Autor: Redacción de El País,
Al escuchar la noticia sobre un crimen lo normal es asociar
al sospechoso con un monstruo, una persona con una apariencia tan
perturbadora que no quepa la menor duda de sus acciones.
Sin
embargo, cuando el presunto criminal es una persona bien parecida,
adinerado, educado y simpático, siempre cuesta un poco de trabajo
asociarlo con su delito. “Pudo ser mi vecino, mi amigo o mi ex. Pudo ser
mi hijo, mi esposo o mi padre. Yo pude ser su víctima”, son algunas de
las ideas que de inmediato pasan por la cabeza de cualquiera.
¿Hubiese
sido posible identificarlo antes de actuar? Esa es la gran pregunta que
casi siempre y por desgracia queda sin resolver.
Lo cierto es que
las personas con enfermedades mentales se codean en todos los círculos
sociales y pueden atacar en cualquier momento.
En los
últimos días son muchos los colombianos que, por ejemplo, se han
estremecido por la noticia de la muerte de una pequeña de 7 años al
parecer a manos de un arquitecto en Bogotá. ¿Cómo se pasaron por alto
todas las señales que indicaban que algo estaba mal con este hombre?
Para
el médico-psiquiatra Carlos E. Climent una persona con graves problemas
mentales pudo pasar desapercibida toda su vida debido a su capacidad
para atraer y manipular a las personas que están a su alrededor.
“Identificar
un posible criminal es muy difícil porque son personas que quedan
encubiertas detrás de una fachada de aparente normalidad y lo tiene a
veces uno sentado en la misma mesa. Esa es una de las grandes fallas que
existen entre las posibilidades de identificar a esos personajes,
tenemos muy pocos elementos de juicio que nos permitan hacer esos
reconocimientos de manera oportuna”, asegura el doctor.
Por lo
pronto, sí hay más señales que indican estar frente a un sociópata, que
es una persona que no tiene inconvenientes en pasar por encima de los
derechos de los demás, no respeta leyes, no se responsabiliza de su
obligación, es un maestro fingiendo, engaña, miente y manipula. En la
confrontación lo niega todo con frescura y desfachatez; carece de
sentimientos y no siente ningún tipo de pesar así sea el causante del
daño. Todo un peligro potencial para cualquiera que esté a su
alrededor.
Peligro al acecho: sin límites
“Un
sociópata no es necesariamente un pedófilo, o un violador, para hacer
eso se necesita ser un asesino. Sin embargo, aunque el sociópata no
tiene limitaciones, cuando un individuo le quita la vida a otra persona,
especialmente a un niño después de violarlo, eso se sale del campo de
la sociopatía y entra al campo criminal”, señala Carlos Climent.
Según
informes diseñados por el FBI con base en diversos estudios
psicológicos y forenses sobre abusadores sexuales, generalmente
quienes cometen un delito de este tipo no son, contra lo que comúnmente
se cree, seres solitarios. Tampoco son personas muy mayores, dado que
la mayoría tiene entre 21 y 35 años, ni gente que suele vagabundear, ya
que al ser atrapados casi todos tienen un empleo fijo.
Se
debe prestar atención “cuando utilizan un lenguaje violento o
amenazante, ya que del decir al hacer puede haber tan sólo unos pocos
pasos. Tenga especial cuidado de las personas que muestran una gran
agresividad como, por ejemplo, patear los objetos de la casa, golpear
las paredes, etc".
Sociópatas, ¿cómo reconocerlos? Carlos Climent explica:
La dificultad para identificarlos radica en varios hechos:
- Son los campeones mundiales del disimulo y los maestros de la seducción, el cálculo y la manipulación.
- El sociópata le hace creer a la persona con la cual entra en contacto que su afecto es exclusivo para ella.
- La víctima, en secreto, está convencida de su posición de privilegio frente a “ese ser tan maravilloso” y se siente afortunada de haber sido la elegida. La desilusión ocurre tiempo después cuando se hacen evidentes los graves problemas y todo se destapa.
- Si alguien se atreve a confrontarlos tienen una habilidad impresionante para “voltear la tortilla” y hacer sentir culpable a quien se atreva a llevarles la contraria.
- Su frialdad emocional los hace ser muy efectivos en cumplir sus metas.
- *Como no quieren “ni a su madre” no sufren por nada. En consecuencia pueden, sin que les tiemble la mano, ser muy abusivos contra quien se les atraviese en su camino (padres, hijos, cónyuge, parientes cercanos y lejanos, socios, etcétera).
- Su egoísmo es monumental, pero no se hace evidente sino cuando ya han atrapado a su víctima. Entonces ya es tarde, porque al igual que muchos secuestrados, la víctima del sociópata desarrolla su propio Síndrome de Estocolmo.
- La víctima del sociópata sabe que está siendo engañada, maltratada o robada, y lo acepta. Al someterse sumisamente se perpetúa el cautiverio.
¿Un sociópata se puede regenerar?
“Es
muy difícil ayudarle. No reconoce que está enfermo, para él los demás
son los enfermos. En esas condiciones el primer requisito es aceptar la
enfermedad, pero un sociópata jamás irá a una consulta. En mi libro ‘La
locura lúcida’, le habló directamente a los familiares para que puedan
protegerse de sus acciones”.
¿Qué hacer si se le identifica?
La recomendación es protegerse. Si lo identificó, tome distancia. Alrededor del sociópata, todo el mundo sufre, menos él.
¿Cómo lidiar a la oveja negra de la familia?
Los
lazos de sangre no pueden justificar un crimen. La familia tiene que
decir, ‘este hombre ha cometido un crimen y debe someterse a la ley,
porque no lo educamos así, no le dimos estos parámetros de educación y
lamentamos terriblemente lo ocurrido, pero no podemos justificar, ni
ayudar, ni lavar la sangre ni pasar por alto lo ocurrido, porque eso
directamente los hace cómplices.
Reconózcalos. Sociópatas al desnudo:
- No aman a nadie
- No distinguen entre el bien y el mal
- No aprenden de la experiencia
- Prometen pero no cumplen
- Son insensible, imperturbables, fríos e indiferente frente al sufrimiento de los demás.
- Toman decisiones perjudiciales contra otros y no sienten remordimiento.
- Son reyes del disimulo y gran magos de la hipocresía.
- Son un calculadores y meticulosos
- Son el maestro de la manipulación.
- Usan a la gente, los socios, los copartidarios, los familiares, y hasta la propia madre, para su beneficio personal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario