Se avecina la campaña electoral local y con ella vendrán, como siempre, propuestas en materia de educación, empleo, salud, infraestructura, entre otras. No hay que ser adivino para advertir que la mayoría de ellas no se llevarán a cabo, mientras que las reformas urgentes ni siquiera serán discutidas. Continuará imperando la corrupción y el clientelismo y seguirá aplazado el desarrollo económico local con poderes locales fuertes, entendidos como lo señala Francisco Alburqueque, capacitados y honestos.
Este pesimismo que me asiste es el resultado de creer –por fortuna es una creencia– que tenemos una clase política local incapaz de enfrentar con audacia, inteligencia, carácter, honestidad y visión los complejos problemas locales; aunque el principal problema radica en que no entienden –ni quieren entender– el principio de prevalencia del interés general sobre el particular, buscando siempre en el ejercicio de sus competencias conseguir beneficios individuales y llegando incluso al extremo de valorar lo que conseguirán mediante ilícitos, lo que pagarán con cárcel y lo que les quedará para seguir ‘disfrutando’.
Hoy, cuando nuestros municipios enfrentan cambios demográficos, concentraciones poblacionales, situaciones de pobreza, desigualdad, desempleo, déficit fiscales, ineficiencias administrativas, deficiente o nula infraestructura, deterioros ambientales y un sinnúmero de situaciones complejas, puede afirmarse, sin temores, que son problemas que persistirán. Primero, porque a muchos políticos locales ni siquiera les interesan; segundo, porque no saben cómo enfrentarlos; tercero, porque delegan en el nivel central la ejecución de programas y proyectos que les ayuden con ellos, y cuarto, porque muchos son copartícipes del círculo de negocios que se han creado alrededor de dichos problemas.
Los temas de interés de los políticos locales son otros y todos sabemos cuáles son, aunque lo triste también es ver cómo los órganos de control han sido tomados por ellos, impidiendo que ejerzan a cabalidad su función. Así que, durante los próximos meses, muchos servidores públicos padecerán la gran amenaza laboral, ya que si no alcanza a salir elegido su ‘padrino político’, perderán el empleo.
Mientras la Cepal señala que la nueva agenda urbana debería orientarse a repensar la provisión de bienes públicos hacia bienes de calidad, a fomentar la participación ciudadana en la toma de decisiones, a desarrollar una infraestructura eficiente y socialmente inclusiva, y a garantizar la sostenibilidad financiera de los proyectos y de los municipios, los políticos calculan si habrá reelección de alcaldes y gobernadores: calcularon bien el día de su renuncia para no inhabilitarse y empezaron a ajustar sus ‘cuadros’ políticos.
Vale la pena recordar al nobel Joseph Stiglitz, quién en su intervención en el Foro Urbano Mundial, realizado en Medellín, sostuvo que las ciudades deben reinventarse mediante una buena planeación y no solo teniendo en cuenta indicadores macro, sino mirando hacia otros indicadores, como la congestión, el ruido, entre otros.
Notable reto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario