Aunque algunos tiren campanas al vuelo por la llegada de prestigiosas figuras políticas al Legislativo, caso Uribe, Serpa y Navarro, la renovación no fue mucha y los cuestionamientos persisten sobre muchos de los elegidos
El domingo pasado, bien entrada la noche, cuando la Registraduría Nacional paró en el 98,4% el conteo de los votos de las elecciones legislativas y después de que el presidente Juan Manuel Santos y el expresidente Álvaro Uribe salieran a dar sus respectivos partes de victoria - el primero por el Partido de la U y la coalición de la Unidad Nacional y el segundo por los más de dos millones de votos de su Centro Democrático-, algunos comenzaron a hablar de que por fin el país tendría un “congreso admirable”.
Se referían, por supuesto, a que en el cuatrienio 2014-2018 estarán en el Capitolio, en lo que tiene que ver con el nuevo Senado, un expresidente de la República: Uribe; dos expresidentes de la Constituyente de 1991: Horacio Serpa y Antonio Navarro; una exfiscal general de la Nación: Viviane Morales; analistas como Claudia López; exalcaldes como Jorge Iván Ospina, quien dirigió los destinos de Cali; y expertos en temas de derecho Internacional Humanitario como Jimmy Chamorro, además de académicos y defensores de derechos humanos, entre otros.
Pero la realidad muestra que si bien hubo una recomposición de las fuerzas políticas por la llegada del uribismo, no hubo gran renovación. Por eso, la pregunta es: ¿qué tanto pueden incidir esas nuevas figuras en cambiarle la imagen al ya desprestigiado Legislativo? Porque si de cuestionamientos se trata, es claro que el mismo Uribe es en la actualidad una de las personas más investigadas en el país por hechos de sus ocho años de mandato, como por ejemplo las ‘chuzadas’ y seguimientos del DAS a políticos y periodistas de la oposición a su gobierno.
Y después del exmandatario son varios los botones de muestra que hacen pensar desde ya que el nuevo Congreso, ese que tendrá que legislar para la paz y adelantar las reformas a la salud, la educación, a la justicia, a las Corporaciones Autónomas Regionales y probablemente la pensional, no es que genere muchas expectativas de cambio. Por ejemplo, el mayor elector del Partido de la U tras la jornada del domingo pasado fue Musa Besaile Fayad, con 145.402 votos, quien tiene en curso ante la Corte Suprema de Justicia una investigación porque el extraditado jefe paramilitar Salvatore Mancuso lo incluyó en la lista de “sus congresistas”, en 2006.
En esa misma colectividad también obtuvo curul en el Senado Andrés Felipe García Zuccardi, hijo de la exsenadora Piedad Zuccardi, actualmente detenida por parapolítica, y de Juan José García, a quien la Corte Suprema condenó en 2007 por el delito de peculado por apropiación y es hermano del también exsenador Álvaro García Romero, condenado a 40 años de prisión por determinador de la masacre de Macayepo.
Otro elegidos en la U son José Alfredo Gnecco, considerado el heredero de una polémica familia costeña emparentada con el actual gobernador de La Guajira, Francisco ‘Kiko’ Gómez, y Roosevelt Rodríguez, a quien en todo el Valle del Cauca reconocen como el heredero de la exsenadora Dilian Francisca Toro, actualmente procesada por el presunto delito de lavado de activos.
Y si por los lados de la U llueve, en el Partido Conservador no escampa. Con más de 85 mil votos, Yamina del Carmen Pestana Rojas fue uno de los ´palos’ de los comicios al Senado del pasado domingo, siendo la quinta votación de la colectividad azul. Curiosamente, era la primera vez que aspiraba. Y aunque es cierto aquello de que en Colombia no hay delitos de sangre y que nadie puede responder por los errores de sus familiares, resulta que Pedro Pestana Rojas, su hermano, tiene dos órdenes de captura vigentes acusado de paramilitarismo en Sucre y actualmente es prófugo de la justicia. Según informes de la misma Fiscalía, se esconde en un resguardo indígena entre Córdoba y Sucre, y movió muchas fichas a favor de su hermana.
Por el conservatismo también lograron ganar una curul en la Cámara Alta personajes comoOlga Suárez Mira, hermana del condenado exsenador Óscar Suárez; Sammy Merheg, hermando del prófugo Habig Merheg y Nadya Blel, hija del también condenado Vicente Blel.
