La desproporcionada inhabilidad de 15 años contra el alcalde Gustavo Petro prendió las alarmas sobre el peligro que representa para la democracia del país el procurador Alejandro Ordóñez. Petro fue elegido con 721.308 votos, la segunda votación más alta en las elecciones del 30 de octubre de 2011. La más alta fue la de Sergio Fajardo para la gobernación de Antioquia, 925.956 votos, teniendo Antioquia menos población que Bogotá.
Tanto Petro como Fajardo sueñan con la presidencia de la República. Comparten ese deseo con el procurador Ordóñez, quien está sacando de su camino a sus futuros contrincantes. Ya lo hizo con Petro, ¿será que sigue Fajardo?
El gobernador de Antioquia tiene una investigación en la Procuraduría por un título minero que le entregó al esposo de una de sus escuderas, la exsecretaria de Participación Ciudadana y excandidata al senado Beatriz White. La concesión al señor Manuel Antonio Mesa para explotar por 30 años un yacimiento de arenas y gravas naturales en Santa Rosa de Osos tiene con los crespos de punta al gobernador Fajardo, quien en repetidas ocasiones ha insistido en la legalidad de esa concesión.
Fajardo no es de los afectos de Ordóñez. Es el némesis de Luis Alfredo Ramos, hoy investigado por parapolítica y uno de los personajes más cercanos al procurador. Las posturas del gobernador de Antioquia son tan progresistas que incomodan al jefe del ministerio público. A esto se suma la destitución e inhabilidad por 12 años que Ordóñez le impuso al exalcalde de Medellín Alonso Salazar, uno de los mejores amigos del gobernador Fajardo.
No sé si el título minero que otorgó Fajardo es legal o ilegal, eso lo tendrá que resolver un juez de la República. De lo que estoy seguro es que Ordóñez o el inquisidor, como lo llamó en su momento Daniel Coronell, ha acumulado tanto poder que se podría dar un banquete completo, mandando a la hoguera al mandatario con la votación más alta del país y quien es, según las encuestas, el gobernador con la favorabilidad más alta.
Atentos entonces, porque el daño podría ser doble. Petro no es de mis afectos y Fajardo me decepcionó, pero ambos fueron elegidos democráticamente con las votaciones más altas y no han cometido, creo yo, falta gravísima para declararles la muerte política.
Y como el procurador apela a un estado teocrático, aquí le dejo una cita bíblica, que le cae de perlas: "…y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?": Apocalipsis 13, 4.
POR: MERY GIRALDO R
ResponderEliminarJuan José, lo que yo veo desde mi ubicación como ciudadana totalmente apolítica, es que el Procurador ha hecho lo que tenia que hacer. Que el no tiene la culpa de que haya tantos personajes que se hacen elegir pero no están realmente comprometidos con el pais sinó con sus intereses personales.
Saludos,
MERY GIRALDO R
Juan José no sé porque se les hace raro lo del señor Petro, lo colocan como víctima eso de las basuras es de fondo o si no porque liquidan a la empresa de aguas de Bogotá y día a día pierde plata lleva más de $650.000.000.000 en pérdidas o les parece poco que estén parados toda una flota de carros compactadores nuevos y la mitad de las basuras las recogen los privados con quienes no quería saber nada que tenían vínculos con los paramilitares, que estaban desangrando la ciudad, ¿porque no intervino las tarifas y listo, no trae camiones dañados y acabados simplemente negocia o hace una prorroga y se adecua como sucedió en Armenia asumieron la recolección de las basuras programadas, él sabía que eso estaba mal y siguió, entonces porque tanto alharaca, hay detrimento patrimonial y dolo
ResponderEliminarDoña Mery:
ResponderEliminarPuede ser cierto que el Procurador esté cumpliendo con sus funciones y puede que muchos funcionarios se hayan hecho elegir sin estar comprometidos con el país, pero no esto se puede decir en ningún modo de Fajardo. A este como a Petro no se les acusa de corrupción, tal vez de equivocaciones, que las puede tener cualquiera y cada uno tiene sus criterios y sus asesores.Estos pueden haberse equivocado, pero no se puede descartar que el equivocado sea el Procurador. Y tampoco se puede negar que las convicciones políticas, ideológicas y religiosas del funcionario influyen en sus decisiones.
CLAVER RAMÍREZ