semana.com, MARÍA JIMENA DUZÁN | 2017/02/25
Ya es hora de desterrar esas falsas concepciones de la política que nos acostumbraron a conformarnos con muy poco y a no exigirles a los políticos honestidad, ni transparencia, ni preparación.
Los colombianos estamos perdiendo la ilusión, ese impulso vital
que alimenta a los seres humanos y que nos permite creer que lo que uno anhela
para su familia, para su país y para el mundo, es posible. Y lo más
grave es que la estamos perdiendo en el momento histórico en que más
necesitamos creer en nuestros sueños.
La
mala política, los escándalos de corrupción,
una justicia que solo es capaz de encerrar a los peces pequeños, la
polarización encarnizada y hasta el Twitter de Trump, nos
están matando la ilusión.
Por
eso, yo que todavía no me dejo ganar por la desilusión, me he tomado el trabajo
de hacer una lista de algunas premisas que nos pueden servir para recuperar la
esperanza en estos momentos en que el mundo entero parece estar olvidando sus
anhelos.
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página
La primera consigna: es hora de revelarnos contra la mala política que se practica en
el país y de salir a las calles a protestar para quitarles esa bandera a los
corruptos que la están agitando de manera cínica: al impúdico Alejandro Ordóñez,
el exprocurador destituido de su cargo por haber nombrado a familiares de los
magistrados que lo nominaron y al uribismo cuya autoridad moral para denunciar
actos de corrupción es solo igual al tamaño de los escándalos que lleva a
cuestas: el robo en la Dirección Nacional de Estupefacientes, la feria de
puestos y notarías que entregó a los congresistas para que le cambiaran un
articulito que le permitió revivir la reelección y que luego él mismo
usufructuó; las coimas que Odebrecht y otros contratistas
habrían dado en su gobierno para hacerse a los grandes proyectos de
infraestructura, que hoy de nuevo están aflorando y, desde luego, su
récord histórico de ser el gobierno con el más alto número de funcionarios y
políticos tras las rejas, prófugos de la justicia y extraditados. Para
salir a agitar la bandera de la anticorrupción se tienen que tener las manos
limpias. Y si mañana a los Benedettis de la Unidad Nacional les da también por
salir a enarbolar la lucha contra la corrupción, pues también habrá que
salirles al paso.
La segunda consigna: en las próximas elecciones no hay que votar por los mismos
corruptos de siempre, así hayan repartido becas, hecho carreteras y construido
parques –como lo hizo Kiko Gómez en La Guajira –. Pablo Escobar,
mientras decidía a quién mandaba a matar, también construyó canchas de fútbol y
polideportivos en los cerros pobres de Medellín y eso no lo convirtió en el
Roosevelt de la política colombiana.
La
buena política es el arte de hacer posible lo imposible y de convertir nuestros
sueños en realidad. La mala es la que hace de la política una irremediable y
continua decepción; que la convierte en un pesado lastre que se aprende a
sobrellevar porque la sociedad no tiene más remedio. Esa mala política es la
que se ha tomado a Colombia: aquí es normal que un político exitoso tenga que
venderle el alma al diablo, que deba hipotecar su independencia a los
contratistas que financian sus campañas, que se robe el dinero de la salud, de
la educación y de los niños malnutridos.
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que caer
Nada
de eso es normal ni necesario para existir. Ya es hora de comenzar a desterrar
esas falsas concepciones de la política que nos acostumbraron a conformarnos
con muy poco y a no exigirles a los políticos honestidad, ni transparencia ni
preparación. No más concesiones inauditas a políticos que no se lo merecen. Las
próximas elecciones los ciudadanos deberíamos castigar con el voto a quienes
han convertido la política en un ejercicio indigno y no volver a votar por
ellos.
Tercera consigna: hay que salir a protestar con el objetivo de recuperar la buena
política. Que el establecimiento político colombiano sepa que la sociedad no
aguanta más su permisividad. Dejaron que la política se convirtiera en un club
privado en el que solo entran los especímenes más corruptos y en donde hay
partidos agónicos que se sostienen en corruptos aparatos clientelistas que
funcionan como fincas de expresidentes. Así, de taquito, han ido dejando por
fuera a las fuerzas nuevas, a los movimientos sociales y a los políticos honestos
por temor a que todo este nuevo mundo les quite poder y los empequeñezca. Ellos
le temen a la buena política, que transforma la sociedad y que la lleva a su
máximo desarrollo democrático. Prefieren la mala política, que nos condena al
atraso histórico, nos vuelve más dóciles a la manipulación y nos convierte en
ciudadanos sin ninguna dignidad.
La cuarta consigna: no dejarse llevar por las fábulas de la posverdad que ofrecen las
redes sociales. Mire su Twitter, vea su Facebook, pero hágalo sin que su intelecto
quede capturado. Vuelva a la poesía, lea a Dante, a Shakespeare y a Dostoievsky
para comprender la condición humana. Para que este mundo virtual no le
quite sus ilusiones, ni los anhelos de paz, ni sus sueños de un mundo mejor, no
se entregue a las redes porque estas terminarán tragándoselo.
Yo todavía tengo la ilusión de que mis hijas puedan vivir un país en paz
distinto al que me tocó padecer. Y esa ilusión solo se va a volver realidad el
día en que la mala política quede desterrada.
Reflexiones al tema pensional
LOS CORRUPTOS ENSEÑÁNDONOS...INCREÍBLE: CÍNICOS ELLOS E IGNORANTES Y BOBOS LOS COLOMBIANOS ..
ResponderEliminarEs hora de revelarnos contra la mala política que se practica en el país y de salir a las calles a protestar para quitarles esa bandera a los corruptos que la están agitando de manera cínica..
AMIGOS LOS CORRUPTOS DANDO CLASES Y NOSOTROS COMO BOBOS E IGNMORANTES. http://jujogol.blogspot.com/2017/03/ideas-para-recuperar-la-ilusion.html?spref=tw
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