Mucho se ha hablado de los famosos réditos que dejará un eventual acuerdo de paz con las Farc, pero la realidad es que las cifras no cuadran. Según el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, lograr la paz con la guerrilla le permitirá al país crecer un punto porcentual adicional.
La primera razón para dudar de estos cálculos está en Wall Street. Analistas de la economía colombiana en Estados Unidos aseguran que la percepción de seguridad en Colombia ya cambió para bien. Para ellos, la diferencia está en ser un Estado fallido o un lugar propicio para trabajar, y esa transición el país ya la hizo hace poco más de un decenio. Primero, al observar nuestras cifras de inversión extranjera directa que este año, por tercero consecutivo, romperá récord al sobrepasar los 19.000 millones de dólares; y segundo, al revisar el estudio del Banco Mundial, sobre el clima de negocios, Colombia aparece como el mejor escenario para hacer nuevos emprendimientos en la región. Así las cosas, la firma de un acuerdo no dejaría espacio para mayores inversiones foráneas, porque simplemente estas ya se están dando a un nivel excepcional.
Segundo, el estado de la economía colombiana no está siendo afectado directamente por la guerrilla y por lo tanto su transición hacia la política no cambiará nada.
Otro de los mitos económicos sobre el famoso dividendo de la paz es que una vez la nación no esté en guerra con las Farc, bajará su gasto militar y permitirá el uso de esos dineros en otros rubros. Esto es poco probable, porque el lobby militar no dejará que esto pase y la amenaza de las organizaciones al margen de la ley ha venido mutando y creciendo, personificado en las bacrim y sus primas hermanas en gestación, las farcrim.
Y cuarto, el posconflicto. La reinserción de los guerrilleros, la reparación y los procesos de justicia valdrán mucho dinero. Es por eso que el propio presidente Juan Manuel Santos estuvo de colecta europea la semana pasada.
Por lo tanto, no es bueno que se dibujen pajaritos en el aire atribuyéndole al proceso de paz beneficios que no tiene. El diálogo con las Farc es necesario y ojalá llegue a buen término. Pero hay que tener en cuenta que, tal y como lo hemos descrito en varias oportunidades desde esta columna, los colombianos somos los que refrendaremos o no lo acordado en La Habana, y si los argumentos para apoyar el proceso son falsos o débiles, no habrá cómo defenderlo y este proceso estará únicamente destinado a fracasar.
*Luis Carlos Vélez, director de Noticias Caracol
No hay comentarios:
Publicar un comentario