cronicadelquindio.com, Gilberto Zaraza Arcila, Mayo 27 de 2014
Gilberto Zaraza Arcila
Los colombianos tuvimos la oportunidad de votar por el cambio, por un país más justo, más equitativo y más incluyente, pero la gran mayoría el 60% se abstuvo de votar, indicando con ello que no les importa el país, ni lo que pase en él y el 6% votó en blanco como rechazo a la clase política tradicional. Lo que significa que el 66% de los colombianos que pueden votar no creen, ni confían, en la democracia, en las instituciones y en la clase política.
Es tan enorme la apatía y la indiferencia por el proceso electoral, que ni siquiera aprovechan la oportunidad para salir a votar en blanco, eliminar a los políticos que tanto detestan y obligar a repetir las elecciones con nuevos candidatos.
Estos alarmantes resultados deslegitiman totalmente la democracia, porque el ganador solo representa a una ínfima minoría. Solo el 34% vota por los candidatos, y el ganador solo tiene el apoyo del 29.2% de los votantes, que quieren más guerra y más abuso del poder. Para recuperar la credibilidad en la democracia, se requiere con urgencia una reforma política que establezca el voto obligatorio, para que los gobernantes tengan el respaldo de las mayorías.
Con lo ocurrido el domingo pasado, es claro que el país giró a la extrema derecha, premió al candidato de la guerra sucia, del todo vale y castigó a los candidatos que jugaron limpio y que prometían la paz. El fenómeno presentado debe ser estudiado por sociólogos, politólogos y sicólogos para establecer las causas porque los electores prefieren al candidato que miente, que engaña que promueve actividades ilícitas como el espionaje y los montajes. Que quiere más guerra y más intolerancia. Que descalifica de antemano las instituciones, manifestando que no confía en la Registraduría, y que en caso de perder desconocerán los resultados. Que desconocen e irrespetan la Fiscalía y la justicia. Solo aceptan los resultados y los fallos favorables y desconocen y desacatan los desfavorables. O sea ” con cara gano yo y con sello pierde usted”.
En un país verdaderamente democrático, el candidato que fue cogido en flagrancia en actividades ilícitas, habría sido vinculado al proceso investigativo y llamado a interrogatorio, quedando impedido para aspirar a la presidencia. Pero en Colombia las instituciones son muy débiles. ¿Por qué no le exigen al senador Uribe, las pruebas que dice tener de ingreso de dinero del narcotráfico, a la anterior campaña del presidente Santos? Esto fue lo que más daño le hizo a la campaña reeleccionista. La gente le cree al mitómano Uribe, que es capaz de jurar en falso.
Para la segunda vuelta la minoría, que sí cumplimos con el deber ciudadano de elegir a nuestros gobernantes, solo tenemos la opción de elegir al menos malo de los dos candidatos. Ese es el que propone la paz. Y así evitar que el mesiánico Uribe regrese al poder, reforme la Constitución para que pueda ser reelegido indefinidamente y ejecute su venganza contra todos sus detractores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario