www.cronicadelquindio.com, ABRIL 29 DE 2021
Por: Juan José Orrego López
Estos instantes críticos del país motivan en la sociedad civil un tercer gran rechazo, pero esta vez, por la injusticia del gobierno al pretender imponer nuevas y duras cargas tributarias. A pesar del eco y triunfo del pueblo y su NO masivo a la reforma, se invita a dejar a un lado esa rebelión, sin agachar la cabeza, para hacer un examen real y no desde la óptica emocional. El país pide ajustes, que pongan fin a esa deficiente estructura que viene del siglo 20. Pareciera como si el país fuera una finca, manipulada y vigilada por los caprichos o antojos del patrón.
El rechazo a la reforma tributaria muestra el renacer de ese espíritu rebelde del colombiano, que a través del tiempo y pese a su paciencia siempre ha esperado a que el Congreso corrija esas debilidades de una manera justa. El silencio de años y la pretendida reforma hicieron que el malestar del pueblo creciera, aumentando el cansancio y haciendo, una vez más, que esa confianza con el gobierno y los legisladores se fuera al piso. Prefieren los gobernantes y legisladores cuidar primero sus intereses personales y de partido, que velar por el bienestar del país y de millones de colombianos.
Es increíble, un gobierno con tantas opciones para ajustar —eliminar gastos y rescatar ingresos valiosos— y acude al pueblo para salir del desespero, castigándolo, ignorando que la sociedad, por tercera vez, se manifiesta masivamente. Gracias a esto, la ciudadanía está aprendiendo, quiere conocer y mirar cómo se mueve la economía del país, que es lo que lo tiene paralizado, que se puede hacer para reactivarlo, apoyarlo y mirarlo de otra manera y poder ajustar o corregir decisiones de años que siguen afectando al país y a la sociedad civil.
Tener que esperar otra protesta nacional para que los congresistas notaran lo errados que estaban, es lo que los tienen asustados y por eso salen a desafiar y se oponen a la reforma, no porque les nace, sino porque es lo único que les queda. De aprobar esta reforma, el riesgo de no ser reelegidos en 2022 crece, todo por tercos y sordos a ese clamor del pueblo que ayer dijo NO a la reforma.
Sí, el congresista debe corregir, la sociedad civil debe insistir y tiene que cambiar, en todos los niveles sociales y económicos. Una agitación dañina no es la ruta para aprender y corregir, no se requiere más rabia, envidia o antipatías personales. No más de esos odios históricos, se necesita un cambio, si no corregimos Colombia jamás cambiará.
Bienvenida, aunque criticada, esta fallida reforma tributaria, porque gracias a ella despertó el ánimo de los colombianos para no abandonar el sueño de ver el país de manera diferente. Este es un gran paso, para mirar otros sectores sin control como hoy se hace con la parte tributaria, que no lo es todo, pero si es un paso para examinar con lupa esos enormes vacíos que hay que corregir.
Ante la negativa de años del Congreso de efectuar los ajustes básicos, es importante conocer a los que aspiran ser elegidos, discutir su visión de la crisis, pues mientras no difundan nada, de seguro irán es a repetir lo mismo de los que están: nada; solo pensando en lucrarse, vivir bien y torturar a los más pobres de la misma forma como lo están haciendo otros, vulnerando aún más esa confianza que el pueblo les dio.
Apropiarse del triunfo del pueblo
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