martes, 27 de marzo de 2018

Encuestas, alianzas y traiciones


Por: Armando Montenegro

Hay candidatos sin partido y partidos sin candidato. Y también hay fracciones de partidos que no están contentos con los candidatos que tienen y buscan, por lo tanto, mejorar su situación. Ya que unos y otros pueden necesitarse, utilizan, entre otras cosas, los resultados de las encuestas para hacer cálculos, encontrarse, negociar y, eventualmente, unirse.
Cuando se le preguntó hace poco a un líder de uno de los partidos políticos que todavía no apoya a ningún candidato presidencial sobre la decisión que tomarían sus directivas, en este caso conformadas por parlamentarios, la respuesta fue categórica: “Antes de adherir a uno de los punteros para la primera vuelta, ellas tienen que ver las encuestas de las próximas semanas”.
Un observador externo, con seguridad, se sorprendería con este comportamiento que en nuestro medio es relativamente normal. En lugar de ejercer el liderazgo, de trazar el camino de los militantes, convenciéndolos de lo que más le conviene al país, los jefes de esos partidos se limitan a observar lo que piensan las mayorías y a hacer cálculos a partir de los resultados de las encuestas. Se contentan con ir detrás de los liderados. Los programas y las convicciones no cuentan. Se trata de asegurar un lugar al lado del ganador.
Ciertos partidos llegan a esta situación en forma consciente. No tienen candidatos porque no aspiran a conducir al país. Su vocación es la de ser socios minoritarios de los gobiernos de turno. No son más que alianzas de jefes regionales que se mantienen juntos para negociar apoyos a los mandatarios, a cambio de contraprestaciones que les permitan proteger y engordar sus feudos locales. 

Contribuyen a que los gobiernos formen mayorías en el Congreso y reciben cuotas burocráticas y presupuestales que les aseguran su reelección, período tras período.
Este sorprendido observador externo se podría preguntar por qué la adhesión de estos personajes puede ser de interés para los candidatos punteros si, al fin y al cabo, al limitarse a seguir las preferencias de los electores, aquellos dirigentes poco o nada aportan en términos de corrientes de opinión y, por lo tanto, poco o nada en materia de votos.

La respuesta es que sí aportan votos por medio de sus maquinarias y redes locales, regadas por las regiones que controlan, que se ponen al servicio del candidato presidencial de su escogencia. Contribuyen con votos, eso sí, menos numerosos que los que ellos consiguen para sí mismos, pero que pueden ser determinantes para la suerte del candidato que obtuvo su apoyo.
Los candidatos sin partido, por su parte, hacen algo parecido. Con base en las perspectivas de triunfo que sugieren las encuestas, fruto del empuje de sus movimientos personales, atraen a los grupos políticos que no tienen candidatos y también a aquellas fracciones de los partidos que sí cuentan con algún candidato, pero que, según las encuestas, carecen de posibilidades. Las aventuras individuales exitosas que ofrecen promesas de poder crean expectativas, alientan las ambiciones y acaban atrayendo a algunos partidos sin candidatos, y rompiendo y dividiendo a los grupos más débiles y menos cohesionados. De esta manera se terminan de sepultar los proyectos de quienes ya no cuentan con perspectivas de triunfo.
¡Y pensar que todavía queda gente que dice que las encuestas no sirven para nada!

Encuestas confirman, desconocimiento de lo publico en Colombia..Increíble..

http://jujogol.blogspot.com.co/2018/03/encuestas-confirman-desconocimiento-de.html


Reflexiones al tema pensiones

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