Subsidios, informalidad laboral y tendencia de los jóvenes a no cotizar, las amenazas del sistema.
El mundo tiende cada vez más a reducir los subsidios a las pensiones y, a cambio, estimular el ahorro, con el argumento de que una persona decide con cuánta plata quiere vivir en su vejez.
Esa es la conclusión que dejó el debate generado en el Séptimo Congreso de Asofondos que se realizó en Cartagena, en el que salió a relucir que los subsidios son una de las causas del abultado pasivo pensional que se ha generado en el país, en parte, porque las políticas de apoyo que se crean para los que tienen menos ingresos, terminan financiando el aseguramiento en la vejez de los más ricos.
Un estudio realizado por el centro de estudios, Anif, reveló que el valor pensional a futuro, calculado en pesos del presente, ascendería a 144 por ciento del producto interno bruto, es decir, una cifra que no cabría en ninguna calculadora, teniendo en cuenta que el PIB nacional es de más de 700 billones de pesos.
Anif señala que el 85 por ciento de ese costo corresponde a subsidios y el ministro de trabajo, Rafael Pardo, ha dicho que, de los 24 billones de pesos que en el 2012 sacó el Estado para pagar la pensión de 1,6 millones de colombianos, el 80 por ciento subsidió a las pensiones más altas, que son el 20 por ciento de los jubilados.
El otro impacto a la bolsa pensional es el de la tendencia de la juventud a no cotizar para su vejez, siendo que el sistema pensional está diseñado como una cadena: los que cotizan ahora financian a los que se van a pensionar ya, y el aporte de los jóvenes de hoy lo recibirán cuando viejos de los trabajadores que en el futuro ayuden a financiar las pensiones. “Los jóvenes creen que la jubilación está tan lejana que es difícil lograr que piensen en ella”, señala el profesor Richard Thaler, de la Universidad de Chicago y conferencista principal en el Congreso de Asofondos.
No obstante, la informalidad laboral es la amenaza mayor de la sostenibilidad financiera para el sistema de pago de las pensiones y fue esta la que motivó el debate en el Congreso de Asofondos. En el evento, quedó claro que, en un país como el nuestro, “la mejor reforma pensional es la laboral”, según estableció el presidente de Asofondos, Santiago Montenegro.
El Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, aceptó esa realidad y expresó que el Gobierno hizo un esfuerzo en la reforma tributaria del 2012, para reducir los costos laborales a las empresas y estimular la creación de empleo formal, pero que continuarán apuntándole al objetivo de reducir la informalidad laboral.
El ahorro de cada persona, aunque sea gota a gota, es clave para la pensión. Thaler recomienda un mecanismo de retención automática, de un piso del 3 por ciento de los ingresos, aunque destacó que para ello hay que combatir primero la informalidad laboral y estimular la bancarización.
El experto señaló que se debe jugar con lo que llamó ‘paternalismo libertario’, una combinación de ayuda del Estado a la gente para que logre sus objetivos, con un estímulo a la participación en el ahorro.
Una luz en el camino en Colombia
Para recomponer el sistema pensional en Colombia, ya se está impulsando poco a poco un esquema que incentive el ahorro para la vejez. Los BEPS (Beneficios Económicos Periódicos) son una de esas alternativas. No son una pensión subsidiada, sino un incentivo. Segúnexplica el viceministro de empleo y pensiones, Juan Carlos Cortés, se trata de un mecanismo flexible y voluntario, en el cual la persona que no gana salario mínimo puede generar un mecanismo que le permita guardar un poco de su ingreso para que, una vez llegue a la edad de jubilación, pueda obtener un subsidio del Estado y completar así para disponer de una renta vitalicia hasta su fallecimiento.
Si un beneficiario de una sustitución (por la muerte del cónyuge, por ejemplo) opta por no retirar la plata y ahorrarla en BEPS, el Estado le dará el 20 por ciento más de lo que tenga.
En la actualidad, en Colombia hay 5,3 millones de personas en edad de pensión que no cotizaron las 1.300 semanas que establece la ley, luego, quedarían desamparadas en la edad no productiva de su vida. El avance de los BEPS es una esperanza para muchos de ellos. “Hoy, los beneficiarios identificados son 560.000 en Colpensiones y 80.000 en los fondos de ahorro individual”.
Pensiones se deben invertir en obras
Durante el Congreso de Asofondos, varios países mostraron sus experiencias. Se destaca la chilena, presentada por Rodrigo Álvarez, presidente de la Asociación de Cocesionarios de obras públicas, quien recordó una de las estrategias de financiamiento que llevaron a la modernización de la infraestructura en ese país: la de la participación de los fondos de pensiones en el negocio de la infraestructura. “Su aporte previsional pagó esta carretera, esta carretera pagará su pensión, fue la idea que se propagó entre los ciudadanos”, indicó Álvarez.
La inversión chilena en infraestructura ha sido de 18.000 millones de dólares (unos 36 billones de pesos) y en estos momentos realizan obras por 3.000 millones de dólares más. “Hay 40 empresas concesionarias, de las cuales, 34 son grupos extranjeros”, expresa Álvarez, quien recomienda que Colombia no cometa los mismos errores que Chile. “Hay un modelo institucional con garantías e instrumentos de solución de controversia. Todo está en un estatuto de inversión extranjera que ha sido altamente atractivo para los inversionistas”.
Lo cierto es que, en Colombia como en todos los países del mundo, tanto para ricos, pobres, viejos y jóvenes, la tendencia es a implantar la idea de que ‘sin ahorro no habrá pensión’.
REDACCIÓN ECONOMÍA Y NEGOCIOS
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