sábado, 29 de octubre de 2016

Este sistema politico sin mermelada no funciona Rudolf Hommes

http://linkis.com/lasillavacia.com, 28 de Octubre de 2016

Rudolf Hommes - Foto ProBarranquilla
La Red Líder: ¿Le gustó el proyecto de reforma tributaria?
Rudolf Hommes: No lo he entendido. Ver que un artículo reemplaza otro artículo en otra reforma, se vuelve una tarea que no se puede hacer en un rato o en una noche. En consecuencia, no me gustó. Aquí tenemos un gran defecto. La reforma no es clara y el régimen tributario es muy confuso. Independientemente del contenido, la forma es importante.
LRL: ¿Le parece que es una reforma estructural?
RH: Pretende serlo, pero no la considero estructural.
LRL: El principal obstáculo de una reforma tributaria es resistir la presión de sectores económicos. Usted intentó pasar un aumento de impuestos a la cerveza. ¿Los tiempos han cambiado?
RH: No logré pasar un aumento de impuesto a la cerveza. Tuvimos que retirar el proyecto. Pero lo que quería hacer era bajar los impuestos de la cerveza y de los cigarrillos porque había contrabando. Eso fue lo que me causó problemas. Fue la primera vez que un Ministro de Hacienda quiso bajar los impuestos. Por ello, me hicieron una guerra. Nunca lo entendí. Pero como dicen: ‘dejar que esos perros que están durmiendo, sigan durmiendo’.
LRL: ¿Considera que la reforma puede conseguir enrutar la economía hacía un modelo post petrolero, que desarrolle el potencial económico del país?
RH: Podríamos hacer una reforma tributaria que hiciera eso, pero ésta no es.
LRL: Como Ministro de Hacienda hizo incrementos fuertes del IVA. ¿Piensa que este nuevo incremento es exagerado, o que no ha debido pasar tanto tiempo entre este y los que usted hizo a principios de los años 90?
RH: Lo que hicimos fue rebajar los aranceles porque aquí había una economía sobreprotegida. El arancel promedio era del orden del 70% y había productos en régimen de prohibida importación o de licencia previa. Era un círculo y lo que hicimos fue acabar con eso. Eso le quitó muchos recursos al Estado. Lo que antes pagaba la gente como arancel, se lo cambiamos por IVA. No fue un incremento tan grande de los impuestos porque hubo una sustitución ¿Por qué lo hicimos? Para tener la apertura y no desfinanciar al Estado. El impacto fiscal no fue tan grande, lo subimos bastante y esto me hizo muy impopular.
LRL: Como Ministro de Hacienda tuvo como obsesión la modernización de la economía colombiana ¿Qué tanto cree que se ha modernizado la economía?
RH: Se ha modernizado mucho. No tuvimos éxito del todo. Después vinieron gobiernos que trataron de acabar con el sistema. No lo pudieron destruir del todo y me mortificó que a mucha de la gente del equipo le dio pena haber sido parte de la apertura. Me quedé con el muerto, siempre lo defendí. Ahora han aparecido coprotagonistas, pero hubo un momento en que decían ‘yo no tuve nada que ver con eso’. Si bien la política económica no tuvo todo el éxito, sí fue importante.
Hay muy pocos que pagan impuestos y muchos de los que pagan impuestos, evaden o eluden. RUDOLF HOMMES
Hay muy
RUDOLF HOMMES
LRL: ¿Considera que la “confianza inversionista” fue más que el boompetrolero?
RH: Hubo muchos incentivos. En el gobierno de Uribe hubo una política decidida para atraer inversión. Alguien puede criticar el método, pero hubo una política pro inversión. Parte de ella coincidió con el boom petrolero.
LRL: Los precios del petróleo volverán a subir en meses o años ¿Qué debemos hacer para no incurrir en una nueva enfermedad holandesa?
RH: Las lecciones están aprendidas en otros países. Hay que congelar muchos de esos recursos. Aquí nunca lo hicieron. Hicieron un fondo pero no lo dejaron crecer. En los países que tienen bonanzas de algún producto minero o natural, la forma como evitan que esto les impida crecimiento es retener las ganancias e invertirlas cuando están bajos los precios. Eso no lo hicimos y es lo que debimos hacer. Si volviera a pasar deberíamos hacerlo, pero no lo vamos hacer porque el sistema político colombiano no está organizado para ser responsable.
