Es lamentable ver cómo el Gobierno ha convertido a la Dian en una sastrería tributaria, que tiene, contra viento y marea, la obligación de confeccionar un vestido de 12,5 billones de pesos para llenar el hueco presupuestal del año 2015. Esa actitud hace que un gran equipo profesional y técnico tenga que ser el responsable de armar un paquete de ingresos para financiar un gasto que se sale de su control, perdiendo la genuina capacidad de diseñar un sistema tributario acorde con las necesidades del país.
Pero el afán de confección tributaria no solo afecta a la Dian. Tristemente, la urgencia de llenar el faltante ha hecho que la discusión con el Congreso esté secuestrada por el monto del presupuesto y no por diseñar medidas tributarias que sirvan a la inversión, el ahorro y el desarrollo de los sectores generadores de empleo.
Teniendo en cuenta que la discusión se centra en ver de dónde se consigue más plata para alimentar el voraz apetito de gasto público, no han faltado las voces que sugieren introducir un gravamen a los dividendos, complementario al impuesto de riqueza, apelando al argumento de que allí es donde se logra gravar a un gran grupo de ‘ricos’ que campean sin someterse a la carga tributaria.
Lo curioso es que en esa discusión pareciera no importar debatir sobre el futuro de los mercados de capital en Colombia. No hay duda de la importancia que tiene para el desarrollo de un país contar con unos mercados de capital vibrantes, profundos, en los cuales el ahorro de los ciudadanos sirve y se beneficia del dinamismo industrial, el emprendimiento y la innovación. Bajo esa premisa, Colombia, por muchos años, ha hecho grandes esfuerzos para fortalecer su Bolsa de Valores.
A pesar de la expansión que ha tenido nuestro mercado de valores desde el 2002, sigue siendo pequeño. El mercado apenas representa el 5 por ciento de las fuentes de fondeo para la inversión y solo contamos con 74 emisores de acciones frente a 524 en Brasil, 228 de Chile o 281 de Perú. Para complementar el panorama, en el país únicamente existen 3 empresas listadas con un monto diario de negociación que superan los 5 millones de dólares frente a 32 en México, 102 en Brasil o 13 en Chile, y lo que es más preocupante, solo se han adelantado 5 ofertas públicas iniciales en los últimos cuatro años, el mercado está altamente concentrado en productos de renta fija (entiéndase deuda pública) y las personas naturales como tenedores de productos, se han venido reduciendo.
Para Colombia, desarrollar los mercados de valores es un asunto estratégico. Es alarmante que de manera improvisada el impuesto a los dividendos se pueda convertir en un caníbal que devore la inversión en este valioso canal económico. Cuando los mercados están maduros se pueden gravar racionalmente dentro de un consistente entorno de impuestos, pero pretender hacerlo burdamente como se ha insinuado es otra demostración del camino que transitamos a la deformación tributaria.
Iván Duque Márquez
Senador
No hay comentarios:
Publicar un comentario