José Fernando Isaza, 4 Ene 2012, Elespectador.com
CIRCULAN RUMORES DE MODIFICACIÓN al régimen de pensiones. ¡Que tiemblen los de salario mínimo! La frase anterior recuerda la expresión “¡Que tiemblen los porteros!”, cuando llegaba un nuevo gobierno.
El régimen pensional tiene privilegios en cabeza de quienes hacen las leyes, las interpretan y tienen la fuerza de las armas. Los casos más aberrantes son los carruseles pensiónales en el Congreso y en las altas cortes, en particular en el Consejo Superior de la Judicatura.
La Constitución del 91 prohibió las suplencias personales —horizontales— de los congresistas, pero no contaban con la astucia de la clase política, que en una reforma constitucional con el voto preferente, y la posición en la lista, las revivió como suplencias verticales. La generosidad de los congresistas y magistrados sería digna de ejemplo si la hicieran con sus propios recursos, el problema es que el “regalo” lo hacen con dineros públicos. En el Consejo Superior de la Judicatura se destaca un ex contralor de Bogotá por sus millonarias donaciones, con dineros ajenos. Poco éxito ha tenido el Distrito Capital en la elección de sus defensores del patrimonio público. Para tener una idea del deterioro de las finanzas públicas en el carrusel de pensiones se puede hacer el siguiente cálculo. El valor de fondear una pensión es aproximadamente 22 veces el pago anual, la cifra anterior es muy sensible a la tasa de interés. Si un elegido para obtener una jugosa pensión con un año de trabajo en el Congreso, o las altas cortes, ha cotizado con un salario digamos de $3 millones mensuales, al ingresar al baloto millonario puede pensionarse con $15 millones. Financiar esta pensión le cuesta al país $4.290 millones. Es bueno recordar que son 13 mesadas, el fondeo de la pensión de $3 millones, valdría $858. El regalo es de $3.422 millones. Es una apropiación legal, pero inmoral de bienes comunes. Multiplíquese esta cifra por el número de ganadores de esta avivatada y puede concluirse que el problema pensional no se resuelve con el monto de la pensión mínima.
Por supuesto que se requieren modificaciones al sistema pensional, la más importante es ampliar su cobertura, una sociedad no puede permitirse que más del 70% de sus ciudadanos no tengan pensión ni expectativa de ella. Las reformas deben tocar los regímenes privilegiados. No se entendería que, en aras de la sostenibilidad financiera, se redujeran los beneficios de los afiliados al seguro o a los fondos de pensiones y se mantuvieron los de las cortes, el Congreso, el Ejército. Un aspecto preocupante para la ética pública es el cambio de denominaciones que reflejan cambios culturales; lo que antaño se llamaba avivatada o tráfico de influencias, el gobierno anterior lo denominó espíritu emprendedor.
No sólo en Colombia se daban casos de personas jubiladas de muy avanzada edad que se casaban con jovencitas; a la muerte del pensionado ambos pasaban a mejor vida. The Economist cuenta un caso, que bien puede ser el récord Guinness, de duración de una pensión. Gertrude Janeway se casó en 1927, de 18 años, con un veterano de la guerra de secesión americana que tenía 81 años, y era pensionado desde 1865, la señora Gertrudis murió en 2003, recibiendo los US$75 mensuales. La mesada no estaba totalmente indexada, en total fueron 138 años de pensión, por pocos años de trabajo, pues Johan el veterano se jubiló a los 19 años. Se reclutaban menores para la guerra.
La Constitución del 91 prohibió las suplencias personales —horizontales— de los congresistas, pero no contaban con la astucia de la clase política, que en una reforma constitucional con el voto preferente, y la posición en la lista, las revivió como suplencias verticales. La generosidad de los congresistas y magistrados sería digna de ejemplo si la hicieran con sus propios recursos, el problema es que el “regalo” lo hacen con dineros públicos. En el Consejo Superior de la Judicatura se destaca un ex contralor de Bogotá por sus millonarias donaciones, con dineros ajenos. Poco éxito ha tenido el Distrito Capital en la elección de sus defensores del patrimonio público. Para tener una idea del deterioro de las finanzas públicas en el carrusel de pensiones se puede hacer el siguiente cálculo. El valor de fondear una pensión es aproximadamente 22 veces el pago anual, la cifra anterior es muy sensible a la tasa de interés. Si un elegido para obtener una jugosa pensión con un año de trabajo en el Congreso, o las altas cortes, ha cotizado con un salario digamos de $3 millones mensuales, al ingresar al baloto millonario puede pensionarse con $15 millones. Financiar esta pensión le cuesta al país $4.290 millones. Es bueno recordar que son 13 mesadas, el fondeo de la pensión de $3 millones, valdría $858. El regalo es de $3.422 millones. Es una apropiación legal, pero inmoral de bienes comunes. Multiplíquese esta cifra por el número de ganadores de esta avivatada y puede concluirse que el problema pensional no se resuelve con el monto de la pensión mínima.
