La sólida refrendación del nuevo acuerdo de paz por el Congreso ha sido un paso muy importante para el inicio de la implementación de la paz.
Pero esta refrendación puramente congresional, por importante que sea, es insuficiente para otorgarle al acuerdo la legitimidad democrática requerida para su implementación sólida y estable.
Jurídicamente, el debate es si esa refrendación congresional es o no suficiente para activar el llamado fast track, que permite una implementación más rápida del acuerdo, y que parece necesaria para preservar el proceso de paz, al menos para adoptar medidas muy urgentes, como la puesta en marcha de la jurisdicción especial de paz. Corresponderá a la Corte Constitucional solucionar ese difícil tema, que no abordo en esta columna, por limitaciones de espacio (su discusión requiere un desarrollo amplio) y de tiempo, pues es posible que la Corte ya haya tomado la decisión al aparecer esta columna, que termino los viernes en la tarde.
Pero mi tesis es que, incluso si la Corte concluye que la refrendación congresional es suficiente para activar el fast track, en forma total o al menos parcial, para las medidas más urgentes, resulta en todo caso necesario políticamente fortalecer el proceso con mecanismos complementarios de refrendación popular directa, pues si no lo hacemos, tendríamos una paz frágil.
Esta refrendación complementaria es posible si entendemos que la refrendación e implementación de la paz no es algo que se resuelve en un solo instante, sino que es un proceso complejo y progresivo, que puede incorporar diversos mecanismos en distintos momentos. Propongo entonces algunos mecanismos, que tienen diverso grado de institucionalización y gozan de diversas fortalezas y debilidades: i) los cabildos abiertos, que pueden usarse para avalar el acuerdo a nivel local y regional, y para debatir participativamente medidas locales de implementación; ii) iniciativas populares legislativas para algunas de las medidas de implementación, o incluso para una ley refrendatoria, en caso de que la Corte no haya habilitado el fast track; iii) un nuevo plebiscito sobre el acuerdo o sobre alguno de sus temas, que podría tener un carácter puramente político o también serviría para habilitar el fast track si la Corte no lo hace; iv) las mesas de víctimas en las regiones y los comités de justicia transicional, que permitirían apoyar y afinar localmente las medidas de verdad y reparación; v) los consejos territoriales de paz, que podrían usarse para apoyar y debatir otras medidas locales de paz; vi) la movilización social en las calles; y sigue un largo etc, etc, etc, pues esta lista no pretende ser exhaustiva.
Es hora de impulsar la creatividad democrática por la paz para lograr que, en adición a la refrendación congresional, haya una refrendación complementaria del acuerdo de paz, que sea progresiva, escalonada y sensible a las particularidades de las regiones más golpeadas por la guerra. Es hora de reconciliar la paz con la democracia.
* Investigador de Dejusticia y profesorde la Universidad Nacional
co/2016/12/una-refrendacion- progresiva.html
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