El Minhacienda relata los momentos más difíciles del trámite de la norma y lo que le espera al país.
Colombia tendrá un Estatuto Tributario
renovado y recargado a partir de este primero de enero. Sacar adelante
su reforma le tomó al Gobierno, a los expertos tributaristas y a los
legisladores cerca de dos años, y aun cuando esta quedó materializada
este viernes con la promulgación de la Ley 1819 del 2016 en el Diario Oficial, su implementación es un trabajo que apenas comienza.
No será una tarea fácil, sostiene Mauricio Cárdenas Santamaría,
ministro de Hacienda, quien hasta último minuto dio la batalla, tanto en
las plenarias de Cámara y Senado como en la mesa de conciliación, para
que la iniciativa, que incorporaba la mayoría de las recomendaciones de
la comisión de expertos tributaristas, pasara la prueba legislativa sin
mayores modificaciones. (Lea también: Aumento en el precio de la gasolina para el 2017 será de $135)
Perdimos algunas batallas, como la del impuesto a las bebidas
azucaradas, le dijo el ministro a EL TIEMPO, pero los resultados
conseguidos lo dejan tranquilo porque está seguro de que serán
suficientes para que el país conserve su calificación de BBB, algo
fundamental para el futuro económico de los colombianos.
Con la reforma quedó la sensación de que los más golpeados son los colombianos de menores ingresos...
Eso no es cierto. En el caso del impuesto de renta para los
asalariados, la decisión explícita fue no tocar ni la base gravable ni
la tarifa. En IVA, donde se subió la tarifa en tres puntos, se hizo
sobre la base de dejar por fuera de este impuesto los productos más
importantes para el consumo de los colombianos.
Esta no es una reforma donde la carga se concentre en los sectores
populares, por el contrario, se adoptó el impuesto a los dividendos para
las personas de mayor capacidad económica, los de más de 30 millones de
pesos.
¿La reforma le pegará al consumo de los hogares en el 2017?
Al protegerse el ingreso de los colombianos más necesitados con la
exclusión del IVA de los productos de primera necesidad, nos aseguramos
de que esto no afecte de forma negativa la capacidad adquisitiva de la
mayoría de los colombianos. Es más, el Fondo Monetario Internacional
(FMI) ya produjo su informe y planteó que con la reforma Colombia podría
crecer 0,4 puntos porcentuales adicionales por año, porque permitirá
más inversión pública y al mismo tiempo generará más confianza,
optimismo, lo que se traducirá en inversión privada. (También: Prepárese, servicios como Netflix, Uber y Spotify ahora tendrán IVA)
¿Qué decirles a quienes durante este tiempo abogaron por un mayor recorte del gasto público en lugar de más impuestos?
El tamaño del Estado ha bajado de manera considerable desde el 2014,
reducirlo más es comprometer una gran cantidad de programas que mejoran
la calidad de vida de los colombianos más pobres. Lo que se hace con
esta reforma es estabilizar su tamaño, pero no quiere decir que no se
deba reformar, debemos buscar que los recursos se utilicen de manera
efectiva y eficiente, por eso se conformará una comisión del gasto que
dará recomendaciones para que se adopten medidas que permitan hacer más
con los mismos recursos.
¿Cómo garantizar que lo que salga de allí no sea un simple saludo a la bandera?
El tamaño del Estado define la capacidad de gasto e inversión del
Gobierno, esos montos totales se mantendrán relativamente estables en
los próximos dos años. La comisión del gasto nos debe dar más luces para
reforzar la efectividad del gasto y no serán un saludo a la bandera
como no lo fueron las recomendaciones de la comisión tributaria.
La Dian será clave en esto, ¿qué tanto tomará su fortalecimiento y mejorar su eficiencia?