LRL: ¿El hecho de que Colombia recaude tan pocos impuestos -menos de 15 por ciento del PIB- se debe exclusivamente a un problema de pobreza de la sociedad, o a que muy pocos pagan impuestos?
RH: En parte es pobreza. Hay muy pocos que pagan impuestos y muchos de los que pagan impuestos, evaden o eluden. Es decir, tenemos tasas de evasión muy altas, 30 por ciento en el IVA y más o menos lo mismo en renta. Lo que eso indica es que la solución no es subir las tarifas al 19 por ciento, sino reducir la tasa de evasión. Ahora ¿cómo hacerlo? No sé, pero lo lógico sería eso.
LRL: ¿Cuáles cree que son las principales causas de la desigualdad en Colombia?
RH: Somos una sociedad que históricamente ha sido desigual. A la gente que tiene el poder y sus beneficios le cuesta mucho trabajo soltarlo. En este momento lo estamos viendo. Es decir, el NO en gran parte es porque hay gente que no quiere soltar lo que tiene.
No se me olvida la época con Pablo Escobar. Hubo gente de mi círculo social que decía que Colombia era el mejor vividero del mundo, mientras que en el exterior éramos ‘un país fallido’. Aquí no nos habíamos dado cuenta de eso. En mi caso, me pusieron una bomba porque era ministro, pero si no hubiera sido así, nunca me hubiera pasado nada. Aquí estamos aislados. Tenemos una serie de privilegios increíbles. Tenemos conductores, servicio doméstico, niñeras, eso nos parece lo más natural y no queremos cambiarlo.
LRL: Usted era el mayor neoliberal del país, por lo que se le asociaba con una tendencia política de derecha. Sin embargo, en temas sociales y políticos se ha revelado como liberal ¿Es evolución o complementariedad ideológica?
RH: No. Hice un discurso cuando fui ministro bastante amplio, pero los medios intelectuales dijeron que era un discurso de derecha. Un poco mi explicación de por qué hice la apertura, era porque aquí había mucho privilegio y ésta era una forma de hacer la sociedad un poco más igualitaria. Eso le dice uno a cualquiera de los que han sido víctimas.
Lo que hice fue intentar acabar con privilegios. Por ejemplo, traer un computador era una desgracia, había que traerlo prácticamente de contrabando. No me considero tampoco de izquierda, soy una persona liberal. Esa es mi manera. Una persona liberal no en el sentido clientelista sino liberal de pensamiento.
LRL: ¿Cómo es ser el “odiado neoliberal” durante casi tres décadas?
RH: Aquí la sabiduría es proteger la industria nacional y realmente eso crea una alianza entre la izquierda y el capitalismo extremo, el capitalismo monopólico. Porque al que le conviene eso es al monopolio. Aquí había ciertos monopolios y unas ventajas laborales, y es que la gente que trabajaba para la política, estaba mejor que los demás.
Pensé que esto no podía ser así. Esto simplemente le daba algunas migajas de privilegio a aquellos que tienen, y a aquellos que usan eso como pretexto para mantenerse. Toda la defensa del proteccionismo extremo es un poco eso. Por un lado, que no damos empleo. Al mismo tiempo estamos cobrando tarifas muy altas y por otro lado, piden que haya competencia y desarrollo.
LRL: ¿Qué opina de que un Ministro de Hacienda tenga aspiraciones presidenciales?
RH: Me parece natural. Lo que no debe hacer es actuar como candidato. Es decir, siempre he pensado que uno a veces es el que maneja su propia ética. Uno tiene que tener límites.
Si uno quiere ser presidente, como dice Uribe, ”hay que posponer el gustico”. Eso lo creo firmemente.
No creo que esté mal que un ministro tenga aspiraciones presidenciales. Ahí está Juan Manuel Santos. Tuvo aciertos importantes como ministro, también errores como hemos tenido todos. Pero aciertos importantes. Nos ayudó con la descentralización, y era candidato. Me gusta eso de él y nadie habla bien de Santos. Santos lee mucho sobre Churchill, Roosevelt y Julio César.
El hecho es que tiene muchos modelos y sentido de responsabilidad. Alguien que quiere ser presidente y es ministro de hacienda, va a ser impopular hasta cierto punto. En el Ministerio de Hacienda nunca pasa nada bueno. Todo es malo.
LRL: ¿Cree que los economistas han perdido espacio frente a los políticos?
