Palabras pronunciadas por el doctor Néstor Humberto
Martínez Neira, Fiscal General de la Nación, en la ceremonia de instalación de
la XXIX Asamblea de ANlF.
La democracia, como sistema político donde los
ciudadanos eligen libremente a sus representantes y éstos tienen la obligación
de defender el Estado de Derecho y el interés público, es esencialmente
dialéctica. Mediante el debate de las ideas debe procurar consensos, para la
formación de políticas públicas útiles a la sociedad, en las que se sientan
representados los distintos espectros de una nación.
Por ello mismo, la calidad de la democracia depende de
la calidad de la representación en el gobierno y en las corporaciones públicas.
Cuando la controversia ideológica es pobre o mezquina se resiente el mecanismo
de la representación, se afecta la esencia de la democracia y se generan
impases institucionales, ante la imposibilidad de generar consensos.
En este contexto, puede afirmarse que nuestra
democracia puede sufrir una grave amenaza si la representación política no
privilegia el debate de las ideas y termina siendo capturada por quienes acuden
al foro solamente para servir sus intereses personales y para acceder a las
rentas del Estado para su propio beneficio.
Esta consideración es la que debe llevarnos a expresar
una profunda preocupación por la irrupción en la vida colombiana, en los
últimos lustros, de una clase emergente, cuyo único ideario es el enriquecimiento
desmedido a partir de la apropiación del patrimonio ajeno o del patrimonio
público.
Su consigna es el “todo vale”. Corresponde a una
herencia que el narcotráfico ha dejado en la sociedad colombiana: la cultura
del dinero fácil.
Por un lado, están quienes llegan a la administración
pública o a las corporaciones públicas con el propósito de llenar sus alforjas.
No lo disimulan y se enriquecen con la complicidad de muchos, mediante todo
tipo de argucias: cobrando comisiones, haciendo pliegos licitatorios a la
medida de sus amigos, contratando una y otra vez la misma obra, adjudicando
contratos a dedo y a precios exorbitantes, robándose los recursos públicos o
dejando que otros se los roben.
De otro lado están los ciudadanos que en la vida
privada también remontan los límites de la axiología y en su relacionamiento
con el Estado son la otra cara de la corrupción, bajo el bien entendido que
para el cohecho se necesitan por lo menos dos partes: los que piden y los que
pagan.
La lucha contra este flagelo: La hora de la justicia
Frente a esta realidad, es imposible hacerse el de la
vista gorda. No solo por lo que esto significa desde el punto de vista de la
degradación en una sociedad, sino porque la indiferencia frente a este flagelo
puede terminar expropiándonos la misma democracia.
En efecto, la corrupción está deteriorando cada vez
más la democracia en lo local, afectando la credibilidad del ciudadano en su
institucionalidad más próxima. Si nada se hace, los nuevos protagonistas de la
política municipal, llegarán a ser gestores de la democracia departamental,
como ya ha venido ocurriendo en algunas regiones del país, y -una vez
extendidos a este nivel- finalmente habrán de capturar la vida nacional, para
imponer su nueva filosofía en la que “lo público es lo privado de esta clase
emergente de la dirigencia nacional”.
Frente a estas dubitaciones tiene que concluirse que
la lucha contra este flagelo debe ser sin cuartel. Debe constituir una
prioridad dentro de las políticas públicas. En el pasado hemos confiado a la
sociedad civil y a la prensa libre la conducción de esta lucha. Pero no ha sido
suficiente. A los corruptos no les importa siquiera la estigmatización que
producen los titulares de prensa. Por eso, ¡llegó la hora de la justicia!. Sólo a partir del poder disuasivo de
penas condignas, nuestra sociedad podrá recuperar el tejido ético de la nación.
Así ha venido ocurriendo en otras latitudes de nuestra América Latina:
Guatemala y Brasil, para citar algunos casos.
Colombia tiene suficientes normas contra la
corrupción. Yo mismo promoví como Ministro de Justicia el Estatuto
Anticorrupción de 1995 (Ley 190 de 1995). El desafío es aplicarlas y pasar del
“dicho al hecho”.
¡No más indiferencia! ¡No más condescendencia! Lo más
grave es convivir con esta patología social sin tratamiento de choque, como nos
ha venido ocurriendo.
Por ejemplo, frente al desempeño de muchas
corporaciones autónomas regionales, que han resultado inferiores al mandato que
les entregó la Constitución de 1991, el Estado ha optado por seguir adelante y
convivir con esa situación, sin confrontar la realidad. En el Plan de
Desarrollo vigente -Ley 1753 de 2015- se optó por un trámite especial para
llevar adelante los Proyectos de Interés Nacional y Estratégico -PINES-, previa
selección del gobierno nacional, con el fin de hacerlos viables y tramitarlos
ante las autoridades nacionales. Los restantes que se sometan a la liturgia non santa de
su tramitología regional.
Plan “Bolsillos de cristal”
La Fiscalía cumple un papel fundamental en la lucha
contra la corrupción. Hemos sellado una estrategia con el gobierno nacional
para priorizar las investigaciones en esta materia, en los distintos sectores
de la vida nacional, que habrá de producir un ejercicio profiláctico sin
precedentes, sin miramientos, ni privilegios.
Ya iniciamos. Para empezar, en estos dos meses la
unidad nacional de fiscales contra la corrupción ha sido fortalecida y antes de
finalizar el año contará con el doble de fiscales que tenía al comenzar mi
gestión. En lo territorial hemos privilegiado la investigación de casos
emblemáticos, que de no valorarse pueden llegar a constituir monumentos a la
impunidad, como por ejemplo el abandonado edificio de la Policía Nacional en
Bogotá o el Plan de Aguas de la Guajira, para citar algunos casos.
Antes de finalizar el año, el país conocerá los
resultados de las investigaciones que hemos priorizado por su relevancia e
impacto frente a la integridad del patrimonio; su desafío a los valores
públicos y privados y la privación de bienes públicos.
Las venas rotas del presupuesto
Con el Departamento Nacional de Planeación hemos
echado a rodar investigaciones en materia del Sisben y de regalías, que han
terminado por ser venas rotas de nuestro presupuesto.
Como ustedes lo saben, el Sisben es el sistema
diseñado para certificar las personas que merecen recibir subsidios del Estado
en diferentes frentes, que se pagan con nuestros impuestos. Las más recientes
cifras del Departamento Nacional de Planeación indican que en Colombia, de una
población de 48 millones de habitantes, había 37,2 millones de personas
inscritas ante el Sisben. Esta cifra no revela nada irregular, en principio,
porque el acceso a los subsidios del Estado depende del puntaje que cada
persona tenga en el Sisben. Pero entre esos 37,2 millones de colombianos hay
muchos vivos, muy vivos, que NO se merecen los subsidios diseñados para los más
pobres.
Y ahí surgen las sorpresas. En un primer análisis
hecho por Planeación Nacional se descubrió que más de 87 mil personas de las inscritas
en el Sisben ganan más de 3,8 millones de pesos al mes. Son miles las personas
que horadan la integridad de la información al momento de diligenciar las
declaraciones del sistema, para obtener un puntaje bajo. Hemos pillado personas
de estratos altos que fungen en las fichas como personas de bajos estratos para
usurpar beneficios de los más necesitados.
Ellos verán prontamente la acción de la justicia. Como
también investigamos la presunta red de servidores públicos y mandatarios que
cohonestan estas prácticas.
Esperamos que los ciudadanos conozcan la gravedad de
estas conductas a partir del ejercicio de la acción penal a cargo de la
Fiscalía, hasta cuando se depure totalmente el sistema.
También hemos seleccionado con el DNP varios casos de
fragilidad evidente en la administración de las regalías por parte de los entes
territoriales.
La salud
La salud es una de las principales revoluciones
sociales de nuestros tiempos. Pero está siendo amenazada en integridad
financiera, porque se ha convertido en la mina de la corrupción.
Por ello he creado un grupo especial de fiscales cuyo
principal propósito es investigar en el sistema general de salud y seguridad
social los delitos que hayan sido cometidos por sus estructuras internas.
Los frentes de trabajo son diversos: indagamos lo
ocurrido en Saludcoop, la contratación de Cafesalud, la desviación de recursos
en Coomeva, cuya cifra investigada asciende a 2.962 millones de pesos; el
deterioro patrimonial de Caprecom por 1.292 millones de pesos, las denuncias
frente a la Nueva EPS por valor de 1.000 millones de pesos y los
multimillonarios recobros al Fosyga.
- La lista la encabeza el hospital público Erasmo Meoz, de Cúcuta, con un monto
de 20 mil 571 millones de pesos.
- Le sigue Saludcoop, con más de 20.000 millones de pesos.
- Después, el Hospital San Vicente, de Arauca. La denuncia es por 3.045 millones
de pesos.
- Y luego la Clínica San Francisco, de Tuluá, donde los cobros indagados son de
alrededor de 670 millones de pesos.
No descansaremos hasta asegurar que los recursos de la
parafiscalidad del sistema estén preservados y que la debilidad financiera de
nuestro modelo de salud no tiene origen en la corrupción.
