Elespectador.com, Jorge Iván Cuervo R.
Colombia nunca ha
tenido un gobierno de izquierda.
Se puede decir con fundamento que el último
gobierno con una agenda social fuerte, sin que fuera de izquierda, fue el de
Alfonso López Pumarejo en 1936, y puede decirse también que la resistencia de
parte del establecimiento político y económico a sus reformas sociales habría
contribuido para que el país se sumiera en la violencia partidista de mediados
del siglo pasado.
En el último tiempo, Chile, Brasil, Uruguay, Venezuela, Bolivia y
Ecuador han tenido gobiernos de izquierda de diferentes matices con resultados
importantes en términos de desarrollo económico unos y avances sociales todos.
La mayoría no han sido propiamente gobiernos revolucionarios que restringieron
la propiedad privada e instaurado el socialismo por decreto: han sido gobiernos
que, en esencia, han aceptado las reglas del mercado y han fortalecido las
capacidades regulatorias y distributivas del Estado, a excepción de la
Venezuela de Chávez y la Bolivia de Evo Morales con sus políticas de
nacionalizaciones.
Las razones por las cuales en Colombia no ha logrado cuajar un gobierno
de izquierda son varias, y se encuentran tanto en la oposición férrea de
sectores del establecimiento político – que en ocasiones lo han hecho a sangre
y fuego-, como a errores estratégicos de la izquierda y a su histórica
incapacidad para trabajar en un proyecto democrático incluyente, pero también -
y esto parece ser central- a la existencia de las guerrillas que ha satanizado
toda reivindicación social proveniente de la izquierda. La imagen de un
Tirofijo en Palacio expropiando propiedad privada ha sido hábilmente manipulada
por el establecimiento político y económico para asustar a los votantes y
hacerlos alinear del centro a la derecha, que es el ámbito ideológico donde se
dan las discusiones en Colombia.
No se sabe que hubiera pasado si Gaitán hubiera sido elegido presidente
– aceptando con flexibilidad que sus propuestas eran socialistas -, o Luis
Carlos Galán, un hombre de ideas liberales aunque no de izquierda, o alguien
como Carlos Gaviria, que es lo más cerca de llegar al poder que ha estado la
izquierda en Colombia, pero sí puede afirmarse que el rezago de la llamada
agenda social no se estaría discutiendo en la Habana si algún proyecto de
izquierda hubiera prosperado.
Si bien ha habido gobiernos locales
de izquierda en Bogotá, y en alguna medida en Cali con Ospina y Pasto con
Navarro, sus resultados han estado por debajo de las expectativas en materia
social. Si a esto se suma el ambiente de corrupción que rodeó al gobierno de
Samuel Moreno y la impredecible y errática gestión de Petro, la construcción de
un escenario en el que los ciudadanos puedan apostarle a un proyecto de
izquierda en lo nacional parece bastante lejano.
En todo caso, mientras el problema
central de Colombia sea la violencia, la agenda social será un pie de página en
la discusión pública y un factor poco determinante en la elección de los
gobernantes, y así las cosas, la derecha tiene todo para seguir en el poder.
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