No solo hay que aparentar honestidad…

GES (GRUPO EDITORIAL EL SATÉLITE)

Director: Octavio Quintero

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Referencia: Lucha contra la corrupción

Nos alegra que importantes líderes políticos estén pensando en una gran coalición de matices de centro-izquierda en procura de buscar un solo candidato presidencial que pueda enfrentar con éxito la corrompida derecha que representan Santos-Uribe que, aunque se muestren en disputa, son, como dice el docto vulgo, “la misma perra con otra guasca”.

Pero la diferencia no se hace montados sobre el mismo discurso ilusionista de la paz, agregándole ahora la algarabía de la lucha contra la corrupción. En tanto el tema de la paz y el de la lucha contra la corrupción sean banderas políticas de políticos corruptos, seguiremos en las mismas.

La única forma de diferenciar a los buenos de los malos, es que los políticos sinceramente honestos se sometan motu proprio al escrutinio de la opinión pública y nos dejen conocer por anticipado a la campaña electoral que se avecina, su declaración de renta, sus patrocinadores, su proyección legislativa o gubernamental y, muy importante, porque marcaría la diferencia con la actual clase corrupta, su visión de desarrollo social y económico.

No se requiere ninguna reforma constitucional o consulta popular para empezar a marcar esta diferencia entre políticos corruptos y políticos honestos de todas las tendencias, como para que todo el mundo electoral tenga de dónde escoger.

Por ejemplo, no se requiere sino la voluntad de cada quien para proceder a publicar sus declaraciones de renta. Yo creo que la opinión pública les sabrá compensar su honestidad en las próximas elecciones. También pueden esos políticos demostrarnos que pueden vivir dignamente con un sueldo equivalente a 25 salarios mínimos mensuales, destinando el resto a alguna fundación de investigación y publicaciones socioeconómicas, por ejemplo.  Igualmente pueden hacer pública su votación legislativa, por ejemplo, cómo votaron la pasada reforma tributaria o cómo van a votar la reducción del aporte obligatorio a la salud de los pensionados que cursa en el Senado. Independientemente de que amen la paz, como todos nosotros, que nos digan si están dispuestos a respetar la constitución y las leyes en aras de esa misma paz, porque no puede ser ningún mensaje genuino de paz que en nombre precisamente de esa paz se atropelle la Constitución.

¿Pueden llamarse honestos partidos políticos que admiten en sus toldas políticos corruptos? Ningún partido está exento de que sus militantes caigan en la corrupción, ¿pero que en vez de expulsarlos los defiendan?, es inaceptable. Y no pongamos ejemplos porque ningún partido se salva.

¿Se necesita una reforma constitucional para esto? No, miren los estatutos de cada partido y verán que no; verán que no están cumpliendo sus propios estatutos y nadie los está obligando a que los cumplan. Una nueva reforma constitucional, o una nueva reforma política, solo será un motivo más de corrupción por su incumplimiento, porque es que cuando a mí se  me prohíbe todo, pero todo se me perdona y hasta me lo premian, el mensaje a la opinión pública es que “el mundo es de los vivos”…

El discurso contra la corrupción en Colombia se ha vuelto tan cínico que a toda hora encontramos en los medios de opinión enfrentados, por lo común, a santitas y uribistas, el primero hablando de la corrupción del segundo, y viceversa. La corrupción del primero parece diluirse en la corrupción del segundo, y nosotros, la opinión pública, como en un partido de tenis, mirando de lado a lado a ver dónde cae la bolita.

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Fin de folio.- Al parecer, en el hoy de Colombia, todos somos honrados aunque se nos demuestre lo contrario.

Reflexiones al tema pensional

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