Por supuesto que se requieren modificaciones al sistema pensional, la más importante es ampliar su cobertura, una sociedad no puede permitirse que más del 70% de sus ciudadanos no tengan pensión ni expectativa de ella. Las reformas deben tocar los regímenes privilegiados. No se entendería que, en aras de la sostenibilidad financiera, se redujeran los beneficios de los afiliados al seguro o a los fondos de pensiones y se mantuvieron los de las cortes, el Congreso, el Ejército. Un aspecto preocupante para la ética pública es el cambio de denominaciones que reflejan cambios culturales; lo que antaño se llamaba avivatada o tráfico de influencias, el gobierno anterior lo denominó espíritu emprendedor.
No sólo en Colombia se daban casos de personas jubiladas de muy avanzada edad que se casaban con jovencitas; a la muerte del pensionado ambos pasaban a mejor vida. The Economist cuenta un caso, que bien puede ser el récord Guinness, de duración de una pensión. Gertrude Janeway se casó en 1927, de 18 años, con un veterano de la guerra de secesión americana que tenía 81 años, y era pensionado desde 1865, la señora Gertrudis murió en 2003, recibiendo los US$75 mensuales. La mesada no estaba totalmente indexada, en total fueron 138 años de pensión, por pocos años de trabajo, pues Johan el veterano se jubiló a los 19 años. Se reclutaban menores para la guerra.
* Rector Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Sandrapalacios: Nuevamente, profe José Fernando, contundentemente bien: directo y a la mandíbula del problema. Es lo que no quieren decir los eternos y constantes "reformadores" del sistema pensional colombiano desde la Ley 100. El asunto no está en el régimen de prima media como lo dijo Sarmiento Angulo en un Congreso de ANIF. Ni en los argumentos mentirosos de Fedesarrollo y los bancos españoles. Hay que destacar sin embargo que los "privilegiados" y "avivatos", son los reformadores y administradores jurídicos que "avalan" las reformas promovidas por la oligarquía financiera desde la Ley 100. Ellos legislan para "los otros" pero sin tocar sus privilegios. El Acto Legislativo 001 de 2005 dejó por fuera Congreso, Altas Cortes, Presidente de la Republica y Fuerzas Militares.
ResponderEliminarsandrapalacios:
ResponderEliminarA la necesidad de reformas del régimen pensional colombiano desde 1993, la Dra. Cecilia López Montaño, quien dignamente renunció a la Presidencia del entonces ISS frente al esperpento impulsado por esa época por el trío Uribe Vélez, Cesar Gaviria y Rudolph Hommes planteó la necesidad de fortalecer el régimen público de prima media y de complementarlo con dos pilares adicionales como eran las responsabilidades presupuestales del Estado y (porqué no) con un sistema de ahorro individual administrado por el sector privado, pero no a expensas del sacrificio y marchitamiento del régimen público de prima media como efectivamente se hizo con la Ley 100.
sandrapalacios:
ResponderEliminarEn conclusión, pedirle a los "privilegiados" que "legislan" y "avalan" que se "autor reformen" en aras de la "equidad" y el "bien de la patria" es no solo utópico sino en posible en la actual correlación de fuerzas sociales, institucionales y políticas. Nadie se auto reduce sus privilegios y menos en un "congreso como el colombiano. Segundo, el de la sostenibilidad de un sistema pensional en Colombia (que es un problema técnico, SOCIAL y político y no solo de "expertos" mentirosos) se puede resolver por vías centrales: de un lado generando empleo, que es lo que permite a la fuerza laboral normal de un país cotizar y ahorrar para su pensión de vejez. Dos, y esto es consustancial a lo anterior, en un país con empleo expansivo se debe crear una columna vertebral de pensionamiento público.
Creo que este analisis es quitarle en vestido a la corrupcion mas descarada de todos los tiempos y es hora de que los trabajadores Colombianos, no solo los pensionados, sino los que trabajan desdes jovenes para lograrlo.
ResponderEliminarTodas las reformas a los regímenes salarial y pensional han terminado beneficiando al Sector Financiero y Empresarial y nada a los trabajadores..., se sigue repitiendo la historia de las injusticias contra el pueblo en Colombia...
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