RH: Dejaron de opinar. No sé qué están haciendo los economistas, pero no están activos. Eso es culpa de ellos.
LRL:¿Qué opina de la falta de relevo generacional? Los protagonistas del momento fueron compañeros suyos de gabinete, Humberto de la Calle y Juan Camilo Restrepo ¿O es que esa generación fue especialmente destacada y por eso sigue influyendo en los temas cruciales?
RH: Todas las generaciones somos víctimas. Cuando nosotros teníamos 22 años menos, entonces era López Michelsen que no dejaban actuar. Ya hay gente joven que está funcionando, pero hay que ver cómo los viejos dan más espacio. Esto no es nuevo. Admiraba mucho a Alfonso López, porque era muy inteligente. Pero siempre estaba ahí en el panorama, entonces era el único que hacía pensar a los colombianos y a uno nadie le paraba bolas.
LRL: ¿Desde la perspectiva histórica, la política económica de Gaviria terminó siendo regresiva o redistributiva?
RH: Contribuyó tal vez sin desearlo, a la concentración. Todas las políticas aperturistas tienden a eso. Ahora, defiendo que lo que había antes era detestable porque la ‘gente de bien’ tuvo ese privilegio. El resto de la gente se tuvo que aguantar.
LRL: ¿Cómo calificaría la política económica de los siguientes ex presidentes: Santos, Uribe, Pastrana, Samper y Gaviria?
RH: Me parece que Santos y Gaviria -y estoy incluido en lo de Gaviria- hicieron algo importante en política económica. Desde Gaviria, hasta que llegó Santos, nadie había vuelto a hacer nada importante.
Uribe fue muy importante porque puso orden, pero después se enamoró del poder. Le tengo mucha admiración, pero debería tener un poco de contención y mesura.
Pastrana trató de hacer la paz. Lo traicionaron, confió demasiado en las Farc y no le respondieron. Lo que hizo fue admirable, una voltereta de 180 grados y armó una política de contención de la guerrilla que ha tenido resultados. Sin Pastrana, Uribe no hubiera tenido tanto.
Samper me lo salto.
LRL: De los presidentes recientes, dos habían sido ministros de hacienda, Gaviria y Santos ¿Cuál le ha parecido mejor economista como presidente?
RH: La gran admiración que tengo por Santos es por la paz. No creo que hubiéramos podido hacer la apertura de la paz con otro presidente. Esto de la paz ha sido tan trascendental que me volví un fanático de la paz, no quiero ser fanático pero es que si no tomamos la oportunidad ahora, esto no va a volver en 30 años. Gaviria entendía lo que estábamos haciendo en materia económica y en el discurso de posesión le dio un giro a todo.
LRL: La mermelada es una de las palabras políticas más poderosas actualmente ¿Considera que es de doble moral satanizarla en un sistema político clientelista, o es posible la gobernabilidad en la Colombia actual sin mermelada?
RH: Todos hemos sido responsables de eso. Que venga el primer Ministro de Hacienda y tire la primera piedra a decir que no. El problema no es la mermelada. El problema es el sistema político: está construido de manera que sin mermelada no funciona. No es mermelada de recursos, es todo. ‘Que nombren una gente incompetente en cargos solo porque es fulanito. Que no pueden quitar a alguien que es ladrón, porque es de zutanito’.
Simplemente aguantamos una inmoralidad que nos perjudica porque todo eso va en contra del crecimiento y desarrollo, no solamente económico sino político. Por ejemplo, por qué fui galanista. Mal que bien fue el primero que vino y dijo ‘ese está mal de chompa’. En su momento no lo entendí. Siempre me arrepentí de eso. Como no entendí que eso es tan claro. Lo que no nos deja progresar es nuestro sistema político.

El problema es el sistema político: está construido de manera que sin mermelada no funciona.
LRL: ¿Qué opina de que el sector privado, y especialmente el empresarial se considere impotente ante el clientelismo? 
RH: En parte es cierto que es impotente ante el clientelismo. No estoy de acuerdo que el principal beneficiario del sistema sea la empresa. Hay empresas que tienen beneficios gigantescos y que por su mismo poder económico pueden manejar a los políticos. Entonces no es que sea impotente. Producen su propia mermelada y la reparten. Pero eso es actuando dentro del sistema.
