SALARIO, PRECIO Y GANANCIA.
Los dirigentes de las centrales obreras están de plácemes con los acuerdos realizados con el gobierno y los representantes de los gremios empresariales, particularmente en torno al denominado incremento del salario mínimo, que en nada contribuirá a mejorar el nivel de vida de los trabajadores asalariados.
Entre tanto algunos políticos y economistas liberales han salido a ponderar los acuerdos de marras en el entendido de que con el incremento salarial los trabajadores recuperarán su capacidad de compra, lo cual no deja de ser más que una ficción en la medida en que el nuevo salario mínimo continúa estando muy por debajo del valor real de la fuerza de trabajo, determinada por el valor de los medios de subsistencia del trabajador y su familia, tasados en una suma que sobrepasa significativamente el valor del salario aprobado para el 2012 equivalente a quinientos sesenta y seis pesos mensuales.
El hecho real es que el incremento del salario mínimo no pasó de un poco más de dos puntos porcentuales, en tanto que el ajuste salarial al índice de inflación fue de aproximadamente 3.5% para un total de 5.8%
La diferencia entre el salario actual de quinientos treinta y cinco mil cien pesos mensuales y el aprobado de quinientos sesenta y seis mil setecientos pesos es de $31.100 pesos mensuales, que para el caso no representa un aumento significativo del salario mínimo para los trabajadores.
No sobra agregar que el incremento del salario mínimo se diluye en medio del aumento creciente de los precios de los bienes y servicios esenciales, lo cual le da un carácter irrisorio al incremento salarial.
Así las cosas, está claro que el precio que se paga por la venta de la fuerza de trabajo a los dueños del capital es pírrico, no obstante que aquella constituye la base de la creación de la riqueza social y de las propias ganancias de empresarios, comerciantes y banqueros.
Con dicho acuerdo se formalizó una vez más la política neoliberal del gobierno del presidente Santos que durante el período del presidente Uribe le arrebató a los trabajadores buena parte de sus ingresos para entregárselos a los empresarios, al tiempo que se incrementó la explotación del trabajo de cientos de miles de trabajadores que pasaron a la informalidad y al desempleo.
En este momento es necesario reivindicar el derecho constitucional al trabajo digno y estable en contra de la pretensión de reducir el salario y las pensiones y el derecho a gozar de una remuneración proporcional a la cantidad y calidad del trabajo además de las garantías económicas y sociales conquistadas con la lucha social y política por los trabajadores.
Cali, Diciembre 21 de 2011
LUZ BETTY JIMENEZ DE BORRERO PABLO A. BORRERO V.
VEEDORES CIUDADANOS
VEEDURIA CIUDADANA POR LA DEMOCRACIA Y LA CONVIVENCIA SOCIAL
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