candidatos
que considera incapaces o deshonestos.
De
otra parte, no estoy de acuerdo con quienes hoy dirigen el Partido Liberal. Han
olvidado los principios y se han dedicado a mendigar puestos públicos, no
precisamente para sus militantes más pobres sino para quienes les hacen algunos
trabajos sucios o cumplen sus órdenes por más insensatas que sean. Por esto no
iré a la convención cuyos organizadores anuncian que tendrá como finalidad
principal (o única) sumarse a la candidatura de Santos, no importa que haya que ir
en el último vagón del supuesto tren de la victoria. Al fin y al cabo, ahí
también hay puestos.
Otra razón que me podría llevar a votar en blanco: pienso que si quienes lo hiciéramos consiguiéramos la mayoría, se sentaría un precedente de la mayor importancia. El pueblo colombiano recibiría un mensaje claro: que nadie puede obligarlo a votar para elegir “el menos malo.” No, uno es libre. Y en ejercicio de la libertad y obrando racionalmente, sólo debe sufragar por el mejor.
Pienso que Santos no ha hecho lo suficiente para merecer la reelección. Su gobierno ha sido el de las promesas incumplidas y la falta de autoridad. A la ligera, se adoptan medidas de diverso orden. Y a la primera dificultad se da marcha atrás. Agrego que para mí la lealtad a las ideas y a las personas, es la primera virtud del hombre público. Y Santos es ejemplo de deslealtad en la historia de Colombia, en toda ella, no solamente en la más reciente. Da un mal ejemplo a la juventud y a todos.
Estos son apenas algunos de los motivos que tengo para votar en blanco en todas las elecciones del año que viene. Tiempo tendré para referirme a otros.
zipa36@yahoo.com
Otra razón que me podría llevar a votar en blanco: pienso que si quienes lo hiciéramos consiguiéramos la mayoría, se sentaría un precedente de la mayor importancia. El pueblo colombiano recibiría un mensaje claro: que nadie puede obligarlo a votar para elegir “el menos malo.” No, uno es libre. Y en ejercicio de la libertad y obrando racionalmente, sólo debe sufragar por el mejor.
Pienso que Santos no ha hecho lo suficiente para merecer la reelección. Su gobierno ha sido el de las promesas incumplidas y la falta de autoridad. A la ligera, se adoptan medidas de diverso orden. Y a la primera dificultad se da marcha atrás. Agrego que para mí la lealtad a las ideas y a las personas, es la primera virtud del hombre público. Y Santos es ejemplo de deslealtad en la historia de Colombia, en toda ella, no solamente en la más reciente. Da un mal ejemplo a la juventud y a todos.
Estos son apenas algunos de los motivos que tengo para votar en blanco en todas las elecciones del año que viene. Tiempo tendré para referirme a otros.
zipa36@yahoo.com
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