Director: Octavio Quintero
Preámbulo
La presente reflexión
no es un descargue emocional. Aquí se concentran las distintas formas en que intervienen
en la conducción del país y en el comportamiento de la gente, los falsos mesías.
Aquí se expone la dinámica de una realidad que se vive y que merece nuestra
atención. Podemos estar de acuerdo o no. Sin embargo, la reflexión es
contundente y se refleja en la praxis cotidiana de un país al que los falsos
mesías lo primero aprenden a ocultarle es la verdad.
Por: MARIANO SIERRA
Internauta Asociado
a GES
--
Estando Jesús con
sus discípulos estos le dijeron... Maestro dinos cuando será la señal de tu
regreso y del fin del mundo... Jesús les contestó: - Tengan cuidado de que
nadie los engañe porque vendrán muchos haciéndose pasar por mi y engañarán a
mucha gente.
¿Para nuestros
tiempos quiénes son los falsos mesías?
Son aquellos ilusionistas saqueadores de riquezas que
pertenecen a los mas desvalidos y a la madre naturaleza cual depredadores sin
conciencia; son aquellos que recorren el
mundo lanzando premisas salvadoras desviando el orden natural y espiritual, seduciendo a muchos con sus
mensajes retóricos, imponiendo sus leyes y condiciones económicas bajo premisas
ideológicas perversas, bajo dogmas de fe sin práctica, llenas de imprecisiones
donde no cabe el sentido humano.
Una parte de esos
falsos mesías le rinden culto a Dios, pero de otro lado, su espíritu se unge con bálsamos materiales haciendo suyo
un poder para proclamarse cual dios en la tierra.
Los falsos mesías
no es que no sean lo que dicen ser ante su perfil con el cual se presentan, sino
que su misión es otra muy distinta.
Ellos vienen a apoderarse de lo que no les corresponde.Son los vendedores
de ilusiones en un mundo donde impera la injusticia. Estos falsos mesías a diario
le hacen creer al pueblo con falsos discursos que el país marcha por el camino correcto, que toda violencia y
desordenes públicos están controlados.
Pero ante estas proclamas mesiánicas llenas de mentiras la realidad es
otra cuando nos enfrentamos a severos
incrementos de impuestos, altos consumismos, decreto de míseros aumentos de
salarios mínimos, reducciones disque de la tasa de desempleo cuando de otro
lado crece el mercado laboral informal,
y de otro lado se anuncia reforma tributaria cumpliendo ordenes de organismos
internacionales como la OCDE.
Nada
es extraño que
esos falsos mesías con sus profecías fraudulentas sean escuchados a
veces por
incautos que les creen, pero tampoco es extraños que ellos tienen sus
cautivos
que les acompañan en sus diatribas o en sus procesos manipuladores de
campañas
embaucadoras llenas de seducción e indulgencias con camándulas ajenas o
anuncios convincentes de evangelios que no existen o que interpretan a
su manera.
Profetas, mesías o
magos de nuestro tiempo son aquellos ilusionistas, saqueadores de riquezas del
débil y de la madre naturaleza. Ellos
envuelven al mundo que recorren con sus elites creando un orden indolente buscando cada día nuevas estrellas
opresoras en las dimensiones económicas, políticas y sociales al amparo de una
democracia disfrazada. Estos mesías desvían el orden humano y espiritual en un
mundo relativista que están apoderándose de lo que a otros corresponde
vendiendo ilusiones con el apoyo de
aquellos verdugos llamados paladines de
la justicia que cumplen las ordenes de
unos iluminantes dueños del poder
comprando la verdad con mentiras.
Los falsos mesías
se fecundaron en nuestro medio desde los
tiempos de la conquista, pasando por la independencia hasta nuestros días
dejando en su camino rastros de opresión. ¿Pero dónde se encuentran? La historia nos enseña que estos falsos
mesías están como dice la canción... en cualquier lugar del mundo donde se nos habla de la tiranía, de la
autocracia, de la democracia totalitaria, del bienestar basado en el hedonismo,
en el consumismo y la globalización. ¿Y en que lugar del tejido social
promueven sus felonías? En la familia, en la política, en la religión, en todos
los asuntos financieros, económicos,
entre los entes de gobierno… y muchos otros más. ¿Y que sucede cuando los
falsos mesías ceden ante los años ya que
no somos eternos? Muy sencillo...
dejan sus actividades y cargos en poder de los delfines. Esto es, en sus hijos y demás
núcleo familiar o de amistad. Y la cadena continúa hasta cuando los enfrentemos denunciando sus
corruptas actuaciones.
