Hasta antes de que se calentara
el debate electoral la reforma pensional era un imperativo, pero los candidatos
empezaron a recular
Los
candidatos a la Presidencia de la República para el periodo 2018-2022 no pueden
negar que antes de que los debates electorales se agitaran, el tema pensional
se abordaba desde el imperativo de “reforma urgente”.
Pero con el paso de las
semanas, todos a una sola voz han desconocido este grave problema y entre
murmullos carentes de compromiso real se han comprometido a no subir la edad de
pensión, a mantener Colpensiones como eje fundamental de la jubilación
colombiana y en dar explicaciones inexplicables de los sistemas que se imaginan
a los potenciales electores.
Por supuesto es un tema que es muy difícil
explicar en una respuesta de dos minutos como se acostumbra en los debates
presidenciales, pero en conclusión todos están jugando con las expectativas pensionales
de las personas, ilusionándolos en que la economía no cambia y que la bomba
pensional sí existe por simples hechos elocuentes como los avances de la
medicina moderna, la vida sana, la extensión de la expectativa de vida, entre
otras situaciones como la calidad de vida en ascenso, eso si comparamos las dos
o tres últimas décadas.
Los
candidatos y sus equipos económicos no se han dado cuenta de que en último
lustro, más de dos millones de personas -próximas a jubilarse en esta década-
han devuelto sus ahorros a Colpensiones, luego de mantenerlos por varios años
en los fondos privados de pensiones, que dicho sea de paso, les aconsejan irse
al sistema público porque allí recibirán más dinero en mesadas por los altos
subsidios que aún sobreviven en el sistema público.
Dice Anif (16 de abril de
2018) que “debería descontarse de esa ganancia de 100% del PIB, atribuible a la
creación de las AFPs, el efecto que pudo haber tenido en reducción del valor
presente neto el incremento de la edad de pensión de 55/60 años (mujer/hombre)
hacia los 57/62. Sin embargo, ese valor no debe ser significativo ya que su
implementación tardó veinte años en hacerse realidad y solo empezó a operar a
partir de 2014”.
La
Ocde plantea que “arreglar los retos financieros de los sistemas de pensiones
es solo una parte de la ecuación. La otra parte está ligada a la sostenibilidad
social y a si las pensiones en el futuro serán suficientes para dotar de unas
condiciones de vida adecuadas a las personas mayores (…) la mayoría de los pensionados
de la Ocde disfrutan de un nivel de vida tan bueno como la población media”,
algo que será complicado de mantener a medio plazo”, argumento válido pues lo
más seguro es que Colombia esté en ese club a finales de 2018.
Es
irresponsable con la economía y las mismas personas decir que no se tocará la
edad de pensión, porque cualquier estudioso del sistema pensional colombiano
sabe que es un imperativo en el próximo lustro.
En la Unión Europea, España,
Alemania, Dinamarca, Italia y los Países Bajos la han subido hasta los 67 años
e Irlanda y Reino Unido a los 68. En Estados Unidos la edad mínima de
jubilación es 62 años, aunque depende del año de nacimiento y puede realizarse
hasta pasados los 70 años. En Japón está en 65 años, la misma edad en México y
Chile.
Pero el argumento de mayor peso
es el de las mismas personas que quieren extender su periodo laboral por varios
años más. Hacer que los mayores se sientan útiles es uno de los mayores logros
de una sociedad.
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Reflexiones al tema pensiones
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