www.cronicadelquindio.com, ENERO 28 DE 2021
Por: Juan José Orrego López
Colombia tiene una diversidad de líderes supuestamente capaces, creativos, limpios, claros, guerreros, que se hacen conocer por su gran poder de oratoria o por gritar. Algunos son más negociantes que líderes, a dedo y con ligereza exponen calificaciones e ilusionan con una reforma tributaria para aliviar la crisis. Hoy, la sociedad civil tiene la opción de valorar a esos líderes activos, conocer su recorrido e identificarlos por sus gestiones o su paso por la política, por su capacidad personal o de beneficiar a terceros o al país, o calificarlos con el lenguaje de la calle y, al mirar el roto y daño que han dejado, explicar el porqué de sus hechos y propósitos como político.
La crisis abre una hipótesis muy clara que con el tiempo transcurrido hoy le regala al país, la posibilidad de ir conociendo las razones y culpables de dichos daños. Es tan amplio el vacío de líderes que se nota la diferencia fácil, con la sola revisión del RUT se puede determinar lo que son. No ven lo que hace el gobierno amigo, increíble.
Es dudosa la conducta de muchos, como si no conocieran dónde están, y que siendo elegidos resulta extraño que en el camino de sus carreras políticas, viendo los peligros y debilidades financieras, no fijen esa visión e intención de amparar las finanzas a tiempo, prefiriendo torcer su ruta y seguir el camino de otros que viven talando nuestra democracia, mintiendo y hablando de lo mismo, pero eso sí, valiéndose de la posición de líderes para aprobar gastos y privilegios; sumando ingenuos ciudadanos necesitados, sin presentar lo que requiere el país, o por lo menos haberse interesado en ser protectores de los dineros públicos, de su estabilidad, y de la proyección y defensa futura de ellos; olvidando que las finanzas o la hacienda es la esencia y eje central de la nación porque sin ella no hay nada.
Así está hoy Colombia. Líderes con el poder y mayorías para frenar ideas, sin dar soluciones, percibiendo en el pueblo su angustia y lo que pasa o puede venir —más aislamiento—, nadie hace nada, violan las normas aprovechándose del poder que tienen.
Este momento tan crítico es el ideal para ajustar el país, pero todos, sin excluir ni señalar a buenos o malos. No más divisiones, entre los que quieren ser presidentes de Colombia, únanse, y, si no pueden, renuncien en este periodo transitoriamente, busquen un tercero o hagan un pacto al estilo del famoso Frente Nacional. Ustedes saben que solos no conducen sino que destruyen, situación impensable, que seguro, es lo que desean los vividores y negociantes de la política.
Qué egoísmo y poco respeto al país el de unos líderes. Darle la espalda cuando más lo requiere, dejándolo hundir lentamente, prefiriendo subir escaleras que sanar dolores y sufrimientos de la sociedad civil, cuando saben muy bien que la crisis de hoy no es solo por la pandemia. Se esconden, pero no por el virus.
¿Cómo volver a confiar en ellos y en los muchos que aspiran llegar?, si lo que se sospecha es que quieren repetir el mismo camino y ver hundir más el país.
Crisis y vacío de lideres
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