Desde el punto de vista del recaudo somos prudentes en decir que su
efectividad será creciente en el tiempo, no es algo que comience a dar
resultados plenos desde el primer día. Esto tomará un tiempo y las
medidas incorporadas en la reforma darán al final del periodo unos 6
billones de pesos. Esto tiene que ver con la mejor capacidad que tendrá
la Dian de contratar personal calificado al que se le hará pruebas para
asegurar su idoneidad técnica y profesional, pero también de ética,
todos tendrán que pasar por el polígrafo. Hay que ver esta reforma como
una continuidad de las que adoptamos en la lucha contra el contrabando y
la Ley de Licores. (También: IVA del 19 por ciento, desde el primero de febrero del 2017)
Entonces, ¿los colombianos podemos estar tranquilos de que también viene una reforma específica en el gasto público?
Sin duda. Además de la comisión de expertos que vamos a integrar,
tendremos que continuar recortando el gasto en muchas áreas del Estado
para que podamos cumplir con las metas fiscales. Con la reforma
tributaria lo único que se logra es sostener un presupuesto, un Estado
que se tiene que transformar de forma permanente, que debe buscar cada
día mayor eficiencia en el gasto, es decir, recortar donde los programas
no estén dando los resultados esperados y reforzar aquellos que tengan
el mayor impacto sobre el desarrollo del país.
¿Dónde están esos sectores con menor eficiencia en el gasto?
Hemos recortado en la parte de gastos generales y en servicios
personales indirectos. El Estado tiene que funcionar con su propia
nómina, no sobre la base de contratistas ni prestación de servicios
personales indirectos. Debemos ser capaces, con la nómina estatal, de
cumplir las funciones misionales de Estado y de todas sus entidades, hay
que ser cada día más eficientes en esta materia, reducir gastos de
papelería, viáticos, desplazamientos.
¿Y ya tiene una idea de por dónde comenzar a recortar gastos el año entrante?
Una medida que considero urgente, dado que entramos en el
posconflicto, es reducir los esquemas de seguridad de los funcionarios
públicos que tenemos protección del Estado. Propongo que cada
funcionario que cuenta con esos esquemas los reduzca en un 50 por
ciento, pues eso permitirá liberar recursos y personal para encaminarlos
hacia la seguridad de todos los ciudadanos.
Estamos entrando en una nueva etapa en la que las Farc están
entregando las armas y eso debe tener una correspondencia en temas como
la protección que recibimos los funcionarios públicos, ese es el tipo de
economía que hay que mover de inmediato. (También: En el sector, sienten que salud quedó maltrecha en reforma tributaria)
Hay quienes creen que esta no es la reforma estructural ni
progresiva que se necesitaba y habrá que hacer otra en un par de años…
Quien diga que esta no es una reforma estructural no se la ha leído.
Esta reforma abarca todos los temas relevantes de la tributación en
Colombia y recoge las recomendaciones de la comisión de expertos en
muchos campos.
El país ha centrado su debate en el IVA, pero aquí se reformó el
sistema de las entidades sin ánimo de lucro, se creó el monotributo, el
impuesto a los dividendos, se le dio más progresividad al impuesto de
renta de personas naturales, se modificaron impuestos territoriales como
el de industria y comercio y de alumbrado público; se introdujeron los
impuestos verdes.
Los empresarios hubiesen querido que la tarifa del impuesto de renta
bajara más rápido, pero hay que consultar las realidades fiscales del
país y mientras las medidas antievasión dan frutos es necesario mantener
una sobretasa en el 2017 y en el 2018. Se hubiera querido bajar más el
impuesto de renta a las sociedades, pero esto habría significado subir
más el IVA y eso era inconveniente.
Batallas perdidas
¿Esto lo deja tranquilo y confiado frente a las firmas calificadoras?
El 9 de enero estaremos en Nueva York hablando con todas las firmas
calificadoras para explicar en qué consistió la reforma y los efectos
esperados. Estoy seguro y confiado que con nuestra explicación se
despejarán las dudas y se reafirmará la calificación BBB, que es la más
alta que ha tenido Colombia en toda su historia.
