jueves, 12 de abril de 2012

Peticiones pensionales

Deuda pensional del país supera el 150% del PIB


Por: Héctor Sandoval Duarte / Jorge Sáenz Vargas, EL ESPECTADOR, ABRIL 12

El presidente de Asofondos, Santiago Montenegro, insiste en que los fondos deben participar en construir infraestructura.

Santiago Montenegro Trujillo, presidente de Asofondos, insiste en que el gremio no busca que se acabe el régimen público de pensiones. / ArchivoSantiago Montenegro Trujillo, presidente de Asofondos, insiste en que el gremio no busca que se acabe el régimen público de pensiones. / Archivo

Santiago Montenegro Trujillo, presidente de Asofondos, le contó a El Espectador que abrirles campo a los fondos privados para la inversión en infraestructura, y blindar a Colpensiones de la política serán temas claves en el futuro de las pensiones.Aunque todavía no se conoce ningún borrador de la reforma pensional que el Gobierno busca presentar el segundo semestre de este año, la Asociación Colombiana de Administradoras de Fondos de Pensiones y de Cesantías (Asofondos) alista una serie de peticiones al Gobierno, de cara a la sexta edición del congreso que celebrará dicho gremio en Cartagena, los próximos 26 y 27 de abril.
¿Cómo les ha ido a los fondos durante este año?
El año pasado acabaron perdiendo $29.000 millones y al cierre de febrero iban ganando $4,4 billones.
De cara a la reforma pensional, ¿qué le pedirán al Gobierno?
Hay que decirle que es necesario aumentar la cobertura pensional, en medio de una alta informalidad. Si esto sigue así, pocos colombianos van a tener una pensión. Por ahora eso no funciona. También vamos a insistir en el tema de la equidad. El régimen público de pensiones no queremos eliminarlo. Este tiene que estar orientado fundamentalmente a los pobres y no debe subsidiar a los ricos, lo cual es vergonzoso. Igualmente es importante crear el pilar solidario.
Otro punto es la sostenibilidad. Hay que hacer sostenible al sistema con más cobertura, porque está costando más de 4 puntos del PIB del déficit y ya cuenta con una deuda pensional del 150% del PIB, y que seguramente está creciendo. En Chile es sólo del 6% del PIB.
¿Cómo quedarán las cosas con la nueva Colpensiones?
Estamos esperanzados en ella, aunque su presidente ha dicho que esta entidad tiene 80.000 procesos judiciales en contra y 15.000 demandas administrativas. Lo más grave no es sólo eso. Este sector es intensivo en información y allá no hay un sistema de historias laborales consolidado.
Colpensiones no puede ser presa del ciclo político porque allá se maneja demasiada plata del Estado. Eso hay que blindarlo con recursos, con gente bien remunerada y aislada de la política. Debe ser algo como el Banco de la República. El actual presidente de Colpensiones ha dicho que todos los altos cargos son nombramientos políticos.
Adicional a esto, esperaremos la propuesta del Gobierno en cuanto a edad de jubilación, y apoyamos el pilar solidario.
¿Cuáles son las grandes temáticas que se van a manejar en el congreso del gremio?
Este año tenemos grandes temas: el primero, la infraestructura. Una de las cosas que siempre hemos querido hacer, y que es nuestra vocación, es invertir en ese sector; pero no se ha podido. ¿Por qué queremos invertir allí? Son inversiones a largo plazo, como los ahorros de los trabajadores.
Los proyectos bien estructurados están cubiertos del riesgo contra la inflación y son políticamente provechosos, porque la gente ve lo que está pasando con los recursos. Por ejemplo, en Chile el país se está llenando de autopistas que están financiando los fondos.
¿Qué se necesita para poner en marcha todo esto?
Se entiende que la infraestructura es un problema de estructuración financiera. ¿Por qué es de financiamiento? El Gobierno no tiene la plata para hacer las obras; es así de simple. Si dependemos de éste nos demoramos cien años. Hay que vincular al sector privado y a los inversionistas institucionales, como aseguradoras, fondos de pensiones y fiduciarias.
Cuando a ellos se les vincula hay que darles tranquilidad y asegurarles que van a tener rentabilidad. Que las instituciones no estén sujetas a vaivenes políticos y hacer de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) algo como el Banco de la República. Se puede tener un excelente gerente de esa entidad, pero si eso cae en manos de quién sabe quién, acaban con todo y la plata de los fondos se puede perder.
En países como Chile no se dan anticipos para las obras desde hace 20 años; la plata se pone después de cumplido un hito. Otro punto son los estudios; hay que hacerlos y en eso insiste la ANI. También, hay que atraer inversionistas extranjeros y perderle el miedo.

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