- Los
Macropoyectos
La integridad patrimonial de los macroproyectos está
en la lupa de nuestros fiscales. El más importante, sin duda, es Reficar en el
que las indagaciones, aunque son muy complejas, avanzan con pie firme y a estas
alturas son objeto de privilegiada cooperación judicial internacional.
Coadyuvo personalmente el alcance de esta
investigación y estoy en condiciones de asegurarle al país que sus resultados
se conocerán en el curso de este trimestre.
Hablamos de un proyecto de más de 8 billones de
dólares.
- Mallas de contratistas regionales
El Auditor General de la Nación ha puesto en nuestro
conocimiento la existencia de 78 mallas de contratistas que operan en
diferentes departamentos del país.
En esas mallas coinciden los socios, los revisores
fiscales, los interventores, etc.
Según el Auditor, en los últimos dos años las
entidades territoriales contrataron más de 20 billones de pesos. De ese monto
al menos 8,1 billones de pesos fueron contratados por dichas mallas
empresariales y en muchos casos a través de oferente único.
De acuerdo con la denuncia de la Auditoria, una sola
de esas mallas recibió contratos por 6,1 billones de pesos, a través de 801
consorcios y uniones temporales en 29 departamentos del país.
Esas mallas han recibido contratos en temas tan
sensibles como infraestructura, transporte, vivienda, agua y saneamiento
básico, alimentación escolar, salud, y seguridad y vigilancia, particularmente
en los departamentos de Antioquia, Casanare, Cesar, Córdoba, Meta y Santander.
Hemos iniciado su investigación, de manera
complementaria a las indagaciones estructurales que hemos iniciado en las
distintas regiones con equipos nómadas que hacen presencia en el territorio.
Empezamos con la Guajira y seguimos con Córdoba, Chocó, Magdalena, Meta, Nariño
y Sucre, entre otros departamentos priorizados.
- La justicia
Otro de los sectores en los que hemos centrado nuestro
interés es en el de la integridad de nuestra justicia. Allí indagamos problemas
estructurales -como el del reparto judicial- y casos emblemáticos. El mensaje
en este sector no puede ser menos contundente. E implica mirar nuestro propio
ombligo, porque la Fiscalía solamente puede actuar con legitimidad, a partir de
su propia integridad moral.
- Corrupción Privada
No menos importante son las investigaciones que
adelantamos en el sector privado. De ellas quiero destacar en esta ocasión el
caso de Panamá Papers, donde avanzamos a pasos agigantados con la colaboración
de la DlAN.
Las líneas investigativas han surgido de una
investigación de contexto y de asociación de casos, del que surge la necesidad
de investigar el papel de los abogados, de los contadores públicos e
–inclusive- de instituciones financieras nacionales, en la consumación de
conductas asociadas a este proceso.
Panamá Papers no será una investigación de anaquel y
permitirá develar sus ramificaciones internacionales.
La lucha contra la corrupción es global
Los Ministerios Públicos y Ias Fiscalías del mundo
estamos completamente articulados hoy en día. La Iucha contra la corrupción es
global y ya no existe refugio para la impunidad, frente a un delito que ha
terminado por extenderse más allá de las fronteras nacionales.
Es por esto que nuestra victoria contra la corrupción,
en la etapa que estamos reinventando, conocerá resultados en las
investigaciones con el concurso de autoridades extranjeras. En particular,
porque la persecución de la corrupción será en vano si se limita a la
punibilidad de sus actores y no se extiende a la incautación de los patrimonios
ilícitos, muchos de los cuales han terminado en paraísos fiscales y en sistemas
financieros internacionales.
Lo que no han comprendido los corruptos es que en su
designio criminoso, al tocar otras jurisdicciones con sus activos ilícitos, han
terminado por comprometer su responsabilidad personal por causas de
conspiración y de lavado de activos en otras jurisdicciones.
Frente a esta realidad y en el afán de hacer de la
lucha contra la corrupción una causa ecuménica, creo que el Estado colombiano debe ofrecer en extradición a esta clase de
delincuentes, como en su momento lo hicimos con los
narcotraficantes.
¡La lucha contra la corrupción es internacional y va
en serio¡ No vamos a desfallecer en este empeño… al menos hasta que volvamos a
ver que los bolsillos
de los servidores públicos son de cristal.
SERÁ CIERTO, QUE AHORA SI, TIEMBLEN LOS CORRUPTOS..???... http://jujogol.blogspot.com/2016/10/bolsillos-de-cristaltiemblen-los.html?spref=tw
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