La devaluación reciente del peso por la apreciación de dólar y la caída del precio del petróleo deja ver que nuestra economía no está blindada y es enormemente frágil a condiciones internacionales, en las cuales nuestra capacidad de acción es limitada, y debemos consolidar los cambios económicos que hemos vivido en los últimos años con una menor vulnerabilidad.
Hoy, conocemos cosas del mañana a las que les debemos prestar atención desde ya para consolidarlas y aprovecharlas correctamente. Sabemos que las personas tienen más ingresos, debido en buena medida a un cambio demográfico que hace que la estructura de gastos sea diferente, ya que hay menos personas por debajo de los 18 años, pero más sobre los 60, lo que hace pensar en un cambio de gasto en educación básica y media a un mayor gasto en salud. Sin embargo, esto no se ve tan evidente en los planes de desarrollo que ha tenido el país en los últimos años, pese a que es obvio el fenómeno.
Las sociedades cambian y progresan a la vez, y esto hace que los problemas actuales quizá no existan mañana, pero desde ya sabemos de muchos retos que vendrán y no nos estamos preparando para eso, como si pudiéramos seguir resolviendo inmediateces con paños de agua tibia.
Las compras por internet son uno de los ejemplos de este fenómeno, porque se evidencia que el mercado no está preparado para eso y solo espera que algo ‘mágico’ pase y logren adaptarse de la mejor manera o que el Estado les arregle la situación. Lo mismo ocurre con los departamentos, que siguen financiados por rentas de productos que se regulan cada vez con más fuerza, desmotivando su consumo; es como si quisiéramos vivir eternamente en un país igual, donde nada cambia.
En Colombia, cada norma refleja las cosas que han pasado y no lo que debería suceder, lo cual es un claro reflejo de la adaptación que tenemos que hacer y de la falta de liderazgo para general el cambio. Pensamos en corregir errores y no en construir nuevas oportunidades, pese a que el mercado, de manera continua, nos las da.
Viene en camino el Plan de Desarrollo y no se observan cambios fundamentales, más allá de un mayor gasto en educación o quizá algo en ejecuciones sociales, pero no hay cosas que encaminen al país en un rumbo claro, por el contrario, siguen miles de recursos para la lucha contra la pobreza, con una clase media ascendente, con necesidades completamente diferentes, y que comprenden y requieren cada vez más de una sólida infraestructura.
Por lo menos ya comenzó el debate de los estratos, se aumentó la base tributaria y se está revisando el tema predial, dejando ver una luz de cambio en la aceptación institucional e indexaciones del cambio del ingreso de los colombianos, pero aún tenemos muchas instituciones que consideran, por sus propias normas, que las cosas no han cambiado y no van a hacerlo en el tiempo.
Cambió el ingreso, nos envejecemos, tenemos menos hijos, nos jubilamos más viejos, comemos distinto, vivimos diferente y, en muchos casos, tenemos las mismas normas y procedimientos, quizá por omisión o necesidad de poder, pero es momento de que pensemos seriamente nuestro futuro, y para eso debemos dejar el pasado atrás.
Camilo Herrera Mora
Presidente de Raddar
camiloherrera@raddar.net
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