viernes, 21 de marzo de 2014

Se desmorona la democracia...

LA CRONICA DEL QUINDIO, Gilberto Zaraza Arcila, Marzo 18 de 2014


Gilberto Zaraza Arcila

La democracia es el gobierno  elegido libremente por las  mayorías y donde todos los ciudadanos tenemos los mismos deberes y derechos.

Pero en Colombia  la “democracia” está en duda, porque la mayoría no vota, o no sabe votar y quienes eligen a los gobernantes o congresistas, son una pequeña minoría comprada o amenazada de perder la vida, el puesto o el contrato;  y existen ciudadanos con más derechos que otros.


La democracia agoniza, se muere. Se debilita la institucionalidad, sin ninguna credibilidad. No se cree en los poderes y demás organismos del  Estado, permeados por la corrupción; se desconfía de los escrutinios electorales, se acusa de fraude a la Registraduría Nacional.

El Congreso solo legisla en beneficio de una minoría privilegiada y en contra de la mayoría excluida. Los partidos políticos perdieron su ideología y solo sirven de sombrilla a intereses personales. Prima el caudillismo, el individualismo.

Este deplorable escenario invita al marginamiento, al inmovilismo. Para qué votar por los verdugos, que solo se acuerdan del pueblo en época de elecciones. Si gane quien gane, la mayoría de la población cada día estará peor, con más desempleo, hambre y miseria. Si como decía  Álvaro Salom Becerra, al pueblo nunca  le toca. Por eso la preocupación de la ONU, al solicitar al gobierno investigar,   la inmensa abstención  y el elevado número de votos nulos o no marcados (quienes fueron realmente los ganadores de las elecciones). La pírrica victoria que pregonan los partidos, es una vergüenza en una verdadera democracia.

Para recuperar la democracia, es necesario de reformas política y electoral, que implanten el voto obligatorio y  el voto electrónico. Que eliminen el voto preferente para terminar con el personalismo. Que eliminen o limiten la circunscripción nacional, para que todos los departamentos tengan senadores, y evitar que los políticos más corruptos y con más dinero compren los votos de otras regiones, que ni siquiera conocen. Como ocurrió en las últimas elecciones, donde tres departamentos de la costa Atlántica se quedaron con 26 senadores; mientras 13 departamentos no tienen  senador. Impedir la inscripción de candidatos, con vínculos con organizaciones al margen de la ley o que representen a personas condenadas (fueron elegidos 70).

Establecer la identidad biométrica para todos los sufragantes. Prohibir que personas que no representan ni étnica, ni culturalmente a las comunidades indígenas o afrodescendientes, salgan elegidos. Impedir la entrada al cubículo de tarjetones marcados y de celulares, para evitar que los electores entreguen la prueba (el tarjetón en blanco o la foto) con que cobrar el valor acordado por el voto. Y muy especialmente hacer cumplir las leyes  relacionadas con el transfuguismo, la doble militancia, la trashumancia electoral, el nepotismo, los topes de financiación y de publicidad;, que violan flagrantemente los políticos, sin recibir ninguna sanción. Y así proscribir que la competencia ideológica se convierta en un pulso económico, donde se impongan los dineros ilícitos del narcotráfico y el paramilitarismo.

Finalmente, para terminar con el analfabetismo electoral, es indispensable una intensa campaña pedagógica para que los electores sepan cómo votar  y que los organismos electorales brinden garantías concretas de transparencia e imparcialidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario