miércoles, 4 de junio de 2014

Reconoce a "los lobos" con piel de cordero....

REFLEXIONES PARA EL ALMA



En la primera lectura de hoy, San Pablo nos advierte sobre los "lobos salvajes" que dañan al rebaño de Cristo. Vienen desde adentro, nos dice, y distorsionan la verdad. ¿Por qué?"Para llevarse a los discípulos consigo." Esto, para usar un cliché moderno, es un lobo con piel de cordero. A veces, es un lobo en piel de pastor, que es mucho peor, porque las ovejas son más vulnerables ya que naturalmente confían en sus pastores.

El Papa Francisco comprende esto. Le ha advertido (abril 14, 2014) a seminaristas (y esto puede aplicarse a todos los que están en un ministerio) que tomen seriamente las palabras de los Profetas: "Pobre de los malos Pastores que se pastorean a sí mismos y no a sus rebaños." Y dijo: "Que este "Pobre" les haga reflexionar seriamente sobre su futuro." Y si no queremos ser modelados por el Espíritu Santo, dijo: "meditando cada día en el Evangelio...experimentando la misericordia de Dios en el Sacramento de la Reconciliación...tomando la Eucaristía con fe y con amor... siendo hombres de ración... sería mejor para ustedes que tuvieran el coraje de buscar otro camino."  

Los lobos que vienen de adentro son aquellos que imponen sus propios proyectos o que deliberadamente quieren aparecer como importantes. Algunos creen, realmente, que están tratando de corregir un error o que están haciendo la obra de Dios, pero NO están siendo guiados por el Espíritu Santo. Otros son matones por la forma en que pastorean a las personas que trabajan bajo su supervisión.

Todos actuamos como lobos de vez en cuando. Una forma frecuente de ser como lobo es manipular a los demás para que nos den lo que queremos. Cada vez que tratamos de controlar a otros en nuestro propio beneficio, somos lobos con piel de cordero; nos llamamos cristianos, pero en realidad nos estamos escondiendo detrás de este título para sentirnos seguros mientras nos comportamos muy diferente de Cristo.

Los lobos distorsionan la verdad porque deben hacerlo; es de la única forma que pueden hacer que las ovejas los sigan. Instintivamente, la oveja cristiana reconoce que un lobo es un lobo, porque el Espíritu Santo dentro de nosotros nos da un buen discernimiento y nos ha enseñado cómo reconocer la voz del Buen Pastor. Pero, cuando un lobo se hace pasar por una oveja que está siguiendo a Cristo, o peor, cuando el lobo es uno de los pastores de Cristo que ha pervertido su vocación, debemos estar vigilantes, como dijo San Pablo.

Debemos permanecer tan profundamente en unión con Cristo que podamos oír las advertencias del Espíritu Santo tanto como Su guía sobre qué hacer cuando nos encontramos lobos.

Una verdadera oveja de la manada y un verdadero pastor de Cristo "pueden levantarte y darte la herencia" de Dios; un lobo arrasa, te hace daño.  

Un verdadero cristiano no sirve al reino de Dios para construir su cuenta bancaria; un lobo ama al dinero más de lo que ama a las personas.

Las manos de un verdadero cristiano atienden las necesidades de sus amigos; un lobo está más interesado en tener amigos que satisfagan las necesidades suyas.

Un verdadero cristiano ayuda al débil; un lobo toma ventajas del débil.

Un verdadero cristiano conoce las bendiciones que surgen del dar; un lobo es generoso sólo cuando es para su propio beneficio.

Jesús nos consagró a todos a la verdad, como dice en la lectura del Evangelio de hoy. Tenemos la habilidad, a través del Espíritu de la Verdad, de discernir la verdad y sentirnos incómodos con las mentiras.  

Unos pocos días atrás compartí contigo mi oración para incrementar los dones del Espíritu Santo. He aquí una adaptación de ella para la reflexión de hoy:

Señor Jesucristo, lléname con Tu Espíritu Santo para que mi alma pueda ser santificada y para que crezca en los dones de Tu gracia y amor. Incrementa en mí el don de la santa sabiduría, para que pueda reconocer la diferencia entre las ideas inútiles de este mundo y las verdades eternas del cielo. Incrementa en mí el don del entendimiento, para iluminar mi mente con Tu divina verdad. Incrementa en mí el don de Tu buen consejo, para que siempre siga la voluntad de Dios. Incrementa en mí el don del conocimiento, para que pueda crecer en santidad conociendo a Dios y a mí misma más perfectamente. Ayúdame, amado Señor, a ser uno de Tus verdaderos discípulos, lleno con Tu Espíritu Santo. Amén. Like us on Facebook  

Para entender mejor los dones del Espiritu Santo, haga click aqui­: DONES DE ESPIRITU SANTO  Follow us on Twitter


Reflexiones de las Buenas Nuevas
Miércoles de la Séptima Semana de Pascua
Junio 4, 2014


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/  

© 2014 por Terry A. Modica

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