sábado, 5 de mayo de 2012

Mentes injubilables


Mentes injubilables

Por: Klaus Ziegler,  Elespectador.com

Hasta hace poco en Colombia un hombre se jubilaba a los 50 años. La quinta década señalaba el final de sus años fértiles y sugería el momento de retirarse de la vida activa, retiro que con frecuencia se hacía forzoso.


La ociosa inmovilidad a la que se veía obligado el debutante de anciano, y el demoledor sentimiento de nulidad que carga este estigma, iban minando la moral del pensionado hasta convertirlo en un inútil, en un  ser vegetativo.


Que un hombre de 50 años sea considerado viejo es apenas natural en un país en el que hasta hace muy poco el promedio de edad no superaba los 25 años y la esperanza de vida los 65. No obstante, esta percepción, además de subjetiva, sigue siendo un prejuicio nefasto que conlleva al imperdonable desperdicio de destrezas y conocimientos que solo se logran después de años de experiencia, y al injustificable despilfarro de la capacidad productiva de una población que con frecuencia se encuentra en el momento más fructífero de sus vidas.


Son muchas las disciplinas en las que la sabiduría acumulada a lo largo de la vida cuenta más que el vigor intelectual o físico. Profesores, médicos, ingenieros, o arquitectos, para dar unos pocos ejemplos, son con frecuencia más productivos y útiles a la sociedad en la madurez que en la juventud. Cualidades como la inventiva y la creatividad no desaparecen necesariamente con la edad, y menos en aquellos individuos que mantienen viva su curiosidad y activo su cerebro.


Son innumerables las grandes obras de la cultura universal realizadas por individuos cuya edad superaba el medio siglo: Darwin escribió El origen de las especies a los 50 años y Kant su Crítica de la razón pura a los 57. Sófocles, a los 82 escribió Edipo en Colono, un texto que aun se conserva joven; Tolstoi concibió su obra maestra, Guerra y paz, cuando era octogenario y Bernard Shaw, nonagenario, publicó su última obra. Recientemente, el Nobel José Saramago, a sus 87 años ha entregado al mundo una nueva novela, Caín, valerosa y lúcida. 


Tiziano, con 92, pintó Mujer joven, una obra maestra. Frank Lloyd Wright comenzó los planos del museo Solomon Guggenheim, en Nueva York, a los 88 años, y celebró su terminación en su cumpleaños número 90. Verdi compuso Otelo a los 74 años de edad y Falstaff a los 80. Linus Pauling, a los 91 publicaba investigaciones con la energía y frescura de un joven, y el gran matemático suizo Leonhard Euler produjo más de 300 artículos científicos después de su cumpleaños 60.


Pero si de longevos creadores se trata, nadie en el mundo puede competir con el centenario Leopold Vietoris, un matemático austriaco muerto recientemente a los 111 años de edad, que publicó un difícil artículo sobre una famosa conjetura acerca de las series trigonométricas, Uber das Vorzeichen gewisser trigonometrischer Summen, ¡a la venerable edad de 103 años!


Cuántas grandes obras maestras jamás habrían visto la luz, si mentes como estas hubieran sido condenadas a vegetar fruto de ideas desafortunadas y erróneas sobre la vejez, justo a la edad en que recién empezaban a dar lo mejor de su genio creativo.

Elespectador.com

2 comentarios:

  1. Al leer el texto del proyecto de la pensión familiar, como lo expresa, la senadora Francisco del valle, da rabia saber que personas de esa talla de lideres sean tan bajos y piensen de esa manera, como si el derecho a la felicidad y el bienestar para las familias, es solamente para las de ellos, los congresistas, porque el resto les importa aun poco. Es tan poca su capacidad, que no sueñan con otras alternativas bajo el mismo proyecto de la pensión familiar. Con gente y lideres así como ella, jamas se llegará a un final feliz en Colombia.

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  2. Lastimosamente en nuestra bella Colombia...las cosas se hacen al revés...ó se hacen con la finalidad del lucro personal. Este es uno de los tantos "mal hábitos" que se encuadran en nuestra cultura chibchombiana. Y, para ser consecuentes con lo anterior, analicemos lo que nos sucede despues de haber vivido nuestros primeros 35 años de vida: "nos volvieron viejos". Si, no nos extreñe semejante error. Y un gran culpable, de este deterioro humano, es el mismo Estado que no ha sido capaz de conducir una sociedad, que con el trasegar de los años y sus experiencia, se embauca en diseñar leyes que van en contra de la calidad de vida de su sociedad y de la dignidad de su existencia. El Estado ha sido incapaz de poner en cintura a los grandes potentados y a los empresarios al permitir que estos "jueguen" con la sabiduría y la experiencia de sus congéneres, cuanda trancurrida este edad, nos votan a la calle "por viejos", y el carrusel y el desemgaño, para los que avisoran un sueño en este nefasto y mundo perdido por la codicia.
    ¿Para que leyes y centencias de las altas cortes, cuando este es un instrumento ineficaz para que estas se cumplan, si en los estrados judiciales, estas carecen de valor jurídico?

    Mas nos vale, comenzar a mirar como podemos ir cambiando la mente de los indiferentes, por que la de los corruptos, se nos tomaron el país.

    Un fraternal saludo.


    Fernando Salazar

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