Es fundamental renovar los esfuerzos en este 2015 para lograr transformaciones sociales profundas y focalizadas, que aborden de forma más integral y crítica la complejidad de las carencias actuales.
Las predicciones coinciden en que el 2015 va a ser un año bastante austero, sin mayores perspectivas de un mayor crecimiento económico. Ojalá que esta coyuntura permita al menos replantear la efectividad de la agenda social, priorizar la necesidad de combatir de forma más radical y efectiva la corrupción que carcome una parte importante de los recursos disponibles e incluso replantear nuevos esquemas de gobernabilidad ante las múltiples incapacidades institucionales. Esta renovación de enfoque y de acciones se hace más apremiante en un primer año de gobierno, en el cual se plantea un escenario de reconciliación.
Si bien este es un país que vive y avanza a pesar de todas las complejidades que lo aquejan, ojalá que el 2015 fuera el año de las transformaciones sociales profundas, y ello permita que se trasciendan los anuncios de cifras de provisión de servicios parciales, subsidios o las inversiones históricas, en muchas ocasiones sin esquemas de articulación y ejecución eficiente. Un 2015 para generar los puentes que permitan en realidad incidir en la inclusión efectiva de los grupos excluidos, la reducción de las desigualdades bastante focalizadas regionalmente, como lo evidencia el reciente estudio del CER del Banco de la República, y generar una movilidad social dinámica.
Frente a las perspectivas del aumento de complejidad de los actuales desafíos sociales, económicos y políticos en un escenario de paz que conlleva la reinserción de entre 10.000 y 15.000 colombianos, se requiere plantearse, no solo desde el Estado, sino desde la sociedad civil, la renovación de enfoques y respuestas ante la posibilidad de nuevas realidades que, si bien inicialmente pueden generar esperanza, sin duda no son sencillas de afrontar. Solo hoy, la gravedad de un sistema judicial que estuvo paralizado por meses, como bien lo decía Martin Luther King Jr.: “... la verdadera paz no es solo la ausencia de conflicto, sino la presencia de justicia”. ¿Entonces?
La bomba social de las cárceles es una de las mayores inconsistencias de una sociedad que habla de reinserción; la realidad contundente de que las zonas más críticas para la paz y la desmovilización sigan coincidiendo con el mapa de la pobreza cuestiona una agenda interna de paz que es sectorial y territorial.
Así, el “post” del conflicto se relativiza. Es decir, cómo se ve la desmovilización en el Chocó cuando esos otros chocoanos que hacen parte de la guerrilla busquen un espacio de reintegración social, que ni siquiera tienen la mayoría de sus familias y en muchos casos los motivaron a hacer parte de estas estructuras ilegales. ¿A qué van a tener acceso que sea justo, comparado con el ciudadano chocoano promedio, que no ha estado involucrado en el conflicto armado? ¿Cuál es la oportunidad de inserción social real y sostenible a mediano plazo para la mayoría de pobladores locales y los excombatientes financiados por economías ilegales?
Estas preguntas, que ya muchas organizaciones locales se están planteando, vale la pena responderlas. Si bien algo hemos hecho, no para seguir con la descalificación radical que nos caracteriza, según la cual lo hicimos todo o no hicimos nada, pues, con humildad ante la complejidad de lo que somos, es fundamental renovar los esfuerzos en este 2015 para lograr no solo anuncios o actividades aisladas, sino transformaciones sociales profundas y focalizadas que aborden de forma más integral y crítica la complejidad de las carencias actuales y los fenómenos que se vislumbran. Por ejemplo, repensar otros esquemas de economía social ante las alternativas urgentes que se requieren en estos territorios de generación de ingresos y empleo legal..., un tema para otra columna.
Paula Moreno Zapata
Presidenta de la Corporación Manos Visibles
Presidenta de la Corporación Manos Visibles
No hay comentarios:
Publicar un comentario