Y ni qué hablar de Opción Ciudadana, antes Partido de Integración Nacional (PIN). Justamente su cambio de nombre obedeció a una estrategia para sacudirse del estigma de los nexos con grupos ilegales del pasado. Pero resulta que a la hora de mirar los resultados y la procedencia de los cincos senadores elegidos, se ve que son herederos de votos cuestionados: los de los ‘parapolíticos’ Hugo Aguilar, Luis Ernesto Gil y Álvaro García Romero; los del clan de ‘La Gata’ y los del polémico gobernador de Sucre, Julio César Guerra Tulena.
Así entonces: del electo senador Antonio José Correa, quien sacó casi todos sus 70 mil votos en Sucre, hablan que es muy cercano a Enilce López. Julio Miguel Guerra, otro de los elegidos, es hijo gobernador de Sucre, Julio César Guerra Tulena; Doris Clemencia Vega es esposa del exsenador Luis Alberto Gil, condenado por parapolítica, y Teresita García Romero, es heredera de los votos de Álvaro García, también condenado por vínculos con las desmovilizadas Autodefensas. Y estará Mauricio Aguilar, hijo del excoronel Hugo Aguilar, recluido en la cárcel de San Gil (Santander), por paramilitarismo.
En Cambio Radical, repitió curul la polémica Dayra Galvis, que en su momento fue abogada de alias ‘La Gata’. También logró un escaño en el Senado Rosmery Martínez, hermana del expresidente de la Cámara de Representantes Emilio Martínez Rosales, quien en su momento perdió la investidura por un caso de peculado y posteriormente fue acusado de presuntos vínculos con grupos paramilitares en el Tolima.
El Partido Liberal, cuya bancada en el Senado comandará Serpa, tendrá también a Arleth Casado, esposa del exsenador Juan Manuel López Cabrales, otro condenado por haber firmado el famoso “pacto der Ralito”, que implicó la alianza de buena parte de la clase política cordobesa con los grupos de autodefensa. Y en la lista de cuestionados hay que incluir también al Centro Democrático de Uribe, que elegió en Boyacá al representante Ciro Alejandro Ramírez, hijo del condenado ‘cacique’ conservador Ciro Ramírez Pinzón.
Otros ejemplos, ya no en Senado sino en la Cámara, son Juan Felipe Lemos, sobrino del condenado expresidente del Congreso Mario Uribe, quien repite Cámara por el Partido de la U, y Marta Curi, Cámara por Bolívar, quien es hija del exalcalde de Cartagena Nicolás Curi, condenado a prisión por celebración indebida de contratos. Y ni qué decir de Yahír Acuña, quien se consolidó el domingo como el gran elector de Sucre, con movimiento político propio: Cien por ciento por Colombia. Acuña tiene una investigación por parapolítica y es considerado el ahijado político de Salvador Arana, exgobernador de Sucre, otro condenado por parapolítica.
Son solo algunos ejemplos –seguramente hay muchos más—que demuestran que el nuevo Congreso no será un dechado de virtuosos y que las pocas ‘golondrinas’ que llegarán a él desde el próximo 20 de julio, así vengan precedidas de grandes hojas de vida, de años de servicio público o de un gran poder de oratoria, no tendrán mucho juego a la hora de querer revertir esa realidad con la que parece tenemos que conformarnos los colombianos: la de una institución desprestigiada que legisla, muchas veces, de espaldas al pueblo.
..ADMIRABLE.....DE QUE ....?
ResponderEliminar......PERO HOY CONOCIDOS PARTE DE LOS ELEGIDOS, PREGUNTAMOS,....Y EN COLOMBIA, LA JUSTICIA, LA MORAL, ÉTICA, LOS VALORES, PRINCIPIOS, LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN, LAS REGIONES, LOS PROBLEMAS SOCIALES, LAS INJUSTICIAS SIN SOLUCIÓN, LAS DESIGUALDADES ENTRE MUCHOS OTROS PROBLEMAS, QUE SE GANA CON ESTA GENTE ADMIRABLE, CUANDO ELLOS MISMOS SON LOS ACTORES O PARTICIPARON GUARDANDO SILENCIO DE LOS MISMO PROBLEMAS QUE HOY MILLONES DE COLOMBIANOS RECLAMAN QUE FUERON USURPADOS DE MANERA ILEGAL, PARA BENEFICIAR A UNOS POCOS.......?
ResponderEliminar