El sistema alimenta a los políticos. La gente no se da cuenta todavía que la empresa estatal es de algún político. Cuando hay la gran controversia es porque a ese político se la van a quitar, se la van a vender y por eso está interesado. A veces, como el caso de Isagen, no solamente el político está interesado, sino todo el esquema.
LRL: ¿Cómo calificaría al sector empresarial colombiano comparado con el de países de desarrollo similar?
RH: La mejor comparación es Corea. Corea y Colombia en 1960 tenían los mismos indicadores, eran calcados. Actualmente el empresariado en Colombia -ojalá no me gane 10 mil enemigos- es muy parasitario, muy dependiente del Estado, muy diferente a la situación actual de Corea.
LRL: ¿Qué opina del empresariado en el tema de la paz?
RH: Hay de todo. Hay empresarios muy comprometidos como Gonzalo Restrepo. Algunos de los directores del Grupo Antioqueño. Otros que están por debajo y miran cómo esto se acaba.
LRL: ¿Cómo ve el proceso de paz?
RH: Ojalá salgamos bien de esta. Es una encrucijada muy importante. Hace mucho tiempo no me comprometía tanto con algo y no le veo salida distinta a la paz. No hay suficiente gente, tenemos un movimiento pro paz, que no tiene líderes. Cuando sube alguien, ahí mismo lo cuestionan. Hay una tendencia de cangrejos. Que si alguien está subiendo lo tratan de bajar y eso es contraproducente socialmente. Por ejemplo, el movimiento estudiantil murió. Murió porque hubo gente que se destacó y otros los bajaron.
LRL: ¿Qué quiere decir?
RH: Hay muchos anticuerpos que no dejan surgir un líder. Me pasó cuando era rector de Los Andes. Pacho Santos organizó una marcha por la paz y resolví que las universidades deberíamos estar al frente y al centro de ello.
Promoví con los demás rectores que saliéramos. El día que iba a salir la marcha hubo gente enviada por enemigos políticos míos, diciendo que yo estaba tratando de capitalizarlo políticamente, entonces decidí no ir. Hay un anticuerpo social en contra del liderazgo que surge. Por eso les resulta mejor aceptar uno hereditario. Es una hipótesis, para que la trabajemos.
LRL: En su columna “Oposición a la oposición” habla de populismo de derecha, ¿a qué se refiere?
RH: El populismo de derecha es apelar a las necesidades, a las frustraciones, a los prejuicios de la gente para cumplir fines políticos.
Por ejemplo, el ex procurador. Es un extremista y muy buen político. Porque desde su punto de vista tiene su clientela y en ese sentido hay gente que cree como él, y lo ve como un redentor. Ese es el populismo de derecha. Porque es lo que quieren ellos. Mal que bien es volver a poner el Concordato, algo de ese estilo.
No se me olvida nunca, cuando era joven, que las películas italianas las prohibían y era porque en Roma las prohibían. Las francesas no, porque los curas no eran tanto allí. Aquí tuvimos en el Teatro Coliseo “La Nueva Ola”, nunca la prohibió el Cardenal. Pero “La Dolce Vita” prohibida, la daban en el Teatro Cataluña en la 51 con 7 y las colas daban la vuelta alrededor del teatro y era prohibida. Era como una propaganda.
LRL: ¿Como lo que pasa ahora?
RH: Lo que pasó ahora con Gina y con la iglesia católica me parece vergonzoso. La iglesia católica por el tema de la homosexualidad se marginó del proceso de paz. Ahora está volviendo. Recapacitaron un poco. Eso es populismo de derecha.
Populismo de izquierda es el que hace Petro. Es que va y rebaja las tarifas de agua para los más pobres, eso está bien. Pero eso que capitaliza él, es para que voten por él y ser presidente. James Robinson cuestiona que en lugar de populismo es clientelismo y eso es más costoso. Si hubiera habido populismo habría más movilidad política y social.
LRL: ¿Algún ejemplo?
RH: Creo que el peronismo es terrible. Pero hay un libro que se llama 'Surge un movimiento popular: el peronismo 1940-1949' y relata cómo subió Perón. Es un poco lo de Petro. Fue el primero que se fijó en las necesidades de una gente que estaba totalmente marginada. Eso produjo lealtad y admiración.
Cuando veo a Petro con el eslógan ‘Bogotá Humana’, creo que tenemos que hacer algo desde el centro para evitar que eso tenga tanta fuerza, y mi conocimiento de eso viene de haber visto lo que pasó con Perón.

