lunes, 7 de noviembre de 2016

El conocimiento es poder

elespectador.com, FELIPE JANICA 6 NOV 2016 


Felipe Janica

De la coyuntura actual se comenta mucho.
Pretender divagar o criticar el presente o si quiera intentarlo, podría convertirse en una perdedera de tiempo y caer en discusiones estériles. Buscar las causas raíces y empezar a actuar con sabiduría debería cambiar nuestra realidad.
Mucho se discute acerca de la actualidad económica y cómo ésta impacta a la sociedad. Quizá pueda ser lo contrario para algunos. Lo realmente cierto es que la calidad de las opiniones y/o conclusiones a las que se lleguen, dependen, necesariamente, del grado de conocimiento que cada individuo o la sociedad tenga. Así las cosas, cuanto más y mejor educada sea una sociedad, mejores decisiones o capacidad de decisión tendrá y consecuentemente podrá tener un mejor futuro.
La ligereza con la que se toman las decisiones en materia política, economía, empresarial y hasta en las finanzas personales, parecen ser un mal endémico del cual se necesita una vacuna y que ésta sea definitiva. Criticar pareciera ser el común denominador. Proponer cambios y establecer comportamientos consecuentes con las proposiciones debería ser una máxima. La realidad es que para poder establecer máximas tan sencillas como ésta, hay que convencerse que se necesita conocimiento profundo para soportar nuestras decisiones.
La coyuntura mundial, de la que no se escapa Colombia, está atravesando por una realidad común: La ligereza en las decisiones del pasado o la ausencia de conocimiento profundo de la sociedad al momento de decidir. Si echamos un vistazo a lo que ha ocurrido en Europa con el Brexit, en EE.UU., con la carrera presidencial de los dos candidatos actuales y lo que ocurre en la actualidad en Suramérica en materia política, son sólo ejemplos de la ligereza con la que los pueblos, que aunque diferentes en esos países continentes, toman decisiones. La pregunta entonces es cuáles son las causas raíces y cómo se combaten esos males endémicos.
Sin duda cuanto más y mejor informados, y mejor aún, cuanto más educados esté la sociedad mejores serán sus decisiones para el futuro. Así las cosas, las reforman que se merecen los estados en vía de desarrollo deberían centrarse más en reformas en la educación mas no en meras reformas económicas, donde una de las principales son las de educación. Mientras en Colombia se discute si la reforma tributaria es o no estructural, las propuestas de cambios para que realmente lo sean son casi nulas. Sobre quién debería hacer las propuestas en este momento, está claro que la palabra la tiene el legislativo. En consecuencia, debemos pedir al Todo Poderoso, que a nuestros congresistas les de sabiduría para poder decir el futuro en materia tributaria del país del Sagrado Corazón.
La causa raíz de esta dependencia, no es la capacidad técnica y la sabiduría de los congresistas, lo es en realidad la capacidad de decisión de los votantes cuando los eligieron. Hay una gran diferencia. Y para que esto pueda cambiarse de manera estructural, la sociedad debería tener más posibilidades de formarse profesional, técnica o vocacional desde edades tempranas. En tal sentido, los Estados necesitan tomar decisiones, pero de largo plazo y una de ellas es plantear una reforma estructural en materia de educación en donde la financiación debería estar liderada por los ahorros en materia de corrupción.
Pareciera ser muy ambicioso o altruista pretender proponer semejante cambio. Lo que sí se puede lograr es que cada individuo, comenzando por quien escribe esta columna, se esfuerce cada día más en pulir la piedra bruta del conocimiento y con ello contagiar a su ecosistema. Con esto no sólo se podrá lograr construir un mejor futuro en lo individual sino con la sociedad. La recomendación es entonces a seguir estudiando y enriquecer ese conocimiento acumulado, pero lo más importante es poder compartirlo.

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