Muchas fueron las falsas premisas difundidas por el Gobierno en medios de comunicación para imponer su reforma tributaria, como decir que la canasta familiar no tendría IVA, cuando desde hace años lo tiene, incurriendo en "falsa publicidad".
Porque en materia de impuestos, los gobernantes nacionales saben que todo se trata de decir una cosa y hacer otra. Veamos ejemplos sobre lo prometido en esta nueva ley de impuestos.
¿Equidad? Se deteriorará, como lo demuestran juiciosos estudios económicos de Justicia Tributaria y ANIF que miden cómo una mayor tasa de IVA sólo garantiza que Colombia no dejará de ser una de las naciones más desiguales del planeta.
¿Eficiencia? No, pues los 350 artículos aprobados de afán se sumarán al ya extenso y complicado régimen tributario, mientras que estará por verse si el cacareado fortalecimiento de la DIAN se realiza algún día.
¿Suficiencia? Insatisfecha, pues se pasó de una expectativa de recaudo de $13 billones anuales a sólo $6 billones, dejando abierto un hueco fiscal que probablemente aumente por la evasión que generará el aumento del IVA al 19 %.
¿Cárcel para evasores? Carreta, pues cuando pillen a un ladrón de impuestos, éste tendrá la oportunidad procesal de pagar y así salvarse de cualquier sanción penal, apelando además a su derecho al “buen nombre” y a la reserva tributaria.
¿Impuestos verdes? Falso. No existe política tributaria que estimule claramente la sustitución de combustibles fósiles por energía renovable.
¿Impuestos sanos? Contradictorio, pues por definición los impuestos son malos para la economía de mercado, pero, ya entrados en estados con amplia burocracia, como es el caso de Colombia, pretender clasificar tributos entre buenos o perjudiciales para la salud es un discurso con una debilidad teórica que sonrojaría a cualquier conocedor de microeconomía básica.
¿Reforma tributaria estructural? Veremos otra reforma tributaria en dos años.
¿Austeridad inteligente? Tal vez, porque cualquier cosa que se haga es más inteligente que las brutalidades hechas en el último cuarto de siglo.
El entuerto tributario aprobado a pupitrazo por el Congreso se podría explicar por dos razones: ciudadanos agobiados en el día a día por condiciones difíciles que poco o nada les permiten seguir tan importantes noticias como los impuestos o ciudadanos programados lingüísticamente por medios de comunicación funcionales y sesgados. Pero “todo bien, todo bien”, obedeceremos como ratas de laboratorio.
@jrobertoacosta1
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