Del afán no queda sino el cansancio, y el camino corto y
precipitado que el Congreso ha tomado para aprobar 350 artículos que
deformarán nuestro ya complejo estatuto tributario, constituye un grave
error, cuyo artífice, el ministro de Hacienda, se lavará las manos
aceptando algún cargo burocrático en el exterior, como lo ha hecho en el
pasado.
Vergonzoso que el coordinador ponente del Partido Liberal
reconozca que aún hay detalles sin definir de la llamada “reforma
tributaria estructural” y que solo la próxima semana se conocerá el
texto definitivo que se tramitará a pupitrazo en solo dos días en
sesiones plenarias conjuntas de Cámara y Senado. Si, “conjuntas”,
probando la inutilidad de un sistema bicameral como el colombiano y
justificando las voces de quienes piden reducir a una sola cámara el
subordinado y altamente contaminado poder legislativo de la Nación,
salvo contadas excepciones.
Pero la improvisación no es solo del
Partido Liberal, que mediante una posición de bancada piensa acallar a
sus pocas voces disidentes que, con suficientes y sólidos argumentos,
califican como un fiasco la propuesta del Gobierno.
En el Partido
Conservador, su grave división interna entre los “enmermelados” y los
pocos que defienden su independencia se carga hacia los primeros,
gracias a ministerios y puestos públicos que hábilmente ordeñan.
Sobre
el Partido de la U, pues para qué hacer la lista de los grandes males
que le ha causado a la Nación en materia económica: las cifras hablan
por sí solas.
En Cambio Radical el pataleo de Vargas Lleras, con
el falaz argumento de que la vivienda de interés social desaparecería
con el aumento del IVA, solo es el preámbulo de su renuncia para
continuar su campaña electoral, pero sin cargo al erario como hasta
ahora, y una artimaña que deja vivo el aumento del IVA al 60 % de la
canasta familiar.
El Partido Verde y el Centro Democrático caen en
la trampa de legitimar el aumento del IVA impulsando algunas
propuestas, en lugar de oponerse en bloque a una reforma que no
simplifica, poco recauda y genera desigualdad.
Por el lado del
Polo Democrático, tocará esperar la votación, para ver cómo es el
balance entre el gobiernismo de la ministra de Trabajo y la facción
independiente. Que entre el diablo y vote. Ya entró hace rato.
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