martes, 15 de noviembre de 2016

El ganador voto inmoral

lasillavacia.com, 11 de Noviembre de 2016

 Juan Sebastián Arango

Algo está pasando en el mundo que cada resultado democrático está sorprendiendo más que el anterior. El Brexit, el NO en Colombia y ahora el triunfo holgado de Trump ha hecho a más de uno pensar que el planeta se enloqueció. Quedarse con la versión de que los ignorantes están ganando las elecciones es quizás demasiado simple y vano. 

Algo está pasando en el mundo que cada resultado democrático está sorprendiendo más que el anterior. El Brexit, el NO en Colombia y ahora el triunfo holgado de Trump ha hecho a más de uno pensar que el planeta se enloqueció. Quedarse con la versión de que los ignorantes están ganando las elecciones es quizás demasiado simple y vano. Algo está pasando en la ciudadanía que no se está percibiendo.
Estos tres inesperados resultados tienen algo en común: fueron tildados por la opinión pública como inmorales. En esto jugaron un papel fundamental los contradictores, los medios de comunicación y sobre todo las redes sociales.
Las campañas derrotadas fueron estructuradas de tal manera que quienes se inclinaban por la posición ganadora eran tildados de ir en contra de las normas sociales y lo socialmente correcto. Votar por él SI en el Brexit era promover el provincialismo, por el NO en Colombia era promover la guerra y elegir a Trump era ser simpatizante de un ignorante. Cada vez que Barack Obama tildaba de mediocre e incapaz a Trump, muchos ciudadanos americanos se asociaban con esa acusación.
Los medios de comunicación, en su cada vez más marcada participación política y partidista dieron amplio juego a los validadores de los mensajes que estructuraron las campañas políticas. Tomaron partido y profundizaron la inmoralidad de cierta posición política.
Pero sin duda alguna, el gran promotor del voto inmoral son las redes sociales. Los ciberciudadanos se fueron adaptando a los mensajes y los hicieron propios, las cuentas personales se convirtieron en una trinchera de matoneo contra los demás y se fue creando una masa digital (muchas veces promocionada por las campañas) que tildó y creó la sensación que la convicción de votar por cierta posición no era aceptable socialmente.
¿Y qué pasó? Lo que ocurre con lo inmoral, se ocultó en lo más profundo del interior ciudadano y prefirió no revelarlo. De ahí posiblemente viene el gran fracaso de las encuestas, pero el triunfo del Big Data que pudo asociar manifestaciones aisladas con comportamientos para predecir decisiones.
Las encuestas al no poder medir el aceite de los ciudadanos y con una opinión pública totalmente moldeada, se dio la sensación que cierto resultado era obvio. Sorpresa fue que los ciudadanos han defendido uno de los más sagrados derechos, la posibilidad de elegir en la intimidad de una urna como a bien le parezca.
Kahneman ha acuñado el concepto de la visión retrospectiva  que se entiende como el fenómeno que sufren los individuos al afrontar un hecho que era inesperado, adaptando la visión del mundo para ajustarse a la sorpresa. Quizás algunas personas comiencen a ver en Trump un empresario exitoso, en el NO la posibilidad de construir un proceso de paz más sólido y en el Brexit el surgimiento de un nuevo modelo de cooperación internacional. Lo cierto, es que los políticos no están para adaptarse del pasado, sino para comprender e interpretar el presente y está claro que actualmente no lo están haciendo. Comienza una nueva forma de hacer política.

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