Colombia sigue siendo un país que atrae mucha inversión extranjera, con esta reforma se despejan algunas dudas que han tenido las calificadoras y esto debe reforzar la confianza en el país.
¿Qué habría pasado si la reforma tributaria no se aprueba?
Habríamos entrado en una fase de declive económico, una espiral
recesiva e inflacionaria. Lo primero es que en las próximas semanas
habríamos tenido una baja en la calificación del país y, en
consecuencia, menos inversión, un disparo en el dólar, mayor inflación.
Pero al mismo tiempo, el Gobierno habría tenido que recortar programas
sociales fundamentales, de manera que evitamos un escenario lamentable.
La reforma tributaria es muy dura, pero habría sido mucho más duro no
hacerla. Nos hubiéramos podido mover hacia unos escenarios que el país
habría lamentado y el reclamo habría sido no haber actuado a tiempo.
(Además: 15 puntos claves de la nueva reforma tributaria)
En consecuencia, ¿podremos esperar mejoras en los datos económicos del 2017?
El año entrante será mejor para la economía colombiana en comparación
con el 2016. Tendremos menos inflación, más crecimiento, un menor
déficit fiscal y externo, de manera que los indicadores básicos
fundamentales se moverán en una dirección positiva. Esperamos que la
economía crezca 2,5 por ciento el próximo año.
¿Qué le hubiera gustado que quedara en la reforma, pero no se logró?
Perdimos algunas batallas, lo digo con sinceridad. Por ejemplo,
bebidas azucaradas, un asunto en el que nos empeñamos, pero no contamos
con el respaldo. Casi todas las bancadas políticas se opusieron al
impuesto, desde el Polo y el Centro Democrático, dos partidos de
posiciones políticas extremas.
Creo que ese factor nos impidió bajar más las tarifas del impuesto de renta a las sociedades en al menos un punto adicional.
¿Cuál considera que fue el momento más difícil en todo el trámite de la reforma?
El más álgido fue el debate en la plenaria del Senado, porque el
nivel de intensidad, la sensibilidad de los temas tratados y el momento
político general que vive el país, todo se reflejó en ese momento. La
polarización política también se transmitió y se evidenció en ese debate
y eso hizo muy complicada la discusión.
En algún momento temió que el proyecto no saliera o se cambiara de manera radical en su contenido...
Siempre estuve confiado de que se produciría la reforma. Mi
preocupación era otra: que fuera una reforma estructural y de calidad.
Esto no se trata solo de conseguir recursos y no nos movía un ánimo
fiscalista. Las preocupaciones siempre estuvieron asociadas a que la
reforma mantuviera su espíritu estructural y le imprimiera mayor calidad
al estatuto tributario, y eso se logró.
Sin duda los resultados lo tienen contento...
Soy consciente del esfuerzo que tendremos que hacer todos los
colombianos. Sé que no es un tema fácil y sé también del sacrificio que
significa para muchos tener que pagar más impuestos. Lo que puedo decir
es que ese sacrificio está plenamente justificado para mantener una
cantidad de programas que se requieren para la prosperidad de Colombia.
Si no lo hacemos, el país podría retroceder en muchos de los logros
alcanzados en los últimos años en lo social e infraestructura, por eso
la importancia.
¿Teme que haber impulsado esta reforma le pase cuenta de cobro a sus aspiraciones políticas?
Cuando uno entra a la función de ministro de Hacienda tiene que
sustraerse de ese tipo de cálculos, porque si los incorpora, se equivoca
en sus decisiones. Estoy tranquilo de cumplir con mis funciones de
ministro, de hacerlo como corresponde y como espera el país, otras
evaluaciones y consideraciones son especulativas. Ese es el balance que doy en este momento, lo demás solo el tiempo lo dirá.
CARLOS ARTURO GARCÍA M.
Redacción Economía y Negocios
En Twitter: CarlosGarcíaM66
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Reflexiones al tema pensional
http://jujogol.blogspot.com. co/
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