domingo, 21 de junio de 2015

El marco fiscal de mediano plazo

ELESPECTADOR.COM,  SALOMÓN KALMANOVITZ 21 JUN 2015


Salomón Kalmanovitz









En aras de la transparencia de la gestión económica del gobierno, el Ministerio de Hacienda debe elaborar un informe sobre la macroeconomía, las condiciones internacionales que la rodean, analizar el balance fiscal del año anterior a la vigencia y hacer proyecciones decenales.
Los supuestos en que se basa en el análisis son bastante optimistas: el precio del petróleo se recuperará de 2016, así que podremos disfrutar de nuevo de la renta petrolera que se nos esfumó este año. Además, creen que la producción de crudo aumentará hacia el futuro, a pesar de que la inversión se redujo por la perspectiva negativa del negocio y hace ratos que no hay nuevos hallazgos. El mercado petrolero luce saturado por factores tecnológicos y de economía política, algo que se revertirá sólo con un cambio notable del mapa político de Oriente Medio.
 
El problema de fondo de la sociedad colombiana es que el Estado no toca el excedente económico o más simplemente, los ricos tributan poco. Este gobierno sigue fiel a ese principio porque el tamaño del recaudo de impuestos es del 16.7% del PIB en 2014, pero proyecta reducirse sistemáticamente al 15.6% hacia 2019, explicado por la reducción del impuesto al capital de 1.8% del PIB en 2015 al 0.9% de 2016 en adelante. Entre tanto,  el gasto sigue la misma senda descendente, pero es siempre superior a lo que se recauda por impuestos. Se supone que la renta petrolera puede seguir financiando parte de la diferencia. 
 
Las rentas exentas de empresas y personas declarantes durante 2014 fueron de $47.7 billones (6.5% del PIB), mientras que el costo fiscal (lo que hubieran pagado de no existir los beneficios especiales) se calculó en $6.7 billones, donde siguen pesando las concesiones hechas por las administraciones Uribe a las empresas por adquisición de activos fijos y zonas francas, como la de Mosquera. El monto dejado de pagar creció más del 12% frente a 2013, a pesar de que el gobierno intentó restringir el alcance de estos regalos tributarios. 
 
Otro problema grave de la economía colombiana es su déficit externo: en lo que va de 2015 tenemos un déficit comercial de –US$4.050 millones, el más elevado en toda la historia de Colombia, con lo cual el faltante en la cuenta corriente se proyecta en -6.5% del PIB para 2015. El Marco Fiscal le resta un punto a este déficit no se entiende de dónde, presumimos resultado de la devaluación del peso. Se concibe que podremos recurrir siempre al endeudamiento interno ($30.6 billones) y externo ($12.6 billones) en 2015 y de allí en adelante, algo que no es tan seguro.
 
Lo que no se proyecta es la normalización de la política monetaria norteamericana que elevará la tasa de interés en ese país y con ello también la tasa de interés que deberá pagar internamente el Gobierno por sus títulos, lo que también augura una mayor devaluación del peso. Algo que puede volverse una pesadilla para nosotros es una moratoria de la deuda de Grecia, lo que puede dar lugar a una corrida de capital como la de 1998 y la que se repitió con menor fuerza en 2008.
 
El documento no concibe una Colombia en paz, en la que se negocien las necesidades de la población y de las regiones y se atiendan mediante el fortalecimiento del Estado.  Este requiere de un recaudo tributario mucho mayor y progresivo al que proyecta alegremente la administración Santos para el futuro.
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