PERFIL DE LIDERAZGO
La Red Líder: ¿Cuáles considera que son esas influencias que han determinado su estilo y motivaciones de liderazgo?
Rudolf Hommes: Me sorprende que crean que yo soy líder, porque yo soy una persona muy sola.
Inclusive mucho más joven, antes de que fuera Ministro de Hacienda, alguien me dijo: ‘cómo cree que usted solo va a poder sobrevivir’. Yo no estoy buscando a nadie. Pongo una falsa humildad.
En realidad, yo creo, ¿por qué Uribe es líder? Porque hace lo que le da la gana. En la teoría de sistemas dicen que el que tiene el poder es el que tiene más grados de libertad. Entonces los grados de libertad los establece uno, o deja que se los establezcan otros. 
LRL: ¿Cuáles fueron sus primeros rasgos o insinuaciones de liderazgo?
RH: He sido rebelde desde pequeño. Mi familia colombiana era conservadora y yo liberal. Por qué fui liberal, porque en el año 53 Laureano Gómez quería poner una constitución en la que, por tirarse a los judíos, yo terminaba siendo extranjero. Porque un hijo de extranjero, era extranjero. Oí eso por radio y me convertí en liberal instantáneamente. Mi papá, que había sido comunista en secreto -lo supe hasta hace poco- me daba libros para que leyera.
LRL: ¿Cuál es el origen regional de su familia?
RH: Paterna son alemanes y materna colombianos, de Cundinamarca. Mi mamá nació en Guatavita. Guatavita era una región pobre y emigraron a Ubaté. Allá mi abuelo fue bastante exitoso como agricultor y ganadero y de ahí surge un poco el ascenso social de la familia. 
LRL: ¿Cómo cree que maneja la inteligencia emocional?
RH: Estaba leyendo un libro que trataba de decir que hay una cierta patología en el estilo de liderazgo. Algunos de los líderes más exitosos tienen algún problema psicológico.
Cuando empecé a escribir columnas, una psiquiatra amiga mía me pregunto: ‘¿tu cómo te atreves a decir esas cosas y por qué tenemos que leerte?’. Le dije ‘no te estoy obligando a que me leas, tú me lees si quieres’. Pero digo lo que me parece.
Me salí del Ministerio de Hacienda a aventurar con un par de locos a hacer una revista económica, sin ningún apoyo financiero. Me pareció interesante y romántico. Es una personalidad que requiere tomar riesgos.
LRL: ¿Cómo describiría la cultura de liderazgo del país?
RH: Aquí hay demasiado liderazgo hereditario y no hay garantía que eso funcione. Eso es bastante conservador y retardatario. Porque se basa en el pasado. Pero la sociedad tiene eso como dado.
A mi juicio eso tiene que acabarse. Es decir, si uno mira estudios, los hijos de los premios nobel generalmente no son premios nobel. Los hijos de grandes presidentes, tampoco son grandes presidentes. Mirando el ejemplo de Estados Unidos, la señora de Obama ahora se está perfilando como candidata y me gusta. Aunque pueda ser malo para la política de Estados Unidos. Si Hillary gana -prefiero que gane Hillary y no Trump- va haber un precedente.
LRL: Desde su experiencia ¿cómo entiende un líder?
RH: Como decía la revista Alternativa, es una persona que se atreve a pensar y hacer. El líder es el que nos saca del pantano en el que estamos.
LRL: ¿A qué personas de la vida pública le reconoce liderazgo?
RH: Me parece que Humberto de la Calle es líder a su manera. Es muy claro, académico, respetuoso, constitucionalista.
Sergio Jaramillo tiene carácter, está muy bien formado y es terco a morir.
Gustavo Petro es indudablemente líder, no me gusta, hay que ver cómo no es presidente, pero es líder.
Juan Manuel Santos ha sido líder. César Gaviria fue muy importante. Álvaro Uribe es un líder indudablemente.
LRL: Y mirando hacia atrás, pensando en líderes colombianos ¿cuál le atrae?
RH: López Michelsen hizo cosas muy importantes. A mi juicio fue buen presidente.
Álvaro Gómez era líder, no era partidario de él, pero era una persona muy seria, dedicado y tenía gente que le caminaba.
Luis Carlos Galán era líder, pero por eso lo mataron, porque era una amenaza para el sistema político. En materia económica hubiera estado en desacuerdo con él.

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