ELESPECTADOR, ANA CRISTINA RESTREPO 14 MAR 2014
Casa de campo
Ella pertenece a la generación de la desesperanza, esa que no pudo estrenar la cédula en las elecciones presidenciales de 1990 como hubiera querido. La que presenció cómo las urnas electorales se transformaron en urnas funerarias: Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro.
Claudia López creció en un hogar de cinco hijos, con una profunda inquietud política. La madre: maestra de escuela pública, sindicalista, polista; petrista furibunda. El padre: comerciante, lector asiduo, miembro de la lista al Concejo de Luis Carlos Galán; admirador de Álvaro Uribe.
La senadora electa estudió biología en la Universidad Distrital, hizo parte del movimiento estudiantil por la Constituyente. Su curiosidad siguió consolidándose en la universidad privada: estudió gobierno y relaciones internacionales, es magíster en administración pública.
Cuando regresó a Colombia, después de cursar la maestría en Estados Unidos, tuvo una especie de epifanía: “Prendí el televisor. Observé una sesión del Congreso, con paramilitares encorbatados que decían haber salvado a Colombia del comunismo. En medio del comité de aplausos de esos masacradores, integrado por 25 congresistas, recuerdo que sólo protestaron tres: Rafael Pardo, Gina Parody y Gustavo Petro”.
Entonces se dedicó a indagar, a publicar: ¿quiénes eran esos congresistas? Colombia supo de la parapolítica: “Los políticos corruptos no resisten una luz encima, son vulnerables porque tienen que dar la cara”.
Columnista de Semana.com y de El Tiempo (diario del cual fue expulsada) e investigadora de la Corporación Nuevo Arcoíris, ha contado con el apoyo de entidades como Human Rights Watch.
López no es una líder política convencional: no tiene apellidos ni padrinos. No es cuota de nadie. Llega al Senado catapultada por su propia voz: la de sus investigaciones.
Sus debates serán como para alquilar balcón. En 2008, la periodista Laura Ardila se preguntaba en estas páginas: “¿Quién le teme a Claudia López?”…
¿A quién, a qué le teme López? “Sólo temo al desafecto y a la ruptura de la muerte. Todos nos deberíamos morir de viejitos, tranquilos”.
Su discurso —fuerte, atrevido— se basa en una idea breve y compleja: igualdad ante la ley.
Ella goza de la libertad de quien no tiene favores por pagar: 81.045 personas votaron por ella (dobló su expectativa de 40.000). Y, también, por lo que su figura representa.
Aunque la actual campaña a la Presidencia cuenta con dos candidatas (difícil encontrar una hoja de vida, de hombre o mujer, tan brillante como la de Clara López Obregón), seguimos siendo un país con referentes políticos femeninos elegidos por la presión de las maquinarias y el relleno de la Ley de Cuotas: de ahí la continuidad de las viudas de la mafia y la parapolítica.
Casos como el de esta senadora del Partido Verde cuestionan los argumentos de la discriminación positiva como única manera de alcanzar la equidad de género en la participación política.
Claudia López no es la “sorpresa”, como recalcan algunos medios de comunicación. Es la piñata completa. Y viene con todos los juguetes.
*Ana Cristina Restrepo Jiménez
.......MUCHOS SON LOS QUE GUARDAN SILENCIO DE LA LLEGADA DE CLAUDIA LÓPEZ AL SENADO.....DONDE, PAGA LA PENA ALQUILAR BALCONES, PARA VER LAS REACCIONES........QUIEN GANA...COLOMBIA Y LOS QUE QUIEREN CAMBIO.......
ResponderEliminar......CUNADO DEBE EXISTIR ALEGRÍA POR ENCONTRAR EN EL CONGRESO GENTE DE LA CALIDAD DE LA ANALISTA CLAUDIA LÓPEZ, PORQUE ESPERAR TEMOR ...?
ResponderEliminar