Los falsos mesías
descalifican la moral y la ética, pues, estos valores no son de su recibo práctico Esos mesías están preñados de dudas, de
inmoralidad, carecen de entereza y en
todo momento justifican sus actos con cinismo descarado. Cuando se les imputan
actos deshonestos desgarran sus vestiduras vociferando su pulcritud. Pero
cuando se ven finalmente atrapados en sus fechorías, después de un largo
proceso, se esconden en el tiempo para que nadie se vuelva a acordar de lo acaecido y, frecuentemente vuelven a aparecer
de la mano de sus compinches que han podido seguir cómodamente instalados en el
centro del poder.
Siempre estos
falsos mesías están proclamando reformas, pero en beneficio de las élites
políticas y los poderosos del sistema económico que detentan el poder. Los
falsos mesías promueven la ideología del poder, de la corrupción, de las
perturbaciones llevando al hombre a olvidarse de si y de los demás recurriendo
a las implementaciones de conductas como el consumismo de mercado. Estos falsos
mesías para sus fines se alinean en
credos religiosos, en partidos políticos, en movimientos sociales e
instituciones de diversos matices donde se forman los imperios mientras que sus
seguidores se convierten en los idiotas útiles para sacar adelante sus campañas
con la misión de… “divide y reinarás”, y
así falsean el orden democrático para luego constituirse en los defensores de
la paz mediante el control de los medios
de comunicación a su servicio.
Frente a lo vacuo
que expresan los falsos mesías, debe imperar en la sociedad unida todas las
formas posibles de rechazo contra esa elite nefasta que confunde para
desviar el accionar justo de la sociedad-Los falsos mesías se disfrazan
de apóstoles de la justicia, pero no nos sorprendamos que hasta satanás se
disfrazo de ángel de luz. El país, la sociedad entera y el mundo piden auxilio,
sufren, se doblegan, son impotentes.
Pero no, pues, en el
interior del hombre deben surgir fuerzas
que venzan el azote de la corrupción, del abuso por el mal gobierno por los oídos sordos, por los
falsos mesías que ignoran el clamor del pueblo.
En cada ciudadano
debe germinar la semilla que rompa los
lazos de los falsos mesías. La sociedad está dirigida por muchos gobernantes
pero entendamos que el pueblo es la
única autoridad, es la voluntad popular, es el constituyente primario. Con
angustia día a día en todos los entornos
el poder del ejecutivo, del legislativo, del judicial en los distintos niveles jurisdiccionales,
está lejos de la realidad social y espiritual en lo que atañe a los gobiernos
eclesiásticos. No se puede seguir creyendo en esos falsos mesías que casi siempre caemos en el error de elegir
quienes enarbolan banderas de cambios sociales, pero no ejercen con la praxis
de los valores ninguna gestión humanista.
La doble moral es
el común denominador de los falsos mesías en sus distintos escenarios de
participación o gobierno viéndose en la
creación de carteles económicos y comerciales, se les ve también en los
carteles financieros y otros que hoy se investigan y con esta manía e incrementan
sus ganancias a costillas de los ciudadanos.
Los textos
religiosos no son ajenos para mostrarnos que en la época también
funcionaba un mesianismo falso. Afloran en muchos escritos las figuras de
muchos pastores llenos de codicia, ambiciosos, fraudulentos, saqueadores de
tierras que además llevaban información a los gobernantes, a los reyes y a
quienes tenían a su cargo el gobierno no solo político sino también religiosos.
Pero no sigamos quejándonos de esos mesías y abroguemos cada uno a actuar con
ética siendo ciudadanos cívicos ejerciendo nuestros deberes con coherencia,
rectitud y responsabilidad.
No es forzoso
declarar que los falsos mesías pregonan luchas contra la pobreza y las
injusticias fragmentando al país anunciando un desarrollo nunca sostenible avalado por políticas disfrazadas
con índices económicos y sociales nunca también sostenibles dado el maquillaje
con que son fabricados para engañar al país, mientras que por otro lado niños wayus
mueren de hambre y de sed, y pueblos carecen de acueducto y de establecimientos
educativos ante programas de “ser Pilo paga” establecidos para las grandes
urbes. ¿Es que los niños del campo no son pilos?
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El día de la ciudadanía.....
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Reflexiones al tema pensional
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