domingo, 1 de diciembre de 2013

¿Votar en blanco....?

LA CRONICA DEL QUINDIO,  Jorge Arango Mejía,  Diciembre 01 de 2013



 


 
He votado desde hace muchos años. La primera vez, lo hice para aprobar el Plebiscito del 1º de diciembre de 1957 que sentó las bases para la reconstrucción del régimen republicano y del Estado de Derecho después de las dictaduras conservadoras. He votado de conformidad con las ideas liberales y recuerdo con orgullo haber militado bajo las banderas del Partido cuando las empuñaba Carlos Lleras Restrepo, el más grande estadista de Colombia en toda su historia. Hoy, por primera vez en mi vida, me veo obligado a analizar la posibilidad de votar en blanco. ¿Por qué? Por razones elementales que intentaré explicar en esta nota.

En primer lugar, el votar en blanco está previsto en la Constitución. ¿Por qué? Porque es una manifestación de la voluntad popular y es, por lo mismo, una opción que ofrece el sistema democrático. Quien vota en blanco lo hace porque está convencido de que ninguno de los candidatos merece ser elegido. No rechaza el sistema: rechaza a quienes, a su juicio, lo desfiguran con sus maniobras politiqueras y con el uso de triquiñuelas, guiados únicamente por sus intereses personales. Sobre la importancia de esta expresión de voluntad, dijo la Corte Constitucional:

“Restarle validez al voto en blanco, equivale a hacer nugatorio el derecho de expresión política de disentimiento, abstención o inconformidad que también debe tutelar toda democracia. Desconocerle los efectos políticos al voto en blanco, comporta un desconocimiento del derecho de quienes optan por esa alternativa de expresión de su opinión política.” Por esto, el artículo 258 de la Constitución establece que “deberá repetirse por una sola vez la votación para elegir miembros de una corporación pública, gobernador, alcalde o la primera vuelta en las elecciones presidenciales, cuando los votos en blanco constituyan la mayoría absoluta en relación con los votos válidos.” Y agrega que en las elecciones unipersonales (alcaldes, gobernadores y presidente), no podrán presentarse los mismos candidatos.

Es claro, en consecuencia, que quien vota en blanco sí obra de conformidad con la democracia y ejerce su derecho. Ejercicio que no podría jamás obligarlo a votar por candidatos que considera incapaces o deshonestos.

De otra parte, no estoy de acuerdo con quienes hoy dirigen el Partido Liberal. Han olvidado los principios y se han dedicado a mendigar puestos públicos, no precisamente para sus militantes más pobres sino para quienes les hacen algunos trabajos sucios o cumplen sus órdenes por más insensatas que sean. Por esto no iré a la convención cuyos organizadores anuncian que tendrá como finalidad principal (o única) sumarse a la candidatura de Santos, no importa que haya que ir en el último vagón del supuesto tren de la victoria. Al fin y al cabo, ahí también hay puestos.

Otra razón que me podría llevar a votar en blanco: pienso que si quienes lo hiciéramos consiguiéramos la mayoría, se sentaría un precedente de la mayor importancia. El pueblo colombiano recibiría un mensaje claro: que nadie puede obligarlo a votar para elegir “el menos malo.” No, uno es libre. Y en ejercicio de la libertad y obrando racionalmente, sólo debe sufragar por el mejor.

Pienso que Santos no ha hecho lo suficiente para merecer la reelección. Su gobierno ha sido el de las promesas incumplidas y la falta de autoridad. A la ligera, se adoptan medidas de diverso orden. Y a la primera dificultad se da marcha atrás. Agrego que para mí la lealtad a las ideas y a las personas, es la primera virtud del hombre público. Y Santos es ejemplo de deslealtad en la historia de Colombia, en toda ella, no solamente en la más reciente. Da un mal ejemplo a la juventud y a todos.

Estos son apenas algunos de los motivos que tengo para votar en blanco en todas las elecciones del año que viene. Tiempo tendré para referirme a otros. 


zipa36@yahoo.com

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